La salud mental de los catalanes
Xavier Rius*.- Empecé a intuir que alguna cosa no funcionaba en la azotea de los catalanes -al menos de los partidarios del proceso- tras los atentados en las Ramblas y de Cambrils. Aquel día, en el especial de TV3 que emitían por la noche, sacaron una chica tapada de arriba a abajo para denunciar la islamofobia. A esa hora el DAESH ya había reivindicado el ataque. Eran, sin duda, atentados islamistas.
Aprovechar luego la manifestación por las víctimas para abuchear a las autoridades -españolas, por supuesto- ya me pareció de una enorme bajeza moral. Los de la ANC, que organizaron el cotarro, debieron tener hasta remordimientos de conciencia. En la manifestación de la Diada pidieron un minuto de silencio y no se oyó ni una mosca.
Entre otros episodios destacables hubo también aquel exdirigente de ERC que apareció con un cartel acusando al Rey de traficar con armas. Como si los terroristas de Ripoll -la cuna de Catalunya, por cierto- hubieran comprado kalashnikov a Arabia Saudita. No: les bastó alquilar una furgoneta. En teoría eran un modelo de integración.
La reacción del Govern legítimo después de quedarnos sin la Agencia Europa del Medicamento no ha hecho más que confirmar estas sospechas. Pugidemont se ha apresurado a culpar a la “violencia” del Estado. Comín a “las porras del 1-0”. Como Junqueras que, tras la marcha de 2.000 empresas, dijo que la culpa era de la Policía. Pero que tranquilos: todavía quedan 260.000.
Sin olvidar al eurodiputado Ramon Tremosa -el único que le queda al PDECAT- que lo ha atribuido a la falta de influencia diplomática de España. Y eso que su amigo Raül Romeva, lamentablemente ahora en la cárcel, no consiguió nada para la causa cuando iba por ahí con una tarjeta que decía “minister of Foreign Affairs”. Tremosa es aquel que, el día del referéndum, confundió en twitter una manifestación en Barcelona con un a manifestación en Chile. Creo que no ha rectificado todavía. Ya ven, luego se quejan de las fake news.
Vamos a ver: la UE no nos ha concedido la EMA -en sus siglas en inglés- por la incertidumbre política. ¿Si se han ido del Reino Unido por un referéndum cómo van a ir a otro país que amenaza con hacer otro? Las cosas como son. ¿Y si tienen que pagar dos mudanzas en poco tiempo?. Es de cajón.
Sin menospreciar otros factores como el espectáculo: ¿Cómo nos van a dar la Agencia si tenemos un expresidente de la Generalitat y cuatro consejeros con una orden internacional de detención? Para acabar de arreglar las cosas, Puigdemont -desde su “exilio” en Bruselas, según TV3- no se le ocurre otra cosas que disparar a diestro y siniestro contra la propia Unión Europea. Se aburre. Debe ser para pasar el tiempo.
Hace apenas tres días se metía con el presidente de la Comisión: “Does @JunckerEU have any regard for European citizens votes and opinion?”. Al menos no le llamó facha. Sin olvidar el acto con los alcaldes del pasado día 8 cuando manifestó ante los congregados: “Señor Juncker, señor Tajani, ¿por qué no han reaccionado contra los abusos de una democracia fallida?”. Puigdemont se cree, a sus 54 años, que todavía es militante de la JNC.
Si alguien quiere saber la imagen que tenemos ahora los catalanes en Europa -lástima que no sean sólo los procesistas- sólo hace falta recuperar la entrevista que publicaba El País el domingo al citado Jean Claude Juncker. El periodista, nacido en Reus para más señas, le preguntaba si nos hemos convertido en un “dolor de cabeza” para la Unión Europea.
Y Juncker contestaba: “Cataluña es una gran, una enorme preocupación. No me gusta la situación que ha provocado: es un desastre. En muchos sentidos. Ha enrarecido la atmósfera política, ha generado una fractura interna en la sociedad española, y en la catalana: crea problemas dentro de las familias, entre los amigos. Es triste. Esto nunca debería haber pasado”.
