Clan de la Sierra Norte: el PSOE se repartió una lotería de 56 millones de euros
En el pequeño municipio sevillano de El Pedroso, de apenas 2.000 habitantes, la Junta de Andalucía repartió 22 millones de euros en un lustro. En Cazalla de la Sierra, que no llega a 5.000 vecinos, cayeron otros ocho millones. en Guadalcanal, diez más… La comarca de la Sierra Norte de Sevilla, donde hay empadronadas 60.000 personas, recibió en total 56 millones, casi mil euros por persona, mientras Francisco Javier Guerrero era director general de Trabajo y José Antonio Viera consejero de Empleo.
Demasiada casualidad. Guerrero había sido alcalde socialista de El Pedroso y Viera tenía una casa allí. Así que la juez que comenzó la instrucción del «caso ERE», Mercedes Alaya, puso de inmediato a la Guardia Civil tras esa pista. Y el resultado de las investigaciones ha sido demoledor. Aquel dinero otorgado de manera arbitraria por la Junta de Andalucía gracias a un procedimiento que esquivaba todos los controles de la administración pública se repartió entre familiares y amigos.
El concepto por el que se creó el modelo de los ERE fue la búsqueda de la paz social: abonar prejubilaciones en empresas que iban a la quiebra para evitar el desastre económico en las zonas más débiles de la región. Pero desde la cúpula del gobierno andaluz pronto se empezó a aprovechar este sistema con fines electorales y particulares.
Guerrero y Viera se convirtieron en ídolos benefactores en sus zonas de influencias porque podía repartir dinero a mansalva entre sus amigos sin que nadie se enterara porque no había concurso público. Según han declarado muchos testigos, el exalcalde de El Pedroso incluso despachaba a los solicitantes en un conocido bar de copas de Sevilla llamado «Caramelo».
Pero su «modus operandi» quedó al descubierto cuando al revisar la lista de prejubilados del ERE de la empresa SOS Cuétara apareció un nombre que llamó la atención de los agentes: Victorina Madrid. Su suegra. Había cobrado 198.000 euros sin haber trabajado nunca. A partir de ahí, todo su castillo de naipes se cayó.
La lotería de Guerrero y Viera se había repartido casi exclusivamente entre los suyos, algo que se confirmó cuando su chófer oficial, Juan Francisco Trujillo, confesó que había creado varias empresas fantasma a las que su jefe inyectó subvenciones por valor de 900.000 euros para luego gastarse el dinero en juergas y cocaína. Además, su madre también estaba infiltrada en un ERE.
Pero el alto cargo de la Junta tampoco dudó en satisfacer las necesidades de sus amigos del pueblo y sus compañeros de partido en la zona. Rafael Rosendo, que había sido alcalde de El Pedroso entre 1995 y 1999, estaba metido en el ERE de la empresa Cydeplas y su hijo, José Enrique Rosendo, tenía un entramado de empresas con el exconcejal José María Sayago que obtuvo cantidades millonarias. En una de esas sociedades subvencionadas, Matadero de Sierra Morena, trabajaban Sonia Viera (hija del consejero) y Jesús Caballos (hijo de otro socialista relevante de la provincia, José Caballos). La telaraña estaba bien tejida.
Explotación del corcho
Por otra parte, el exalcalde de Cazalla de la Sierra Ángel Rodríguez de la Borbolla, hermano del que fuera presidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla, era socio de cinco empresas dedicadas a la explotación del corcho que recibieron 7,4 millones de euros. En Guadalcanal, por su parte, el socialista Carmelo Montero movió ayudas para sus vecinos de hasta tres millones, mientras que el gerente del Instituto de Fomento de Andalucía (actual Agencia IDEA), Enrique Rodríguez Contreras, que era natural de Las Navas de la Concepción, otorgó otra buena ristra de subvenciones entre sus conocidos del pueblo.
Entretanto, Guerrero y Viera, según los atestados elaborados por la Guardia Civil, ayudaron con 60.000 euros a otro exconcejal de El Pedroso, Antonio Diana, que tenía una gasolinera. Este socialista, por cierto, le regaló al director general de trabajo un GPS y DVD para su coche por el detalle que había tenido con él. Y declaró a los agentes algo que resulta realmente sorprendente: los acuerdos se cerraban en un restaurante, «El Cruce», cuyo dueño, José Gómez, también había sido subvencionado.
Allí recibieron 300.000 euros el empresario local Eustaquio Reina o el promotor de una casa rural en Cazalla, viejo amigo de Guerrero, Antonio Diéguez Viera. Y además de todo esto, el «bienhechor» de la Sierra Norte les buscó hueco en los ERE de distintas empresas a tres amigos más: Antonio Arquero —taquillero de la piscina de El Pedroso—, Andrés Carrasco —churrero— y Alejandro Millán —su vecino de toda la vida—.
En total, el reparto de esta lotería ascendió a 56,4 millones de euros. Y los propios beneficiados dieron a la Guardia Civil la clave de todo el caso cuando se les preguntó dónde conocieron la existencia de este tipo de ayudas: «Se rumoreaba por el pueblo», contestaron.
Actualmente es imposible dar con un solo habitante de El Pedroso que hable mal de Guerrero. Para sus vecinos, el director general de Trabajo y exalcalde ha sido siempre una buena persona. «Solucionó muchos problemas a mucha gente», le defienden en los bares de la zona. La Guardia Civil lo ve de otra forma: «Los beneficiarios de esta comarca sevillana pudieron ser agraciados con importantes cantidades de fondos públicos gracias a que éstos se habrían gestionado de forma totalmente opaca y que su aprobación fue totalmente discrecional».
Y el propio Guerrero lo acabó reconociendo: «Como eran ayudas discrecionales y no tenían publicidad, lo lógico es que se enteraran personas de mi entorno, de la Consejería de Empleo, personas del entorno de la Junta de Andalucía y personas del entorno de las organizaciones sindicales». Así de claro.