Nacido en Tarrós (Barcelona) en 1882, en el seno de una familia rural de buena posición de Lérida, que le mandó a estudiar al prestigioso Liceo Polyglota. Abogado licenciado en 1903 por la Universidad de Barcelona -si bien el título lo obtuvo en 1916- ejerció como laboralista y defensor en pleno pistolerismo entre empresarios y anarquistas.

Era catalanista, anticlerical y separatista, líder de Esquerra Republicana de Cataluña y ya fue detenido en 1909 con motivo de la semana trágica. Fue quién proclamó la República en Barcelona en abril del 31 desde la Generalidad y nombrado por Maciá gobernador civil de Barcelona.

En el 32 se redacta el primer Estatuto de Cataluña. Llegó a ministro de Marina de España entre julio y septiembre del 1933 con el gobierno de Azaña y bajo la presidencia de la República de Alcalá Zamora. Presidente de la Generalidad de Cataluña desde 1934 al 1939, a la muerte de Maciá (L’Avi), en diciembre del 33.

Companys en el juicio de Montjuic.

En octubre del 34 –se han cumplido 83 años de aquello tan descabellado, incluso para aquella República bolchevizada- el día 6 le cabe a este hombre la dudosa gloria de proclamar la independencia de Cataluña, el Estat Catalá, dentro de la República federal española.

Interviene el general de división Batet, Domingo -no Maritxel- y el día 7, el siguiente, tras cañonear la Generalidad durante cinco horas, se rinden los mozos mandados por el coronel Escofet y el autopresidente es encarcelado en el buque Uruguay hasta el 7 de enero del 35. El balance de este día y la batalla de la plaza de san Jaime, cuesta 96 muertos y 362 heridos. El ensayo revolucionario de Asturias en octubre del 34 había dejado cerca de mil muertos.

Huido a Francia al fin de la guerra de los 986 días, fue capturado por la Gestapo y entregado a las autoridades españolas. Sometido a consejo de guerra en virtud de sus responsabilidades, es condenado a muerte y fusilado en 1940, con 58 años. ¿Ejecución injusta? Estas cosas tan graves -96 muertos en un solo día- tienen sus responsables y se pagan en todas partes del mundo. De ahí lo de que los experimentos deban hacerse con gaseosa, agua de Vichy o del Carmen, preferentemente.

La izquierda y los separatistas le han hecho un mártir político, cuando esos mismos separatistas y políticos coetáneos le tachaban de voluble, caprichoso, inseguro, intrigante, poco escrupuloso, envidioso, con ínfulas de grandeza, miedos, agobios y manía persecutoria…