Estamos de luto por Antonio García-Trevijano, colaborador de AD
Estamos de luto por la muerte de Antonio García-Trevijano, cuya sola presencia en estas páginas y en el programa “La ratonera” significaba un orgulloso aliciente para nosotros.
Un ejemplo de hombre, de español cabal, de intelectual coherente, de sacrificado amor a España sin concesiones. Un ejemplo de entereza, fidelidad, firmeza y juventud de ánimo, dispuesto siempre a luchar hasta el último momento por defender la verdad, la justicia, la libertad y la independencia.
Estamos de luto por Antonio aquí en la tierra, pero no nos cabe duda ninguna duda de que Dios no sólo habrá cogido amorosamente su rebelde alma de hombre libre, sino que también le habrá dedicado una morada especial junto a sus seres tan queridos que le precedieron y cuya llamada sentiría cada vez más fuerte.
Descanse el maestro Trevijano en la merecida Paz que se ganó tras su infatigable combate en esta vida; pero su ejemplo seguirá presente entre nosotros. Constituye un referente tan luminoso para quienes tuvimos la suerte de conocerlo, que olvidarlo resultaría una traición a nosotros mismos.
N. de la R.: Como homenaje al gran Antonio García Trevijano y por el interés de nuestros lectores, publicamos uno de sus últimos artículos publicados en AD, titulado “Impotencia monárquica”:
“Desde que la idea mítica o divina de los reyes se esfumó en la noche de los tiempos, las monarquías perdieron su potencia. Pero en algunos pueblos europeos, con preponderancia religiosa protestante, conservaron el poder residual de las funciones que teóricamente hoy las justifican: representación simbólica de la unidad nacional y ocupación permanente de la jefatura del Estado, para evitar que se la disputen los partidos estatales de las oligarquías y se pueda romper el equilibrio siempre inestable de la partitocracia”.
“Aparte del caso singular de la Monarquía tampón belga, España es el único país católico de Europa que tiene Rey. Esto se olvida cuando se resalta la coincidencia de que sean Monarquías las naciones más ricas y civilizadas de Europa. Aparte de que la excelencia en todos los aspectos corresponde a la República Helvética, no han sido las monarquías, sino la libertad de conciencia y el espíritu laborioso de los pueblos protestantes (Max Weber), lo que los elevó, en economía y civilización, por encima de los católicos. Y los países de nuestro entorno histórico cercano, con los que nos podemos y debemos comparar, Francia, Portugal, Italia y Alemania, son Repúblicas”.
“Algunos espíritus poco penetrantes, pero atentos a las nuevas perspectivas que el tiempo y el dinamismo de las sociedades abren a las situaciones establecidas, creen de buena fe que la Monarquía de Juan Carlos desempeñó un papel imprescindible en la Transición de la dictadura a las libertades personales, para asegurar la paz civil entre los españoles, pero que aquella utilidad coyuntural se ha evaporado al mismo tiempo que el consenso fundador y sustentador de la Constitución del Estado de Partidos”.
“Esa creencia es falsa. La Monarquía de Franco fue sin duda un instrumento político oportuno y, como en muchos matrimonios, de conveniencia. Pero no para la sociedad española, necesitada con urgencia de libertad política, sino para la pequeña oligarquía franquista, los partidos clandestinos y la tradicional visión miope de EEUU en política internacional. Eso no he tenido que estudiarlo, meditarlo, ni aprenderlo de nadie. Forma parte de mi experiencia vital. Por ello no es algo que yo crea, o en lo que pueda creer. Simplemente, lo sé”.
“Es más. Me atrevo a sostener que, para la oligarquía de entonces, la Monarquía era menos útil que ahora lo es, para proteger el mundo de bastardía sin honor, crecido al compás de la deslealtad a Franco y a la sucesión dinástica, bajo un manto de armiño que tapa la corrupción política -como antes el crimen de Estado-, la desnacionalización de España y el despilfarro de la hacienda pública en Autonomías tan centralistas como el Estado dictatorial”.
“La falta de potencia monárquica fue suplida entonces con la falta de resistencia de los partidos que en la clandestinidad defendían la libertad política. Tal vez porque no sabían lo que era. La impotencia de la Monarquía se manifiesta ahora con sus escandalosos silencios ante la dificultad de ser que aqueja a España, como habría dicho Benjamín Constant. Los defensores de la Constitución, papel mojado para los partidos que llenan el Parlamento de mandatos imperativos, sostienen que el Rey no puede hablar de política. Pero ninguna ley le obliga a no dimitir, si los partidos le obligan a refrendar crímenes de lesa patria”.
Un gran hombre, jurista e intelectual.
Que en paz descanse.
Mi más sentido pésame a todos sus familiares y amigos, especialmente a los del movimiento por la república.
¡Ojalá llega pronto su hora, y podamos “desprendernos” de los Borbones y sus más de 300 años chupando del bote!
Un gran hombre y un gran español.
Todo buen intelectual merece luto y una bandera sobre su féretro.
Acabo de ver este magnífico vídeode hace sólo un año de Don Antonio García-Trevijano. Magnífica la solución que aporta para pacificar Europa y su fortalecimiento político y moral con la ayuda del cristianismo ruso como posible aliado al final del vídeo. Y también explica por qué ciertos poderes temen a Donald Trump:
https://www.youtube.com/watch?v=Ev0gcuxkJLw
Este hombre con sus ideas equivocadas para muchos , aun tenia fuerzas y esperanza para luchar contra los tiranos que nos gobiernan.
Ese tipo de españoles se están yendo poco a poco y van quedando unas generaciones de cegatos que no se ven ni con un guía que les ilumine en camino.
Descanse en paz.
Y por eso digo que el luto debería servir por lo menos para que los españoles sepan quien es, lo peor es que muy poca gente sabe nada de él. Que conozcan algo, entrar en contacto.
Hay que intentar que se haga algo en programas y medios masivos.
Que Dios te tenga en su gloria, donde un día te encuentres con el padre Carreira, tu buen amigo, que habrá hecho las gestiones oportunas para ello, ten la seguridad. Seguiremos dando guerra por el bien de España, según tu ejemplo.
Hasta siempre.
Pelayo del Riego