El Aquarius llega al puerto de Valencia con 106 inmigrantes a bordo
El barco Aquarius, en el que viajan 106 inmigrantes, está entrando en el puerto de Valencia, donde estaba previsto que atracara esta mañana después de ocho días de travesía en alta mar, aunque lo hace con retraso porque el desembarco del buque que le ha precedido se ha ralentizado.
El barco humanitario Open Arms acompaña al Aquarius (en el que hay 51 mujeres, 45 hombres y diez menores) en su entrada al puerto, donde poco antes de las siete de la mañana ha atracado ya el Datillo, con 274 migrantes de bordo, y al que seguirá finalmente el tercer buque de la flotilla, el Orione, con 250 personas.
A bordo del Aquarius viajan los inmigrantes considerados más vulnerables, como seis mujeres embarazadas, una decena de menores y una veintena de personas con quemaduras provocadas por la mezcla del fuel de los motores de las embarcaciones en las que viajaban y el agua salada del mar.
Precisamente por eso el Aquarius va a atracar detrás del Datillo (que está en la zona más cercana a los medios de comunicación), con el fin de preservar más la intimidad de los inmigrantes, que en general están llegando “contentos” pero “agotados” a València, según han explicado fuentes del dispositivo de atención.
Sin duda la situación es compleja. Si recogemos a los refugiados, al margen del coste económico que supone su manutención, asistencia sanitaria, alojamiento y posterior formación e integracion en nuestra sociedad, las mafias enfocaran las pateras hacia nuestras costas. Por otro lado, negarles refugio es condenarles a un sufrimiento inhumano. Tremendo dilema sin lugar a dudas. La UE está en modo espera, no acaba de dar respuesta y quienes padecen (padecemos) este drama somos España, Italia y Malta, pero yo voy más allá y pregunto, todas las potencias occidentales (y sus multinacionales) que llevan décadas expoliando los recursos naturales del… Leer más »
Las autoridades, así como varios cientos de borregos civiles sin otra cosa mejor a la que dedicar sus vacuas y patéticas vidas, los han recibido como si se tratara de héroes que acabaran de salvar a España de las hordas comunistas soviéticas.
Así estamos en BORREGOLANDIA señores. A ratos sumidos en el absurdo más radical, a ratos sumidos en una estupidez supina.