Empleo de las capacidades militares en la gestión de crisis (IV)
El empleo de las capacidades militares para la resolución de una crisis puede tener dos modelos diferentes según la emergencia o situación que da origen a ella requiera o pueda requerir el empleo de la Fuerza, o bien teniendo un carácter no bélico precisa de la contribución de las capacidades militares.
En el primer caso estaríamos hablando en un supuesto de intervención de las FAS en conflictos armados de diferente intensidad bien en territorio nacional o en el exterior, que salvo los mecanismos de respuesta a la crisis explicados previamente no son objeto de la presente conferencia. En este tipo de situaciones se considera el empleo de recursos y medios no propiamente militares, o lo que podríamos sintetizar diciendo el apoyo civil al esfuerzo militar.
En el segundo supuesto, se trata de aplicar capacidades militares en apoyo a las autoridades civiles. Las especiales características de organización, disponibilidad y preparación, junto con los medios disponibles proporcionan a las FAS unas capacidades que son especialmente necesarias en situaciones de especial riesgo o calamidad y que, aún sin ser su cometido principal, como instrumento del Estado son susceptibles de ser empleadas en lo que se denomina Operaciones en Apoyo a Autoridades Civiles.
Operaciones de carácter no bélico en las que intervienen medios humanos o materiales militares cuyo objetivo es la protección física de personas y bienes en casos de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública u otra necesidad pública de naturaleza similar, en los que la seguridad y vida de las personas pueda peligrar.
Tanto en la Directiva de Defensa Nacional como en la propia LO.5/2005 de Defensa Nacional, contemplan la intervención de las FAS en apoyo a las Autoridades Civiles, así como en la todavía vigente LO 4/1981 que regula los Estados de Alarma, Excepción y Sitio. La propia creación de la UME es una clara apuesta por la cada vez mayor importancia de la concurrencia de todos los esfuerzos de la nación a garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Vamos a distinguir tres tipos de situaciones en lo que se refiere a las Operaciones de Apoyo a las Autoridades civiles: la colaboración que se realiza en el ámbito de la Protección Civil, la que se produce en el de la seguridad ciudadana y que se aplica en el campo de la seguridad militar.
En relación con el primer grupo es la Unidad Militar de Emergencias la que, tras su creación y la posterior aprobación del Protocolo de Intervención de esta unidad militar, el JEMAD promulga una Directiva (05/2008) cuyo propósito es regular la intervención de las FAS ante una emergencia en apoyo a las Autoridades Civiles, y en la que se contempla a la UME como primera unidad de intervención, pero que contempla la posibilidad de aportar otros elementos de los ejércitos. En base a esta Directiva se desarrolló un COPLAN que sustituyó a los anteriores de la serie “Tormenta”. Como algunos de sus aspectos más significativos se destaca:
1. La responsabilidad de la dirección ante cualquier emergencia corresponde a la Autoridad Civil en cuyo ámbito de competencia se produzca.
2. La participación de las unidades militares será siempre bajo la dependencia de sus mandos naturales.
3. La seguridad de la Fuerza es primordial y no puede ser utilizada en cometidos para los que no estén específicamente adiestradas.
4. El apoyo de las FAS será siempre con los medios disponibles más adecuados en cada momento y con la estrecha coordinación entre las autoridades civiles y las militares relacionadas con la emergencia.
5. La UME es la unidad de primera intervención. El Jefe de la UME es la Autoridad Militar de Coordinación de Emergencias, los Jefes de las Unidades de Intervención la autoridad de coordinación con las autoridades civiles correspondientes. Los JEMs designan a su vez las autoridades de coordinación para los apoyos.
Respecto a la colaboración en el ámbito de la seguridad ciudadana, cabe destacar la que se realiza en el apoyo al control de la inmigración ilegal, como han sido la operación aeronaval realizada en aguas canarias (Operación Noble Centinela) o la constitución de campamentos temporales por el ET (Operación Alfa India), o las que permanentemente se realizan en la frontera en nuestras ciudades de Ceuta y Melilla.
Otras misiones de esta índole son las que se realizan en alta mar en apoyo a la lucha contra el crimen organizado.
Por último, en el campo de la seguridad militar se colabora también con las autoridades civiles como es por ejemplo en la protección de objetivos ante situaciones de especial amenaza terrorista. O las que se realizan para reforzar la seguridad en los espacios naval y/o aéreo ante eventos de especial significación.
*Teniente coronel de Infantería y doctor por la Universidad de Salamanca