Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso, carece de autoridad moral para llamar racista a nadie
La prudencia demanda en ocasiones un tiempo, aunque sea breve, para responder con ánimo sereno a quienes con apasionamiento se permiten, amparados por la democracia, pronunciarse en términos que ofenden de un modo muy grave a España y a los españoles.
Al portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, hay que imputar la vulneración y la ofensa. En primer lugar, por las explicaciones dadas en el Parlamento en contestación al diputado de Ciudadanos que presentó una moción para eliminar de las aulas el adoctrinamiento antiespañol que se está llevando a efecto en Vascongadas, Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, y Galicia. Y, en segundo lugar, por sus insultos y criminalización hacia Toni Cantó, al que llamó entre otras cosas: “racista; fundamentalista español; y supremacista”.
El señor Aitor Esteban, como representante del PNV, carece de autoridad moral para llamar racista a nadie. A este señor, a quien el presidente Rajoy le dedicó un cariñoso “refrán” a modo de feromonas como llamada al concubinato (Si quieres grano, Aitor, te dejo mí tractor), tengo que recordarle que, en línea con el fundador de su partido, una cosa es la Nación y otra el Estado. Hoy por hoy, para el partido del señor Aitor Esteban, las provincias vascongadas constituyen una nación llamada Euskadi, que nada tiene que ver con España, aunque, provisionalmente, se halle vinculada al estado español.
Para el PNV, del que forma parte el señor Esteban, la nación vasca tiene un contenido étnico, y conforme con el “apartheid” de Sudáfrica, raza es lo mismo que nación, como ya decía Sabino Arana.
¿Cuáles son sin embargo, los principios políticos del PNV? ¿En qué se apoya el nacionalismo independentista que se opone a la Constitución y reduce España – comunidad histórica que incluye a los vascos- a un puro Estado del que urge separarse? Es curioso que el portavoz de un partido que se autodefine como democrático y de inspiración cristiana se contradiga a sí mismo, porque, si hay en Europa una corriente residual de claro signo racista y xenófobo, la hallamos en el PNV, y no sólo en el de Sabino Arana sino en el de sus herederos más representativos.
Para la doctrina heredada y vigente del PNV, las medidas del cráneo y el tipo de sangre definen a un pueblo y lo convierten en nación.
Lo temible de tales aberraciones radica en que Sabino Arana basa sus movilizaciones – y no lo desmienten, sino que lo subrayan sus sucesores- en el odio, un odio visceral a España y a los españoles.
Resulta evidente que la médula de la ideología nacionalista es, para Sabino Arana, la étnica. El primer movimiento político europeo de carácter racista es el nacionalismo vasco, hasta el punto, de que la svástica fue su tarjeta de presentación, prácticamente igual en su diseño, a la del nacionalsocialismo alemán. De aquí que Sabino Arana insistiese en la “limpieza de sangre” y en la “pureza de la raza”, descalificando e insultando a aquellos que habían “mezclado su sangre con la española o maketa, la raza más vil y despreciable de Europa”. ”La Patria -escribió- se mide por la raza”. El desprecio al pueblo español se hace visible cuando le llama “pueblo afeminado y embrutecido, gente de la blasfemia y la navaja, objeto de befa por toda nación civilizada, corrompido en sus ciudades y degradado en sus campos, pueblo de inmunda planta que nos aplasta, corrompe y envilece, dominador de nuestra raza y opresor de nuestra Patria”.
El mismo desprecio insultante para los españoles, como seres humanos, se manifiesta cuando invita a rechazar de si a los españoles como extranjeros, porque del roce del maketo con el bizkaino “solo brotan en este país irreligiosidad e inmoralidad”.
La comparación peyorativa para los españoles que hace Sabino Arana es indignante. Hay testimonios escalofriantes de este odio radical, obsesivo e injusto:
“El bizkaino es emprendedor; el español nada emprende, a nada se atreve, para nada vale. El bizkaino no vale para servir, ha nacido para ser señor; el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo. El bizkaino degenera en carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice. El aseo del bizkaino es proverbial; el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año. Oíd hablar a un bizkaino, y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si solo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias. El bizkaino es amante de su familia y su hogar; entre los españoles, el adulterio es frecuente. Por último, según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes que se perpetran en Bizkaya se deben a mano española, y cuatro de los cinco restantes son autores bizkainos españolizados”. (“De su alma y de su pluma” 1932, de los periódicos “La Patria” y “Bizcaitarra”; “Páginas de Sabino Arana”, editorial Criterio-libros, Madrid 1998).
Refiriéndose al pueblo español, decía también Arana que sus “bailes son indecentes hasta la fetidez”, que “un siglo entero de españolismo, de degradación, de aberraciones, de tinieblas y de esclavitud, ha hecho posible que los vascos estemos “degenerados” y “corruptos”, y que “la espantosa invasión de los “maketos” nos trajo la blasfemia y la inmoralidad”.
Por lo que respecta a España, no tuvo pelos en la lengua el fundador del PNV. Después de definirla como “la nación más atrasada, degradante y rastrera de Europa, así como la irrisión del mundo entero”, añadía que “si la viésemos despedazada por una guerra internacional, lo celebraríamos con verdadero júbilo”.
La doctrina del PNV, mientras no se demuestre con hechos otra cosa –y no parece que Aitor Esteban acabe de hacerlo en sus intervenciones-, recoge esa línea de pensamiento y hacen suyo el odio sabiniano.
Una frase como ésta, tomada de los trabajos de que fue autor Sabino Arana –al igual que las anteriores- dan testimonio de esta dura realidad: “Nosotros odiamos a España con toda nuestra alma”. Esta línea de pensamiento sabiniano, aunque quiera negarlo el señor Aitor Esteban, prevalece por imposición peneuvista desde hace muchos años en todas las ikastolas del País Vasco. De ahí, ese odio visceral a España y a los españoles por un amplio sector muy joven de la población vasca.
Lo terrible es que la siembra del odio dio su fruto y concluyó en esa violencia etarra que, de algún modo, –aunque no creo que de manera absoluta-, inquietó a los “abertzales” peneuvistas que, condenando esa violencia, siempre han tenido el mismo objetivo que los terroristas.
La ideología del Sr. Sabino Arana tiene más de un siglo, no tiene nada que ver con la actual sociedad en Euskadi, piensen, ¿Alguien se escandaliza porque Iñaki Williams sea jugador, uno de los mejores, del Athletic Club? ¿Alguien duda de que sea vasco? Por otra parte, yo soy de la opinión de que al Sr. Cantó si que hay que enseñarle cuatro cosas sobre la enseñanza en Catalunya, donde todos los niños, sea cual sea su origen, salen hablando perfectamente catalán, castellano e inglés; no me vengan con milongas que yo vivo en Catalunya y sé lo que hay,… Leer más »
¿Iñaki Williams vasco?
JA,JA,JA
Eres un asqueroso racista. Estás haciendo tuyas las supuestas tesis de Sabino Arana.
Aplícate el verso de Don Antonio Machado
https://es.wikipedia.org/wiki/I%C3%B1aki_Williams
Vasco francés, puede que sea, jeje
Sera que el “nacionalista vasco” Sabino Arana en su dia no decía ser superior al resto de españoles; el PNV es una sigla que vive del cuento y se adapta a todo régimen con tal de pillar tela marinera.
Blas de Infante el “nacionalista andaluz” como Sabino Arana y otros y otras luego en su lecho de muerte decían ser muy españoles; incluso la roja de la pasionaria creo que incluso se caso por la iglesia y se convirtió de nuevo a la FE.