Pedro Sánchez y Carmen Montón.

Por José L. Román.- Los casos de corrupción principalmente en Andalucía se amontonan en los juzgados. La larga lista de demócratas corruptos que se han enriquecido con dinero público, no han merecido un tratamiento mediático capaz de derribar ningún Gobierno.

El golpe de Estado en Cataluña está fuera de control, pero los golpistas siguen cobrando sus haberes. Los medios de comunicación al servicio del separatismo siguen con su hoja de ruta y siguen siendo alimentados con dinero del Tesoro Nacional. La inmigración ilegal se les ha ido de las manos, pero la Sanidad Universal era un complemento necesario para que la invasión prospere.

Nada de esto importa. Aquí lo único que realmente importa y tiene prioridad es la exhumación de Franco y volar a continuación el Valle de los Caídos. Ya se han encargado ciertos medios de comunicación al servicio del comunismo, de eclipsar la putrefacción que sufre el sistema poniendo en escena una farsa detrás de otra.

La banda de vividores de la política liderada por el okupa de la Moncloa no solo se creen los “putos amos”, sino que están dispuestos a decir y hacer lo que se les ponga por los cojones. Son capaces de tocar todos los palos sin temor a nada ni a nadie: demócratas corruptos, mercaderes de másteres, plagiadores de tesis o profanadores de tumbas. Y además, son tan humildes y modestos, que estos conocimientos tan democráticos no los detallan en su curriculum vitae. Ellos son la democracia, los verdaderos demócratas, como Maduro. Así lo confirman las televisiones a su servicio con machacona reiteración. Los demás, el resto de los españoles, solo somos putos carcas, cavernarios y fascistas.

Qué talentos tan valiosos:

Gregorio Rojo, a quien el PSOE colocó como presidente de la Caja Vital Kutxa… fue anteriormente pescadero en el mercado de abastos de Vitoria.

Leire Pajín aseguraba en su currículum vitae (CV) que fue claustral en la Facultad de Económicas de Alicante… ¡Mentira!

José Montilla dijo ser licenciado en Derecho y Económicas… ¡Mentira!

José Blanco decía ser licenciado en Derecho… ¡Mentira!

Patxi López decía ser ingeniero industrial… ¡Mentira!

Elena Valenciano decía ser licenciada en Derecho y Económicas… ¡Mentira!

Trinidad Jiménez decía que había cursado estudios en Camerún, Guinea Ecuatorial e Israel… ¡Mentira!

Bernat Soria dijo que fue Decano de Medicina en Valencia e investigador en Alemania… ¡Mentira!

Esto es, sin escarbar demasiado, la mierda que subyace entre los vividores de la política. Lo de Carmen Montón y su jefe ha salido a la palestra porque alguien consideró que tocaba. O sea, que era el momento oportuno para que Rivera cargara la escopeta. No hace falta ser un lince para darse cuenta que este tipo de fechorías se han venido haciendo entre demócratas de uno y otro partido en los últimos años y como si tal cosa, hasta que quisieron echar a Cristina Cifuentes, entonces, alguien abrió la veda sin medir las consecuencias al sentirse fuertemente respaldado por las televisiones comunistas.

Entre másteres, títulos y cargos inventados, y la carencia absoluta de formación para ejercerlos, la ilustre doctora Carmen Calvo es una “eminencia”. Y que conste, que esto no solo ha sido normal en el PSOE, sino en todos los partidos. Lo que sucede, es que la diferencia la marcan los medios de comunicación al servicio de comunismo. Si la fechoría la lleva a cabo el PP, la criminalización y el linchamiento están más que asegurados. Ahora bien, cuando el presunto delincuente es de la banda del okupa de la Moncloa, se pone en marcha toda la maquinaria mediática con “La Sexcta” a la cabeza, para buscar un motivo que lo justifique.

¿Regenerar el sistema? Lo que hace falta es desinfectar a fondo cualquier magistratura e institución del Estado, porque la podredumbre y la corrosión alcanzan ya a todas ellas. Todo está corrompido hasta el tuétano ¡Todo! Pero lo que sucede en España con los títulos universitarios es la gota que colma el vaso. Por eso, y por tratarse de hechos que alcanzan de lleno a quienes dirigen los destinos de nuestro pueblo, quisiera compartir con ustedes algo que reza en el frontispicio de una universidad de Sudáfrica:

“Destruir cualquier nación no requiere el uso de bombas atómicas o el uso de misiles de largo alcance, sólo se requiere de un bajo nivel educativo, ignorancia de su historia y que sus estudiantes hagan trampas en los exámenes y ante cualquier barrera que encuentren en la vida:

– Los pacientes mueren en manos de esos médicos.

– Los edificios se derrumban a manos de esos ingenieros.

– El dinero se pierde a manos de esos economistas y contadores.

– La humanidad muere a manos de esos eruditos religiosos.

– La justicia se pierde a manos de esos jueces.

El colapso de la educación es el colapso de la nación”.