Cuando el amor se asoma por la ventana y piensa en escaparse. El momento en que es aconsejable recurrir a las terapias en pareja y las señales para reconocerlo
Si, como todos sabemos, cada persona es un mundo, cada pareja es aún más única entre todas las demás. En cada relación se establecen unos acuerdos tácitos, unos límites, condiciones y derechos que permiten a las dos partes sentirse cómodas dentro de ella. Sin embargo, existen aspectos que son irrenunciables, necesarios para que cualquier relación de pareja se mantenga sana. El deterioro o la pérdida de estos requisitos universales, aunque no es la única causa posible de los problemas que afronta una pareja, es con diferencia la más frecuente y el motivo por que suele ser recomendable acudir a terapia de pareja para que un profesional cualificado nos ayude a reparar esas piezas que no encajan en nuestra relación.
Uno de esos factores vitales es la comunicación. Cuando las dos partes de una pareja no hablan entre sí de manera honesta, los engranajes tardan poco en comenzar a rechinar. No basta con traducir en palabras los pensamientos fugaces que pasan por nuestra mente, o escuchar a medias lo que la otra persona nos cuenta mientras dirigimos fragmentos de nuestra atención a otras lides. La verdadera comunicación conlleva, primeramente, un interés real por expresar nuestras necesidades, límites y opiniones, no hablando ya de lo transitorio, sino de aquellas que forman una parte innegable de quiénes somos, así como por conocer estos mismos aspectos de nuestra pareja. Poder conversar sin tapujos, sin sentir ni causar la inquietud de que la persona con la que vivimos por deseo propio vaya a despreciar ni juzgar lo que sentimos como cierto o importante. Es obvio, por tanto, que esta comunicación va de la mano, sin excepciones, de un esfuerzo de comprensión mutua.
Otra es la conservación de los espacios de cada uno, sin que surja dependencia de una persona a otra. Es habitual que una pareja que, por ejemplo, está empezando, o que por alguna cuestión no suele tener oportunidad de pasar tiempo en compañía, desee hacerlo cada vez que tienen ocasión. Sin embargo, desear pasar tiempo con quien mantienes una relación difiere en abismal medida de ser incapaz de desarrollar tu existencia vital sin que esa persona esté cerca. Para que cada uno tenga su propio espacio y tiempo para sí, consta de una relevancia determinante que ambos gocen de una autoestima sana, de igual manera que el que su confianza hacia el otro sea cierta y no solo de boquilla. Que ambos conserven una vida, plena, más allá de la relación, es indispensable a menos que se quiera emponzoñar la misma
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Un factor cuya ausencia se hace sentir con demoledora intensidad es la existencia de proyectos comunes que se renueven y actualicen, así como pequeños gestos y muestras de afecto que pueden constituirse en la acción más ridícula o nimia que haya, pero que hagan sentir a las dos personas apreciadas. Cuando aceptas el compromiso de compartir tu vida, diaria y restante, con alguien, se presume que tienes interés en hacerlo, que la idea es un estímulo agradable a tu entender. Cuando estos deseos se los lleva el viento, es mucho más sencillo que la rutina cale hondo y agriete todo lo demás.
Por último, señalar que es normal que las llamas de la pasión inicial se vayan templando y pierdan fuerza con el paso del tiempo. Ahí es donde se ve si dejan brasas mortecinas y sin valor, o un fuego estable. Se trata del momento donde la confianza y el compromiso son esenciales, y en el cual muchas personas se dan cuenta de que lo que buscan y entienden necesario puede no encajar con la relación. Esto puede tardar meses o años, dependiendo de las circunstancias.
Las razones más frecuentes para recurrir a la terapia de parejas son la persistencia de problemas y discusiones en el día a día, o tal vez dificultades específicas que surgen en un momento concreto, empañando toda la relación. También cabe la posibilidad de que la convivencia diaria no se antoja tan desapacible, mas sin embargo se experimentan serias dudas respecto a la viabilidad de la relación. Elementos de importancia capital por sendas partes son el deseo de proseguir, pues sin este la reparación no es viable aun si se acude a terapia, el esfuerzo por reconocer y enderezar lo que vaya mal con uno mismo y con ambos en conjunto, y que el factor tiempo esté a favor, dado que cuanto antes se identifica la existencia de un problema y se ponen medios para subsanarlo, mayor es la probabilidad de que se tenga éxito. La terapia de pareja está destinada a parejas que quieren seguir adelante, pero comprenden que la trayectoria actual les encamina a un probable siniestro.
Aún con todo, existen algunos casos en los cuales ni siquiera la terapia es una enmienda viable y solo cabe el cese. Estos casos son aquellos en que el celo excesivo y/o la falta de amor propio, entre otras causas plausibles, han conducido o están conduciendo a una situación de dominio completo de una parte sobre la otra. Esto se suele distinguir con claridad gracias a otro indicio que, en todo caso, supone de la misma forma la imperiosa necesidad de acabar con la relación. El maltrato en todas sus formas y ejercido por cualquier persona hacia otra, ya sea físico, psicológico o emocional. Cuando una parte escoge causar daños a la otra, no hay más respuesta posible que el fin de la relación.
Las parejas no tienen aguante, yo de momento llevo 9 años con mi pareja, a veces discutimos pero no llegamos a cosas graves, todo se habla y si se ha de pedir perdón se pide, nos tenemos respeto y sobre todo confianza, hay que tener paciencia y no a la primera de cambio mandarlo todo al carajo.
Amén