Independencia por entregas
Si lo que estamos viendo ocurriese en la Libertonia marxista o hubiese un “cara de plata” en el proscenio valleinclanesco, al fondo a la derecha, pues aún, pero que a la Parrala le guste el vino, el aguardiente y el marrasquino empieza a tener sentido en la política española de alicorto alcance, que es lo que tenemos contratado. Poca potencia y, además, baja intensidad. Que si sí, que si no, que si todo lo contrario, que si la Parrala sí, que si la Parrala no. Eso es lo que tenemos, aunque sea por burofax, que manda pelotas. De vergüenza ajena, cuando menos. Triste y grotesco para los que tenemos el orgullo de ser españoles, juramos bandera y seguimos comprometidos, pagando impuestos como gallinas de huevos tornasolados, para hacer unas risas. No me identifico ni con los separatistas -tipo Rufián o Tardá- a los que no reconozco españoles y en eso les doy la razón, ni a la señora Rahola que tiene un problema higiénico de olor a pescado que nos quiere trasladar de soslayo, ni con los ¿defensores? de la Constitución ni de España. No es mi idea así de registral e hipotecaria.
Al amigo hasta el culo, incluidas prebendas del Canal, el enemigo que se tome lo que quiera que tiene barra libre y al resto de la gente –a los gilipollas de siempre- la legislación vigente, que esa sí que la aplican que se matan y sin preguntarnos aclaraciones y a toda prisa, porque es cazar conejos en corral y para eso sirve cualquiera. Pero eso se avisa previamente en los actos y propaganda electoral para que tomemos nota en las generales. ¡Cuando el absentismo pase del 50%, que pasará, se pierde la legitimidad de lo que se vote, aunque no conste en acta ni les guste a los del fraude político y eso debe constar en la reforma constitucional que debe recoger el quorum de validación mínimo, aunque les incomode, como forma de libertad de expresión! El pasteleo del PP con el PSOE y Cs que lo tenga en cuenta y no se hagan los sordos porque si no, lo que acuerden a puerta cerrada no pasará el refrendo del pueblo soberano. ¡Que no es sober-asno, ni sober-ano!
¿Quién no sintió viva preocupación cuando comenzó a despuntar lo previsible? Era sencillamente lo que se anunciaba desde cualquier cafetín o tertulia –me refiero a tertulias de pueblo, a trastiendas y a reboticas sin graduación de la España de siempre- habiendo observado durante años cómo políticos que ahora se muestran intransigentes y pajarones encampanados, levantando el dedo a lo Moisés, se bajaban las braguitas –si, las braguitas, sr. Aznar- ante enanos feos –véanse Ibarreche y el Boquica- los que tenían que velar por España y haberse plantado –tipo siete y medio- con las estúpidas e imprudentes cesiones de competencias estratégicas y que cobraban por ello –y bien que lo hacían- y encima disfrutaban como niños sin descagazar –véase Rodriguez Zapatero- jugando a estadistas y dando volantazos a los mandos de un país serio y con acervo a sus espaldas como es el nuestro, gracias a la Trastámara, a los Austrias, a Franco y algunos más. Nos han amargado septiembre, se suma octubre y vete a saber si noviembre y la Navidad sin saber si son o no podencos los galgos estos. Y los estúpidos de nosotros nos creíamos en buenas manos… para darnos con la palmeta en el culo hasta sangrar.
Y es que esto es una partida de tunantes, ineptos y cagadicos a dos bandas, que huelen a tongo que se matan. Los unos que no terminan de hacérselo encima y los otros que se la buscan y no se la encuentran y van de juristas procesales. Y esta vez han metido en el baile, en vanguardia donde antes iban las fuerzas de choque y los tercios de Flandes, al poder judicial, que no solía ser para estos menesteres de infantería de marina y que estaba acostumbrado a liquidar cuentas y flecos a toro pasado y según venía al pelo. Se echa de menos la competencia del código de justicia militar cuando se trata de una materia –la integridad territorial, soberanía, independencia de España y el ordenamiento constitucional- confiada a los militares por nuestra Constitución (artº8 ), que debe estar avergonzada de quienes la administran y la cubican. ¿Qué pasa con el Código Penal se pregunta el común? ¿Qué tienen que hacer estos mentecatos cobardes y rezongones que se ciscan en sagrado, para comparecer esposados de una puta vez y dormir a la sombra hasta el 2040? No se nos ocurre nada porque les preguntarían de nuevo ¿Ha dicho que se lo hace usted en mi madre o en mi padre, honorable? Precise. Es lo que pensamos.
¿Hasta cuándo vamos a ver ir y venir vestido de lagarterana, al chuleras y con peineta al Trapacero éste, del demonio? El macarrilla que va de licenciado en derecho con pistola al cinto y nadie le desarma de una vez. ¿Qué les tiembla a los fiscales? ¿Han cogido vicio con actuar en corral? ¿Han perdido las gafas de lejos o las de ver? ¿No hay nadie con dos dedos de frente y con lo que hay que tener donde se tiene habitualmente? ¿Importamos tan poco los contribuyentes-votantes? ¿Vamos a tener que salir a la plaza a matar al toro? ¡Ay del que escandalizare!
Es propio de la ópera bufa, del sainete y de las charlotadas esta independencia por entregas y epistolar –ahora usan el burofax y se olvidan del tan-tan, eso es en lo que hemos progresado- y esta defensa de la patria española, de patio de colegio de maristas.
¿Será esto una independencia registral, hipotecaria, notarial, homosexual o asexuada en el mejor de los casos, o según san Mateo y no nos hemos pispado? ¿Esto es Europa? ¿Nos hemos equivocado de ascensor o de planta? De cualquier manera, tiene la pinta de ser por entregas o episodios, a lo Fu-Man-Chú y eso no es serio.
Han conseguido aburrirnos, al menos a mí, que me pasé un par de noches esperando a John Wayne y al séptimo de caballería y algo decisivo, brillante, patriótico y ahora apago la tele o la radio cuando anuncian otra reculada, porque suena a señorita Pepis de Campo Grande todo lo más.
Lo único, la manifestación de Barcelona por la Layetana que parecía decisivo, pero no, los ciudadanos españoles ni interesamos ni se nos tiene en cuanta sino para ir a escote. Es puto derecho procesal, más civil que penal y se parece demasiado a la guerra de Gila. Señores fiscales y jueces, una duda, ¿Qué es un flagrante delito? Nos lo preguntamos cuarenta y tantos millones de españoles. Ya podían hacer un esfuerzo y explicárnoslo sus señorías.
De pena, oye.
Esto, es la dictadura del voto. Voto comprado, voto estafado y voto adoctrinado, por supuesto. Es como el IVA de La Trinca: Se le sube, se le baja, se le quita, se le pone, se le añade, se le corta, se calcula, se comprueba y el montante resultante, es lo que tienes que pagar. Y ¡que casualidad! hay un parámetro que es inamovible: siempre pagamos quienes trabajamos, y siempre cobran los vagos, los inútiles, los traidores y los mercenarios (nacionales o de importación) Da igual si gobiernan los de derechas, centro o izquierdas. Con la agravante de que, quienes cobran… Leer más »
genial.