Policías del pensamiento
(R) La homosexualidad es una conducta, o eso he creído siempre. Es una decisión personal decidir con quién estás mejor, con quién te emocionas más o con quién quieres estar cuando se apaga la luz. Y lo que haga cada uno es una responsabilidad que empieza y acaba en los límites de la soberanía personal. La sociedad, afortunadamente, ha evolucionado de forma considerable y tal conducta no supone el drama al que muchos veían abocada su vida: incomprensión familiar, discriminación personal, abandono forzoso del entorno propio, disimulo y secretismo por años…
Estas últimas décadas han sido en ello prodigiosas: se han empezado a abrir armarios y a instalarse un cierto aire de naturalidad en el tratamiento de personas y conductas. Hoy la homosexualidad no supone ninguna tragedia, como sí ocurría tiempo atrás. Los transexuales son seres que han venido al mundo con la carcasa inadecuada. No debe de ser fácil saberse en un cuerpo que no es el deseado, el que se corresponde con la vocación de uno mismo: dar el paso para la adecuación morfológica no es sencillo y merece que la sociedad ayude a aquellos que han decidido ajustarse a su vocación personal. Lo antedicho no es paternalismo, ni justificación para a continuación disparar en ráfaga: es algo que pensamos el mayor número de personas. Sin embargo, para algunas formaciones políticas, la adecuación de todas las normativas administrativas posibles al objeto de evaporar la discriminación por orientación sexual es el caldo de cultivo perfecto para mostrar su totalitario y enfermizo propósito del control de las libertades.
El proyecto de ley que presenta Unidos Podemos y que apoya el PSOE contempla mayores sanciones que la Ley de Seguridad Ciudadana. ¿Ante qué conductas?: ante las que supongan discriminación u ofensa de cualquier persona por su orientación sexual. Bien, pero ¿quién es el que multa? ¿Un juez? No, una suerte de tribunal de funcionarios controlados no se sabe bien por quién. Y que, por cierto, revierte la carga de la prueba. ¿Quién es un funcionario, a todo esto, para decidir si hay odio o no? No solo eso. Ese Tribunal Mordaza podrá proceder al secuestro de publicaciones, gráficas o audiovisuales si considera que en ellas no se sostiene la verdad dictaminada por la ley; es decir, la quema de libros, que es una forma plástica de decirlo, aunque no vaya a ser textualmente así. También instará a los medios de comunicación a que incluyan en su programación la diversidad de orientación sexual y la diversidad familiar LGTBI, lo que me lleva a preguntarme: ¿quiere eso decir que habrá que escribir o grabar reportajes sobre la familia Tal o Cual, de parejas homosexuales para mostrar cómo viven y se reparten las tareas domésticas? ¿Serán producidos por la misma Administración y repartidos a los medios para su inclusión obligatoria?
El proyecto de ingeniería social (verdadera obsesión de estos cantamañanas) contempla que los padres no puedan saber que sus hijos menores de edad se están hormonando, cosa que podrán hacer cuando les plazca sin consultar a nadie. Es curioso que en España no puedas tatuarte si eres menor de edad sin el consentimiento paterno, pero sí puedas cambiarte el sexo. Se instaurarán los baños trans, que junto con el de hombres, el de mujeres y el de Minusválidos supondrá una obra obligatoria, digo yo, para todo tipo de locales públicos. Al parecer, podrá solventarse el asunto si se consigue que aquella persona que se autoasigne un sexo, sea el que sea al que administrativamente pertenezca, pueda entrar en el que le parezca más adecuado.
Se me ocurre que no es mala idea para esos momentos de aglomeración y urgencia. Otrosí: ¿se contemplará la libertad creativa para reproducir en la ficción aquellos comportamientos que la ley prevé como delictivos?, ¿habrá censura previa?, ¿podrá, por ejemplo, algún humorista escenificar algo parecido a aquella hilarante caricatura que protagonizó Millán Salcedo titulada Maricón de España?
LO AFIRMÒ CON SOLIDEZ Y LUMINOSIDAD CIENTÍFICA HACE YA MUCHOS AÑOS EL FUNDADOR DE LA PSIQUIATRÌA Y LA PSICOLOGÌA CLÌNICA MODERNAS, EL DOCTOR SIGMUND FREUD: “LA HOMOSEXUALIDAD ES UN COMPORTAMIENTO TOTALMENTE ANÓMALO Y DESVIADO QUE ES ABSOLUTAMENTE NECESARIO CORREGIR A EDADES TEMPRANAS”
TODO DICHO.
EN RUSIA ni se tolera ni se fomenta LA HOMOSEXUALIDAD, como debe de ser.
Son vicios que se practican en privado, pero sin hacer apología de los mismos, igual que sucede con el consumo de drogas, o la prostitución.
AQUÍ, EN CAMBIO, NO HAY PROGRAMA DE TELEVISIÓN QUE NO ESTÉ LLENO DE MARICONES Y DE LESBIANAS, fomentando esas desviaciones de la conducta humana, que luego dan de comer a tantos psicólogos y psiquiatras…
Yo no lo considero un vicio como tal:; el problema es la apología de venderlo por encima de lo heterosexual como normal. Una cosa es común y otra cosa es normal. Para mí, sería una desgracia, otro desarreglo. Respeto a los homosexuales, pero no la apología de tales.
Cuando haces preguntas a cualquier homosexual la siguiente pregunta no sabe qué contestarte. Hacen un silencio extraño porque son conscientes que no son normales:
– “Si decís que habéis nacido mujeres con cuerpo de hombre y os gustan los hombres, ¿porqué muchos os vestís como mujeres para atraer a otros hombres homosexuales? ¿Acaso os gusta los hombres feminizados? ¿En qué quedamos?”
– (Silencio profundo como respuesta y mirar para otro lado.)
LA PROMOCIÓN, diría apología, de la homosexualidad, en todas sus vertientes, en España, no tiene parangón en la inmensa mayoría de los países del mundo. Mi país ha sido elegido por “mafias internacionales” para convertirlo en escoria, en todos los sentidos. Nos quieren hacer creer que rechazar estos “dogmas” es de “otros tiempos”, como único argumento. De ser así, el 98% de la población mundial y sus respectivos Estados, deben ser de “otros tiempos” y los que han “progresado”, una minoría abanderada por España y otras naciones europeas en, incuestionable, decadencia.
El proyecto es “Deshagamos la familia, deshagamos a la persona” y aparente libertad de actuación, bajo claras directrices de pensamiento lideradas por mamarrachos. “Mátrix”