Albert Rivera

Por José L. Román.- La gran mayoría de nosotros estamos hartos; hartos del bipartidismo, de la corrupción, y de que el cáncer autonómico que nos devora y nos ha llevado hasta el capítulo doloroso que se vive en Cataluña, siga con sus estructuras intactas sin que nadie meta a los medios golpistas en cintura.

La gente pide un cambio, y para que ese cambio pueda hacerse realidad se necesitan opciones. Pero cuando hablamos de opciones, díganme, ¿qué opciones tenemos para poder elegir al margen del PP y del PSOE? Pues aquellas que los medios publicitan y nos muestran las televisiones. Y como lo que no sale en la televisión no existe, pues ahí tenemos el resultado: “Ciudadanos” o “Podemos”.

Con estos datos sobre la mesa y teniendo en cuenta que el suflé comunista comienza a desinflarse, todo apunta a que Ciudadanos es la formación elegida por las élites mundialistas y los medios informativos para sustituir al Partido Popular en el gobierno. Hay quien dice que Aznar está detrás del asunto. No lo sé. Lo único cierto son los resultados obtenidos por Inés Arrimadas en las elecciones catalanas, y que han colocado a los de Rivera en la parrilla de salida para disputar el podio a Rajoy y a Sánchez en las próximas elecciones generales.

El tema va en serio. Solo hay que ver cómo la formación de Rivera está siendo atacada por los portavoces del PP. Estos ataques pueden acabar con el apoyo de Albert Rivera al gobierno para aprobar los presupuestos. Si esto sucediese, ya no importa que Rajoy insista en comprar los votos del PNV por CUATRO MIL MILLONES de euros y el AVE hasta Vascongadas, no acabará la legislatura.

Esto nos lleva a barruntar puñaladas traperas en el PP y en el PSOE. El nerviosismo de algunos/as por quedarse sin sitio en la ubre del Tesoro Nacional es más que evidente. Si se adelantan las elecciones generales y los resultados le dan a Ciudadanos un mayor número de escaños de los que disfruta actualmente, alguien los habrá perdido, por lo que no habrá ubre suficiente para los perdedores y algunos de los que llevan años como profesionales de la política en nombre del bipartidismo mamando de la lustrosa teta, no tendrán más remedio que recurrir a las puertas giratorias o resignarse a pasar por las oficinas del INEM.

Ni que decir tiene, que si los pronósticos se cumplen y en los dos principales partidos se desata la guerra de las listas, puede que tengamos, como se dice en el argot taurino, tardes de mucho hule.

Pero lo fundamental, aunque Ciudadanos haya obtenido el visto bueno del IBEX-35 y de la élite mundialista, ya se empieza a especular de si dispone o no de expansión suficiente a nivel nacional, cosa que no importa demasiado si tenemos en cuenta que la sociedad en general está tan harta del bipartidismo, que por ver desaparecer a Rajoy y a Sánchez los españoles pueden hacer que Albert Rivera gane las próximas elecciones.

Y como esta posibilidad es más que probable, permítanme como modesto contribuyente, al margen de aquellos que con su poder han designado a Rivera como candidato a presidir el gobierno de la nación, que exponga mi particular visión del presente y formule algunas preguntas sueltas al líder de Ciudadanos:

Si lo que España necesita con carácter urgente, como se ha dicho, es poner de nuevo en marcha los grandes reactivos nacionales, díganme, ¿en qué va a consistir esa reforma de la Constitución que demandan?

¿Contempla esa reforma de la Carta Magna la desaparición de los 17 gobiernos autónomos con su pesado coste, y la devolución de competencias en sanidad, seguridad y educación al gobierno central?

Si lográis llegar al gobierno, ¿pensáis retirar las subvenciones a los partidos políticos y a las organizaciones empresariales y sindicatos, y dejar que estos se sostengan únicamente con las cuotas de sus afiliados?

