Gracias a Dios no he tenido la desgracia de quedarme atrapado en mitad del temporal en el interior de mi vehículo más de veinte horas y sin que nadie viniese a socorrerme, como les ha sucedido recientemente a cientos de ciudadanos en la A-6. Comprendo que debió ser algo horroroso, aún a pesar de que muchos se pasaron los avisos de la Guardia Civil y de la DGT por el forro de los caprichos, y se lanzaron a realizar el recorrido sin cadenas y sin llevar en el vehículo lo básico cuando se avecina un temporal de frio y nieve.

Por otra parte, siento también las muertes de esas personas que subestimando el temporal, y las señales y avisos colocados por la Policía prohibiendo el paso de las personas por determinados itinerarios, quisieron desde los espigones observar la belleza y el poder de las olas que los arrastraron mar adentro.

Pues bien, muy lejos de allí, y coincidiendo con ese temporal de nieve y fuerte oleaje, iba yo tranquilamente por la acera sobre las siete y media de la mañana camino del trabajo, cuando al doblar una esquina me vi sorprendido por una joven que circulaba por la acera a bordo de una bicicleta a toda velocidad. La Providencia quiso que mis reflejos actuasen sin demora y pude frenar en seco evitando el atropello. Confieso que me quedé sin cuerpo. La irresponsable jovencita siguió pedaleando por la acera como por la pista de un velódromo ¿Acaso le importó lo más mínimo que por poco me atropella? Para nada. Continuó sin inmutarse lo más mínimo. Me invadió la impotencia. Después de jurar en hebreo y ciscarme en toda su parentela, reanudé mi marcha diciendo: “Estoy hasta los cojones”.

Pues sí, estoy hasta los cojones. Estoy hasta los cojones de que un italiano majareta fichado por “Compromís” (comprometidos con el catalanismo separatista), ejerza de concejal de “movilidad sostenible” en una ciudad como Valencia, sin tener ni puta idea sobre esta materia y queriendo convertir la tercera capital de España con su plan de imponer la bicicleta como medio de transporte, en la China de Mao Tse Tung.

Estoy hasta los cojones porque, para quien no lo sepa, los accidentes en los que se ven implicados ciclistas no dejan de crecer. De hecho, en septiembre de 2017 este tipo de accidentes ya habían superado los registrados en todo 2016. Desde que este indocto se hizo cargo de la “movilidad sostenible” y puso en marcha su disparatado plan de carriles bici, señales de tráfico inventadas e ilegales, y el cambio de los sentidos de circulación en grandes avenidas y calles céntricas de la ciudad, todos los días tienen lugar accidentes donde los ciclistas y los autobuses de la EMT son los principales protagonistas en alcances, colisiones, y atropellos de peatones en la calzada o en las aceras.

Estoy hasta los cojones de que este aumento de siniestros se deban a la irresponsable gestión e imposición anárquica de la red ciclista llevada a cabo por este iletrado, sin tener en cuenta que para dirigir, supervisar y planificar la circulación y el tráfico de una ciudad como Valencia, hace falta algo más que ser italiano, ecologista de extrema izquierda, ir en las listas de “Compromís”, y llamarse Giuseppe Grezzi. Para ser concejal de Tráfico de cualquier ciudad hace falta sensatez, coherencia, sentido común, y capacidad suficiente para llevar a cabo proyectos sin menoscabar la libertad de las personas y garantizando la convivencia pacífica de los ciudadanos.

Estoy hasta los cojones de que por el capricho de este majareta, el tráfico rodado en la ciudad de Valencia sea un continuo caos en las principales calles del centro de la ciudad, y que los usuarios de vehículos a motor como taxistas, repartidores y particulares, estén siendo perseguidos y sean el objetivo de este individuo desde el primer día que piso el Ayuntamiento.

Hay un refrán que dice: “A quien solo tiene un martillo todo le parece un clavo”. Nunca acertó tanto este dicho castellano. Para este ecologista de extrema izquierda solo existe la bicicleta. Le importan una higa los ancianos, discapacitados, embarazadas, enfermos crónicos, dependientes, etc., y toda persona que no pueda o no quiera subirse sobre dos ruedas y deba ser trasladado, apearse o ser recogido por un vehículo a motor. Y todo, gracias al “Partido Socialista del País Valenciá” con Ximo Puig a la cabeza, que ha permitido con sus votos que un ciclista majareta venido de Italia, sin oficio ni beneficio pero incluido en las listas de “Compromís”, esté pisando moqueta y embolsándose cerca de SEIS MIL euros todos los meses por sembrar el caos en la ciudad, perseguir a los conductores de vehículos a motor, y dar su apoyo a los movimientos separatistas catalanes.

Estoy hasta los cojones de toda esta patulea infecta. Personajes que odian a España pero que viven de los contribuyentes españoles, siempre en contra de todo aquello que se salga de sus postulados:

Están en contra de que una mujer pueda salir con minifalda a la entrega de trofeos en los finales de etapa en una ronda ciclista, y callan cuando “La Pedroche” sale medio desnuda celebrando las campanadas en Antena3 a cambio de dinero.

Están en contra de la Cruz de Cristo y de nuestras tradiciones cristianas, pero ni una sola palabra en contra la religion mahometana abrazándose al islam, aunque someta a las mujeres desde que nacen hasta que mueren.

Dicen que gritar: “Arriba España” es de fascistas, pero llamar a la patria común de todos los españoles: “puta España”, silbar nuestro himno, y mofarse de los símbolos más representativos de la Patria, es libertad de expresión.

Llaman “dictadura” al sistema constitucional que les ha permitido medrar y alcanzar lo que no hubiesen logrado en su vida de ninguna otra forma, pero consideran “democrático” ciscarse en la Justicia y en las leyes.

Hablan de que romper España es algo legítimo, pero separar el Valle de Arán y lo que ahora denominan Tabarnia de Cataluña, eso es puro fascismo.

Y por último, estoy hasta los cojones de que estos separatistas consideren una rémora franquista la unidad de España, mientras que reivindicar la anexión del Antiguo Reino de Valencia y las Islas Baleares a Cataluña, para conformar lo que ellos llaman “paisos catalans” como un solo pueblo, es justicia democrática.