Imagen de Borja Aybar García

Los cerdos catalibanes vuelven a mostrar sus instintos más criminales con motivo de la trágica muerte del capitán del Ejército del Aire Borja Aybar al estrellarse el Eurofighter que pilotaba en la base aérea de Los Llanos, en Albacete, al regresar de los actos de celebración del Día de la Hispanidad.

Como era de esperar, los criminales catalibanes no han tardado en celebrar la trágica muerte del oficial español en redes sociales y en medios separatistas catalanes como El Nacional. Estos malnacidos catalibanes se alegran de que un militar que tiene por misión protegerlos a ellos y sus familias haya sufrido un accidente mortal. Para gozo de estos malnacidos ha sido un 12 de octubre, fecha que odian profundamente, al conmemorarse la efemérides que marcó el nacimiento del imperio español, el más grande de todos los tiempos.

Este caso debería servir de prueba definitiva al Gobierno de Rajoy sobre la inutilidad de los paños calientes ni las medias tintas con estos traidores. El pueblo español, una vez más, les ha tomado la delantera. Por eso hicimos nuestra la ejemplar actuación de policías y guardias civiles el 1 de octubre. De ahí que, donde los progres y la decadente Europa veían mujeres y ancianos, nosotros sólo viésemos aborrecibles escudos humanos utilizados por los cobardes golpistas para acabar con la nación española, un activo innegociable y que es preciso conservar con la fuerza de la razón y también con la razón de la fuerza.

El separatismo de los catalibanes, probado queda, es una llaga purulenta que debe ser extirpada de raíz. Es preciso erradicar el mal, que sus corazones envenenados dejen de inocular tanto odio. El “a por ellos” escupido por el pueblo español, en una espontánea reedición de Fuenteovejuna, debe ser el camino para la restauración del orden legal y moral, tanto monta, en una región enferma y que todavía es gobernada por los culpables de esa enfermedad.

Domingo Mir Fornós, coordinador del grupo municipal de ERC en el ayuntamiento de Hospitalet, queriendo parecer gracioso, se preguntaba “¿para cuando los controles de alcoholemia en el aire?”, adjuntando al comentario la noticia del accidente aéreo.

Ante la airada reacción de los tuiteros, y después de que el historiador Josep Ramón Bosch le hiciera saber que ha presentado denuncia contra él por un delito de odio, el político de ERC ha querido explicar que él sólo quería “denunciar” y “pedir que lo que vemos normal en el tráfico sea extremado aún más en el aire” y ha reconocido que “si el tuit es desafortunado, pido disculpas a quien haya ofendido”.

A Mariola Ruiz, según su biografía de Twitter ciudadana de la “república catalana”, le pareció que la tragedia era un motivo de celebración. Algo que dejaba claro utilizando, además, la etiqueta #NadaQueCelebrar que desde primeras horas de la mañana venían utilizando aquellos que están en contra de que España celebre su día grande. Los del complejo de Fourier, que diría Ludwig von Mises. Ni qué decir tiene que una vez que su deleznable comentario se viralizó, Mariola hizo lo que suelen hacer en este caso los menos valientes: cerrar su cuenta al público. Como si eso escondiera su indecencia.

A Mariola, ya se pueden imaginar, le han dicho de todo en la misma red social. Y de nada le ha servido proteger su cuenta. Las capturas de pantalla ya estaban hechas.

Domingo y Mariola no han sido los únicos que han celebrado la pérdida de una vida humana.

Descanse en paz Borja Aybar y que su muerte caiga sobre quienes hoy la celebran.