¿Estáis dispuestos a terminar con los contratos basura, la explotación laboral y el empleo precario que ofrecen principalmente las grandes multinacionales, para que los trabajadores dispongan de contratos y salarios dignos que cubran las necesidades básicas de una familia, obligando por ley a los empresarios al reparto equitativo de las plusvalías entre todos los factores humanos de la empresa, para poder después el gobierno, legítimamente, retirarle la prestación o el subsidio a todo aquel desempleado que rechace una oferta de trabajo?

¿Cómo piensan acometer el gravísimo problema que supone para España la inmigración ilegal e incontrolada, que aparte de constituirse en mano de obra barata ha provocado el aumento de los índices de inseguridad, y está acaparando el presupuesto de las subvenciones de las tres administraciones, saturando a su vez los servicios públicos en detrimento de los hijos de España?

Después del circo mediático de las televisiones tras la detención de “El Chicle” por el asesinato de la joven Diana Quer (DEP), ¿Continuáis con la idea de que NO se aplique la cadena perpetua para violadores, asesinos en serie, terroristas, y para todos aquellos que cometan delitos relacionados con las mafias de la trata de blancas y el narcotráfico?

¿Os comprometéis a reformar las reglas de juego para que diputados y senadores disfruten del mismo periodo vacacional que cualquier trabajador español, y obligarles a establecer su domicilio donde ejercen su función como cualquier otro funcionario público, y así ahorrar a las arcas públicas lo que actualmente se embolsan sus señorías en concepto de indemnizaciones por razón de servicio por trabajar fuera de su domicilio habitual?

¿Vais a llevar en vuestro programa electoral la modificación del sistema, para acabar con el chollo que supone para sus señorías que con 55 años de edad y sólo once años en el cargo adquieran el derecho a percibir el 100% de la pensión máxima; entre nueve y once años el 90%; y entre siete y nueve años el 80%, mientras que los trabajadores españoles deben cotizar a la Seguridad Social 40 años de su vida para poder percibir algún día una pensión más o menos holgada para vivir?

¿Pensáis terminar con la sangría que supone que los expresidentes de gobierno, ya sean del central, de las autonomías o de cualquiera de las cámaras legislativas, gocen, aunque hubiesen ostentado el cargo simplemente un día, aparte de las mismas prebendas y los mismos privilegios de una pensión millonaria vitalicia?

¿Contemplareis en vuestro programa la regeneración y el saneamiento que la Justicia necesita, para que los representantes de los partidos dejen de elegir a los jueces que tienen que conformar el CGPJ quebrando la piedra base de la democracia y dejando sin independencia a ese poder que, moralmente, queda vinculado a quienes designaron a los que debían conformarlo?

¿Se comprometen a desempolvar los procesos judiciales que duermen en la Audiencia Nacional, para que se investiguen los 350 crímenes de la banda terrorista ETA que están sin esclarecer?

¿Piensan tranquilizarnos si algún día llegan al gobierno, diciéndonos si la vergonzosa genuflexión de España a todo lo que dicta Bruselas se debe, a que nos inyectan créditos que hay que devolver porque estamos en quiebra técnica y no queda dinero para pagar las pensiones ni las nóminas de los funcionarios, teniendo en cuenta que la devolución de la deuda supone ya el 100% del PIB y se sigue sosteniendo un sistema autonómico que lo devora todo?

¿Están dispuestos a llevar en su programa poner freno a la islamización de nuestro pueblo, y poner fin a las campañas violentas y sistemáticas de la extrema izquierda contra nuestras tradiciones cristianas?

Y por último, ¿piensan acabar con toda la caterva de asesores con sueldos millonarios, y con los miles de chiringuitos que se sostienen con miles de millones de euros de dinero público, y que son las oficinas de colocación de los partidos en los gobierno central y autonómicos?

Estas son algunas de las preguntas que se me han ocurrido formularle al líder de Ciudadanos, pero, permítanme que puntualice algo muy importante y que debo solapar a las preguntas formuladas: España sufre una grave patología y necesita urgentemente de una terapia para revitalizarla, pero esta operación revitalizadora no será posible mientras el poder mediático y económico siga ejerciendo el control no solo en el gobierno, sino sobre todo aquel o aquello que intente moverse en contra de sus intereses.