(El País)

Por Laureano Benítez Grande-Caballero.- El pasado 4 de mayo tuvo lugar otro «reality show» de la presunta democracia de nuestro presunto país, cuando, en la localidad francesa de Cambo-les-Bains, se escenificó la «performance» de la disolución de ETA, a la que sólo faltó Jorge Javier Vázquez.

Por supuesto, la banda podemita estuvo presente en el acto, faltaría más. ¿Por qué? Desde luego, no fue porque los antisistema jugaran un papel decisivo en la consecución de la paz en Vascongadas, sino que más bien su papel ha destacado por todo lo contrario. Lástima que no aprovecharan la coyuntura de la disolución etarra para disolverse ellos también.

Naturalmente, no podían dejar pasar la ocasión sin poner su huevo, sin exponer ante los focos mediáticos una nueva de sus numerosísimas «perlas cultivadas». Esta vez le tocó a Eukene Arana, dirigente de «Podemos Euskadi», quien situó en la sociedad vasca y no en ETA, la desaparición de la organización terrorista, porque fueron los ciudadanos quienes «salieron a la calle a pedir la paz». Impresionante: acabar con los terroristas era tan sencillo como organizar algunas «manis» de esas que ellos hacen tan bien.

Es decir, que la actuación policial no tuvo nada que ver con la desaparición de la banda terrorista, ni el hecho de que ésta se haya disuelto solamente por el hecho de que ETA sigue perviviendo hoy en día en las instituciones políticas, ocupando amplias parcelas de poder, con los terroristas cobrando del erario público y desarrollando sus políticas secesionistas con total impunidad.

Desde luego, son abrumadoras las pruebas con las que se puede documentar que las tribus podemitas, no solamente no han salido a la calle a pedir la paz, sino que han hecho justamente lo contrario, mostrando en muchas ocasiones sus simpatías por la lucha etarra.

Durante uno de los dos escraches que sufrió Rosa Díez en la Facultad de Ciencias Políticas, se le llegó a cantar el «Eusko Gudariak». Nada nuevo bajo el sol, ya que en los emporrados pasillos del antro rojo complotense Turrión y Errejón Potter fundaron en 2006 el grupo antisitema «Contrapoder», que se autodefine como «movimiento anticapitalista, feminista, comunista y libertario», grupo polémico a raíz de sus pancartas a favor de la amnistía para los presos etarras, aparte la batahola que organizaron en una capilla, que asaltaron para reivindicar almejas y bolas chinas.

Uno de los actos más memorables que reflejan la postura podemita ante el terrorismo etarra tuvo lugar con motivo de la intervención del Coletudo Mayor en una «herriko taberna» de Navarra, el 6 de junio de 2013, en la cual destapó en todo su esplendor el frasco de las esencias borrokeras de los futuros podemitas, su enorme querencia filoetarra, su perversa hispanofobia. Pero nadie podía llamarse a escándalo, si se tiene en cuenta que el Turrión era el contacto en Madrid de «Herrira», plataforma abertzale de apoyo a los presos de ETA desmantelada por la Guardia Civil ?llegó a manifestar a una publicación británica que era un «problema trágico» que todavía haya entre 400 y 500 presos de ETA encarcelados lejos de sus familias?.

Los compañeros de mesa de Pablenin fueron nada menos que dos «patriotas» vascos: el diputado de «Amaiur» Sabino Cuadra ?el que rompió un ejemplar de la Constitución en el Congreso? y el periodista de «Gara», Alberto Pradilla, al que elogió diciendo que esperaba que cuando el País Vasco se independice viva en España en calidad de «cónsul o de embajador de lo que sea», o de corresponsal.

Más elogiosas fueron sus palabras para el diputado de «Amaiur»: «Para mí es un honor y un orgullo poder participar en un acto con la izquierda vasca y con Sabino, que, si me permitís un comentario como español, para nosotros es mucho más que un diputado, es un diputado del pueblo. Es quizás el que ha sido capaz de conectar de manera más contundente con las reivindicaciones y con el sentimiento de rabia y de indignación de los de abajo en todo el Estado».

