Mucha gente se sigue preguntando por la cerrazón de Pedro Sánchez en hacer público su doctorado. La respuesta es bien sencilla, algo debe ocultar que provocaría un monumental escándalo, después de que él mismo, y los medios de contaminación que le dan su apoyo, no dudaron en “despellejar” vivos a Cristina Cifuentes y a Pablo Casado, acusándoles de falsificar sus respectivos historiales académicos.

Lleva cuatro días en la poltrona sin haber ganado las elecciones, y lo único que ha hecho ha sido gastar lo que España no tiene, traer hasta nuestro territorio a todos los inmigrantes ilegales que Europa rechaza, anunciar la voladura del Valle de los Caídos e intentar meter en la cárcel a quien hable bien de Franco, hacerse la foto acaparando todos los medios de comunicación, y dejar meridianamente claro que tiene intención de perpetuarse en el poder con el programa de Zapatero. O sea, aplicar en toda España la “Teoría de Stalin”.

Cuenta la leyenda que en una reunión con sus asesores, Stalin pidió que le trajeran una gallina viva. A continuación, tomó la gallina por el cuello y comenzó a desplumarla. La gallina rabiaba de dolor, pero presa por el cuello no podía hacer nada para escapar. Una vez que Stalin desplumó totalmente la gallina sin tener en cuenta el dolor que sufría el animal, el mandatario comunista pidió a sus asesores que le trajesen un cubo con granos de maíz. Stalin soltó a la gallina a la vez que le lanzaba un puñado de maíz. El pobre animalito, a pesar del dolor que Stalin le había ocasionado, le seguía por todo el local comiéndose el maíz que su “torturador” le iba lanzando. Entonces, Stalin dijo a sus asesores:

-“¿Se dan ustedes cuenta cómo funciona? No importa para nada el dolor que ocasionemos a nuestros conciudadanos. Lo importante es que esa masa que grita en la calle pase a depender de nosotros gracias a las migajas (planes sociales, ayudas, subsidios o prestaciones) que les ofrecemos sin pedirles nada a cambio. De esta manera, generamos en esa gente una dependencia que, a pesar del dolor que les podamos ocasionar, hará que nos sigan ciegamente y continúen apoyándonos”.

Así es como ha funcionado y sigue funcionando el comunismo que Pedro Sánchez nos trae como novedad. Este siniestro personaje, es tan necio, que a pesar del estrepitoso fracaso de Zapatero a su paso por la Moncloa todavía cree que su programa funciona. Está convencido de que la estrategia de no convocar elecciones y agotar la legislatura, para llevar adelante una larga campaña electoral con el siniestro plan del “bobo solemne”, lo llevará finalmente a perpetuarse en el poder como ha hecho Maduro en Venezuela.

Sin embargo, la gran mayoría de nuestro pueblo que trabaja, cotiza a la Seguridad Social, paga sus impuestos y vertebra la nación, harto de tanta corrupción, tanto desmadre, tanto separatismo, tanta traición, y tanta cobardía, sabe mejor que nadie que España no levantará cabeza mientras no extirpemos de raíz el tumor maligno que pretende propagar Pedro Sánchez, y que los medios de contaminación ocultan por las mismas razones que la gallina seguía a Stalin.

A España no le hace falta ni Pedro Sánchez ni su equipo de asesores-vividores de la política. Lo que España necesita es un líder que no necesite la política para vivir. Un estadista, un cirujano de hierro que empiece por extirpar el cáncer de las Autonomías, y devuelva las competencias en educación, justicia, seguridad y sanidad al Gobierno de la nación. A renglón seguido, que ilegalice todos los partidos independentistas y apruebe un plan educativo a nivel nacional basado en el estímulo y el esfuerzo personal dentro de una escala de valores y principios.

Un país, con un alto nivel de educación y un orden moral inquebrantable; que enseñe a los jóvenes a pensar libremente y por sí mismos esforzándose y sacrificándose por alcanzar unos objetivos personales, es un país rico que trabajará y prosperará porque el Estado tendrá como fin primordial premiar la excelencia, garantizando al mismo tiempo la convivencia pacífica de los ciudadanos y de la Patria.

Por el contrario un país, convertido por los separatismos en un almacén de retales; con un Ejecutivo cobarde que teme enfrentarse a los golpistas; con un Parlamento cómplice de los enemigos de España; que permite que un necio e incapaz cegado por el odio sea presidente del Gobierno e imponga la “Teoría de Stalin”, porque lo único que le preocupa es su porvenir económico y crear un clientelismo político con las migajas del Estado a costa del Presupuesto, es un país abocado al abismo, al enfrentamiento civil, y condenado irremediablemente a la represión, al hambre, a la miseria y a la muerte.