La cara dura del PSOE al juzgar a Cifuentes
Paloma Cervilla.- Yo no voy a defender a Cristina Cifuentes, sí realmente engañó con un master que no hizo. Reconozco que será una tremenda decepción, la conozco y siempre he tenido un buen concepto de ella. Lamento que su carrera política vaya a terminar por algo tan absurdo como un master que no hizo. Y no entiendo la necesidad de engordar el currículum con cursos, master, doctorados y demás filigranas que, a mi juicio, poco aportan. Yo tengo un título “pelao y mondao”, como dicen en mi tierra, de licenciada en Ciencias de la Información y 30 años de ejercicio de profesión en ABC, más que eso no hay nada.
No concediendo ninguna indulgencia a la presidenta de la Comunidad de Madrid, lo que me parece de una cara dura tremenda, y espero que se le juzgue con el mismo rasero que a Cifuentes, es que el portavoz socialista, que firma la moción de censura contra Cifuentes, José Manuel Franco, admita que durante ocho años también falseó su biografía. Dijo que era licenciado en Matemáticas, y nada más lejos de la realidad.
Mucho peor que lo de Cifuentes, aunque ninguno tiene perdón. Pero no pasa nada. Ambos se justifican con errores de transcripción y yo, francamente, no sé lo que pasa ni lo que ha pasado, y no entiendo cómo la presidenta madrileña no hizo como Pablo Casado, recorrerse todas los medios de comunicación, explicar su situación y llevar a los periodistas a su despacho para que pudieran consultar todos los datos.
Si Cifuentes tiene que irse por no haber dicho la verdad, José Manuel Franco tiene que seguir su estela. Y no digamos Errejón, éste ya no puede ni presentarse. Cobró una beca de 1.800 euros al mes por no hacer nada en la Universidad de Málaga. Aquí, o todos moros, o todos cristianos, pero distintas varas de medir, no, por favor.