Iglesias bromeó, ganándose la complicidad del público, con el hecho de que llevaba una bandera republicana en el polo que tenía puesto: «¡Qué pelotas tienes, irte con una bandera española a una “herriko taberna”, a dar una charla! No estaba previsto, pero es la bandera de los españoles que defendemos el derecho de autodeterminación. Y hoy no os diré que nos dejéis solos con los españoles, sino que cuando os vayáis y decidáis como pueblo os echaremos mucho de menos».

A la vez que desgranaba esta panoplia de inconmensurables sandeces, ofreció su personal análisis de la Transición española y la Constitución, a la cual describió peyorativamente como «el papelito aquel de 1978», a la vez que la calificaba de franquista, anatema que arrojaba igualmente contra la Transición.

Pablo Iglesias, durante el escrache a Rosa Díez

Es en este punto donde el Turrión va y dice que «Me gusta contar esto aquí, porque quien se dio cuenta de eso desde el principio fue la izquierda vasca y ETA. Por mucho procedimiento democrático que haya, hay determinados derechos que no se pueden ejercer en el marco de la legalidad española, por muchas cosas que diga la legalidad española. Quedaba todo atado y bien atado en muchísimos aspectos». Con esta declaración, el podemita está justificando el terrorismo etarra, ni más ni menos, pues sus declaraciones llevan implícita la afirmación de que la lucha etarra fue una acción revolucionaria contra un Estado fascista, contra una dictadura franquistoide.

Como colofón a su espectáculo borrokero, hizo un llamamiento a la insurrección y a la destrucción de España, siguiendo el ejemplo de la banda terrorista: «Hablar del derecho a decidir es hablar de que los derechos nacionales se puedan convertir en un vehículo para socializar, para democratizar, la clave de esta crisis que tenemos, que es la economía. Y ahí yo creo que estamos en un momento leninista, en un momento en el que la audacia es absolutamente fundamental para conjurar esos monstruos en forma de fascismo que también amenazan en la situación de crisis europea».

Es decir, que en esta «performance» revolucionaria no sólo no condena a ETA, sino que toma su lucha como ejemplo para echar abajo a un régimen explotando un «momento leninista».

¿Cómo hacerlo? Muy posiblemente, su aguda percepción de la situación leninista de España fue la que le llevó a defender en una editorial de su programa televisivo «La Tuerka» el derecho de los ciudadanos a llevar armas, aunque no para defenderse de los delincuentes, sino de un Estado opresor y violento, como lo son la mayoría de los Estados capitalistas (sic): «Voy a reivindicar el derecho de todos los ciudadanos americanos a llevar armas […] un derecho, el de portar armas, que es una de las bases de la democracia […] La democracia es tal si el poder está repartido, y si la base del poder es la violencia, el pueblo no puede delegar el fundamento de la soberanía».

Pero no son éstas las únicas «florecillas» de este «encantador de serpientes», que el Turrión dejó que se le cayesen de las manos. Junto a las declaraciones incendiarias de la «herriko-taberna», otro momento clímax de su ideología filoetarra leninista lo alcanzó el 15 de noviembre de 2013, en el transcurso de un debate en el campus de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, donde dijo lo siguiente: «De ETA se podrá decir que son terroristas, o que eran terroristas, se podrá decir que se equivocaron estratégicamente, que hicieron barbaridades que son intolerables antes, durante y después de Hipercor, se podrán decir muchas cosas, pero no que no razonaran políticamente. El razonamiento fundamental que hay detrás de eso está en el hecho de que en política cuentan el poder y la fuerza, y el poder y la fuerza depende en última instancia de una cosa que se llama factor militar…

[…] Yo digo que todos los demócratas tenemos que estar a favor del derecho a decidir, y creo que en la partida de nacimiento de la izquierda está el reconocimiento al derecho de autodeterminación. Lo que no digo, y procuro no decirlo en los medios de comunicación, es que es prácticamente imposible encontrar un ejemplo en la historia de una nación que haya nacido sin el soporte de las armas». Blanco y en botella.

Impresionante declaración en boca del líder de un partido que pretende suprimir la caza… pero, claro, parece que todo hace suponer que la legitimidad de la cacería depende de la naturaleza de las piezas que se cacen.