Pero si, en la defensa de las opciones de Barcelona, ni tan siquiera han comparecido juntos el Estado, la Generalitat y el Ayuntamiento. Están todos a la greña. El consejero de Salud permanece fugado. Como su president. Mientras que Colau, en plena precampaña, prefirió mandar a Pisarello. No sé si para ahorrarse la foto con una ministra del PP -catalana, para más inri- o evitar la imagen de la derrota.
Lo mejor de todo ha sido nuevamente la reacción del soberanismo. Como tras el proceso: nosotros no tenemos la culpa de nada. En El Punt-Avui han titulado a toda página: “El Estado deja escapar la Agencia del Medicamento”. Y en TV3 están desde ayer restando importancia al naufragio.
Esta mañana, la presentadora de Els Matins, Lídia Heredia, la preguntaba al corresponsal en Bruselas, Xavi Coral: “ha ganado Amsterdam ¿se sabe porqué?. Y éste contestaba que “objetivamente es imposible saberlo”, “pueden influir muchos factores” o “cada uno vota lo que quiere”. Como si fuera Eurovisión.
Coral es aquel que había presentado -después de ocho años al frente de un Telenotícies- programas de neutralidad exquisita como el Divendres o el .Cat. Hasta el CAC dio un toque a este espacio -en esta ocasión presentado por Ariadna Oltra- porque sólo habían invitado a soberanistas. La otra mitad de Catalunya se la dejaron en el baúl de los recuerdos. Supongo que en agradecimiento a los servicios prestados lo mandaron después a Bruselas. Debe ser una de las plazas más codiciadas en TV3 junto con Washington.
A continuación han hecho una conexión con la Torre Agabar para darse ánimos: “hay que coninuar trabajando”, “no es ningún drama”, decían los entrevistados. Con los que no han hablado son con los propietarios del edificio. Deben estar que trinan: Colau ya no les dejó hacer un hotel. TV3 restando importancia al disgusto. A veces actúa como anestesia.
Hasta han dicho que el problema es que dos de los promotores de la candidatura -Toni Comín y Jaume Collboni- ya no están. Por supuesto han obviado los problemas judiciales del primero. Sin mencinoar la tertulia siguiente: Carod; el sobrino de Trias y alto cargo de la Generalitat, Jordi Cabré; un socialista soberanista, Jordi Mercader; y una rebotada con el PP, Montserrat Nebrera. Todo muy ecuánime.
Ya lo dije en su momento: fue un error no intervenir la CCMA. Lo que hacen no es libertad de información ni de expresión, es propaganda política. Ahora ya no es un error sino una necesidad urgente para garantizar la salud mental de los catalanes. Hay que hacer limpieza a fondo. Abrir TV3 en canal. Por el bien de Catalunya e incluso del soberanismo. Así no se puede seguir.
Pero que no sufran los trabajadores. Hay que empezar por la cúspide: el equipo directivo, el star system, los presentadores. Los que han puesto su imagen pública al servicio del proceso durante estos cinco interminables años. No los técnicos ni los cámaras ni los periodistas de a pie. Estos pueden estar tranquilos.
*Director de e-noticies
” …….por el bien de Cataluña e incluso del soberanismo ”
Este pollo autor del artículo no es más que un sepaRata que va de sensato para, mediáticamente hablando, darle una vuelta de calcetín al proceso separatista dándole una pátina de supuesta racionalidad para captar más adeptos entre esos indecisos a los que seguramente horrorice la catadura mental y moral de un sepaRata medio.
Si no se controla la máquina de propaganda sectaria y lavado de cerebro de los golpistas (principalmente TV-3% y RAC1 “radio mil colinas”) mal vamos para las elecciones del 21-D. Y para lo que va a venir después.
Totalmente de acuerdo con usted.
Desde los 3 años, cuando entran en la guardería o preescolar, hasta la mayoría de edad, reciben una “educación” sectaria, EN LA QUE SE LES ENSEÑA A ODIAR A ESPAÑA.
¡Y luego el bombardeo publicitario de esas televisiones y radios, QUE DEBERÍAN SER CLAUSURADAS, O POR LO MENOS NO SUBVENCIONADAS CON DINERO PÚBLICO!