La riqueza de un pueblo depende de la educación de sus gentes (II)
La cultura japonesa tiene también una peculiaridad: dejar a los niños ser niños. Se les permite disfrutar del juego sin límites y sin obligaciones para ayudarles a desarrollar su propia personalidad, dejándoles simplemente ser niños. Los padres, que también fueron niños, son pacientes y procuran no gritar ni pegar a sus hijos. Conforme van creciendo y madurando se les empieza a dar más responsabilidades enseñándoles a cumplir ciertas reglas, como por ejemplo el valor de la familia.
Para los japoneses la unión y el amor a la familia es indispensable. La valoran por encima de todo. Para ellos es importantísimo que haya una buena relación de amor, confianza y cariño entre las distintas generaciones. De esta manera consiguen que no se pierdan las tradiciones. Consideran a las personas mayores seres de gran sabiduría, y por ello son tratados con mucho amor y respeto.
Además, existen tres principios fundamentales para la educación: conocimiento, moral, y una buena salud de cuerpo y mente. Esta es la filosofía de vida que se enseña en las escuelas, y se traduce en respeto y amor por la familia, honor por las tradiciones, cuidado hacia los animales y la naturaleza, y, por supuesto, velar por la salud de las personas. De ahí que el deporte y la alimentación sean considerados fundamentales en aquel país.
Si hablamos del respeto a los profesores y lo comparamos con el respeto y la consideración que se les tiene aquí en España, nos daremos cuenta del porqué estamos como estamos. El papel de los maestros en Japón es uno de los más importantes, pues de ellos depende en gran medida el futuro de los niños y jóvenes. Los profesores son muy respetados y considerados como miembros muy importantes de la sociedad. Por esta razón el Gobierno los prepara constantemente para que sean los mejores, y se ganen y merezcan estar muy bien pagados.
Por ello, y a diferencia con España, no existen las huelgas educativas; jamás realizan paros y dejan a sus alumnos sin clase, ni se dan de baja laboral constantemente abusando de su condición de funcionarios intocables. Los maestros japoneses lo considerarían fallar a sus discípulos faltando a su sagrada misión de educadores.
En cuanto a la alimentación, en las escuelas públicas japonesas todos los alumnos deben pagar mensualmente alrededor de 50 euros en concepto de alimentación, y, la comida, es preparada bajo el control de médicos nutricionistas al objeto de que los estudiantes aprendan a comer de manera saludable y con los nutrientes necesarios para rendir más y mejor en la escuela. Queda terminantemente prohibido que los alumnos lleven dinero o cualquier tipo de comida, ya que el buen desempeño de sus deberes depende en gran medida de una alimentación equilibrada. De ahí que la obesidad en aquel país es prácticamente un mito urbano; tan solo el 3,5% de los adultos padecen este terrible problema.
Se trata de una cultura que debería ser un ejemplo para el resto del mundo, pero sobre todo un referente educativo para todos nosotros. Solo un detalle, tras el accidente nuclear en Fukushima y el desastre ocasionado por ese terrible suceso, los ciudadanos se comportaron con un civismo que dejó boquiabiertos y sin aliento al mundo entero. Ni un solo acto de pillaje, saqueo o vandalismo tuvo lugar en las miles de empresas y establecimientos mercantiles a pesar de la catástrofe. Los japoneses prestaban máxima atención a las directrices que comunicaban sus Fuerzas de Seguridad, del mismo modo que acudían en respetuoso orden a recibir la ayuda humanitaria dispuesta por el gobierno de la nación sin que la Policía tuviese que intervenir para guardar el orden. Más recientemente hemos tenido ocasión de ver también el comportamiento ejemplar de los hinchas japoneses en el pasado “Mundial de Rusia”, cuando una vez finalizado el encuentro de fútbol en el que participaba su selección, recogían todos los desperdicios de las gradas y los retiraban en bolsas hasta los contenedores de basura. Ver para creer.
Bueno, se les deja ser niños pero cuando entra el profesor en el aula, todos se levantan, le saludan y le muestran su respeto. Igualito, igualito que aquí.
Los japoneses son una raza humana MUY evolucionada, solamente superada por la raza Nordico Blanca… el mismo Hitler los elogió. Es irrelevante esto de la educación; la raza blanca es superior, y bastante, a los japoneses, el problema no es la educación, sino que el tipo de “educación” que le están dando a los Europeos modernos es pura basura: multiculturalismo, mestizaje, sexualidad desordenada, vulgaridad, pacifismo, mediocridad… todos los libros de historia están adulterados, se gasta precioso amor, voluntad y dinero en socorrer a personas mediocres o de razas inferiores, y todo esto es el verdadero problema. Si los japoneses tuvieran… Leer más »
Circula por ahí un video donde se muestra como en los colegios japoneses son los propios niños los encargados de la limpieza, hasta de los retretes. Resulta que luego tienen un país limpísimo— Lo mismito que Madrid, y lo que no es Madrid.