Los Mossos iban a ser un cuerpo militar para entrar en la ONU
Una de las alternativas que contemplaban los ideólogos de la «República Catalana» era convertir a los Mossos d’Esquadra en el ejército del nuevo estado, de modo que asumiera «funciones de seguridad externa y/o defensa», así como participar en misiones internacionales de paz en el seno de la ONU. Previamente, se contemplaba la unificación con las policías locales, según cuenta la Razón.
Para ello, según documentos aportados por la Unidad de Policía Judicial de Cataluña de la Guardia Civil a la Justicia, habría que proceder a una «militarización parcial de algunas unidades y efectivos de los Mossos». Cabe recordar, que los ministerios de Interior y Defensa denegaron en su día la autorización para que la Generalitat comprara decenas de armas de guerra.
Otra de las posibilidades era la de «crear una Guardia Nacional, con funciones de seguridad, de gestión de emergencias o de defensa, autónoma coordinada con los otros cuerpos de seguridad».
En tercer lugar, «una vez decidida una opción u otra (con ejército, sin ejército) y en cada caso hecha una elección por alguna de las posibilidades existentes, se entraría en todos los casos en las decisiones sobre contingentes, mando, procesos de selección, equipamiento y eventual admisión de foráneos». Es decir, que los no catalanes no tenían garantizado el ingreso en la estructura militar que se estableciera.
La nueva «República» se marcaba como objetivo prioritario el «fomento y construcción de la paz» en el seno de las Naciones Unidas. Admitían que había que «contar con efectivos y equipamiento preparado y formado para actuar en operaciones».
Sobre la continuidad o pertenencia a tratados y organizaciones internacionales, se colocaba en primer lugar las relaciones transatlánticas y con los EE.UU, seguidas de la pertenencia a la OSCE; la integración en la OTAN; y la pertenencia a estructuras y organismos de seguridad de la Unión Europea.
A este respecto, el documento aportado por la Guardia Civil decía que para las relaciones transatlánticas y los tratados con los EE.UU., se considera que haría falta manifestar formalmente desde el principio la voluntad de Catalunya de tener relaciones estrechas con los EE.UU. y, en este contexto, fomentar las relaciones transatlánticas».
«En cuanto a la pertenencia a la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), que tiene un papel importante en temas de mediación y protección de los derechos humanos, se considera que, a pesar de la dificultad de la adhesión (unanimidad), hay que manifestar el interés de Catalunya en ser miembro y suscribir y aplicar los principios y acuerdos de la organización». Por lo que se refiere a la «pertenencia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se recuerdan los cambios de la organización, el mecanismo de adhesión y su papel en la creación de la Asociación para la Paz, un programa basado en las relaciones bilaterales entre cada país y la OTAN».
Los autores del documento se jactaban de que Cataluña «tiene una ventaja importante: puede crear un modelo ex novo, ahorrándose el problema al cual ahora se enfrentan la mayor parte de paises europeos: modificar, cuantitativamente y cualitativamente, sus ejércitos, creados hace siglos, en un momento en que la opción por ejércitos orientados a defender fronteras de eventuales invasiones por otros ejércitos ha perdido sentido por falta de amenazas territoriales».
Con todo, admitían que «si la opción fuera disponer de unidades para operaciones de paz internacionales, habría que entrar en el aspecto operativo(…) Un ejemplo puede ayudar. Se considera que para disponer siempre operativamente, en casos como este, de un numero “x” de efectivos hace falta multiplicar al menos por 3 el numero de efectivos total disponible».
Los Mossos son en la actualidad unos 17.000 agentes, por lo que les haría falta llegar a la cifra de 50.000.