En un desayuno informativo, Pablenin dijo que ETA «causó un enorme dolor», pero tiene «explicaciones políticas»; en otra ocasión manifestó que «cualquier demócrata debería preguntarse si no sería razonable que los presos de ETA y aquellos vinculados al independentismo vasco… ¿no deberían ir saliendo de las cárceles?».

En otro orden de cosas, la Fundación C.E.P.S. ?«Centro de Estudios Políticos y Sociales»?, financiada por Venezuela, verdadera cuna de Podemos, premió a Eneko Compains Silva con un viaje a Venezuela en 2010 para realizar un estudio jurídico sobre el Proceso Constituyente Bolivariano. El tal Compains era líder de la dirección nacional de EKIN, el entramado político más duro de ETA, organización ilegalizada en 2007 por la Audiencia Nacional, encargada de las relaciones entre la cúpula de ETA y organizaciones como «Gestoras», «Segi» o «Askatasuna».

Detenido en 2010, se le puso en libertad en 2016, tras llegar a un pacto con la Fiscalía, con una pena de la que se excluyó de forma expresa la inhabilitación para ejercer la función pública (¡?). Hoy pertenece al Consejo Nacional de «Sortu». Impresionante.

En el 2014, Eneko colaboró con el libro del Turrión «Ganar o morir: lecciones políticas de “Juego de Tronos”». Sin comentarios.

Pero el apoyo más o menos velado de los podemitas a los etarras no se limita sólo a hacer declaraciones borrokeras, ni a abrazarse con el oso Otegi, piropeándole con frases tan románticas como cuando se le llama «hombre de paz», ni a mostrar simpatías por Juana de Chaos, como cuando Turrión escribió en un tuit que: «No comparto todas las acciones que llevó a cabo Juana de Chaos, pero su lucha era política, no merece ser insultado por la extrema derecha española».

No, ya que este apoyo va mucho más allá de los juegos florales, como lo demuestra el hecho de que Podemos no ha tenido ningún rubor en pactar con partidos nacionalistas e independentistas, como Bildu, Compromís y Geroa Bai.

Pablete no ha sido, desde luego, el único podemita en mostrar su vena filoetarra. Monedero, por ejemplo, en un acto de Izquierda Unida en Castilla-la Mancha, justificó los asesinatos de «camellos» por la ETA afirmando que «La Policía empezó a distribuir heroína en los lugares donde había una juventud más conflictiva y más peleona». Según sus palabras, su intención era que, en vez de «optar por salidas políticas», la juventud «se metiera en la heroína». Cosas veredes.

La condescendencia podemita con los etarras se puede entender desde el punto de vista de que, para un partido antisistema, todos aquellos movimientos subversivos que pretendan echar abajo el sistema pasan a ser sus asociados, razón por la cual también se puede incluir dentro de esta cofradía antisistema al yihadismo, por supuesto, y ya sabemos de sobra lo que opinan los podemitas del terrorismo islámico.

Y ahora vendrá la paz, una paz florida, en la que Navarra se euskaldunizará ?una Comunidad donde solamente el 4% de la población habla euskera?, se acercarán y excarcelarán los presos por una cuestión de «sensibilidad», se homenajeará a los etarras a bombo y platillo en los pueblos donde incluso las beatas gritaban aquello de «¡ETA, mátalos!», se irá de cuponazo en cuponazo, de concesión en concesión, mientras algunos terroristas viven impunemente en sus santuarios europeos.

Paz florida, sólo que sus flores son las que las 829 víctimas de los etarras tienen en sus tumbas. Muerte entre las flores, título de una película en la que ?haciendo una paráfrasis para el tema que nos ocupa ? se viene a decir lo siguiente, que adjudico a los políticos antaño terroristas que ahora se pasean por las instituciones vascas: «Es un tramposo, igual que su hermano. Seguramente sus padres eran unos tramposos, y sus abuelos… y engendrarán enanos tramposos».

Y también es de esa película el tremendo párrafo que sigue: «¿Qué vas a sacar con mi muerte? No es lógico. No… no puedes matarme sin más… Mira en tu corazón… Mira… en tu corazón.

?¿Qué corazón?