Hace escasamente cinco años y en el transcurso de una entrevista, el líder de Podemos se lamentaba de la caída del Muro de Berlín diciendo lo siguiente:

– “Para que las cosas cambien el miedo no puede desaparecer. El miedo es crucial, simplemente tiene que cambiar de bando. La clave para entender que existan Estados del bienestar; la clave para entender que se redujera la jornada laboral, que se pagaran las vacaciones a los trabajadores, y hubiera seguros de desempleo, era el miedo de los ricos. El miedo de los ricos a la Unión Soviética. El miedo de los ricos al Movimiento Obrero. El miedo. A pesar de las barbaridades que se hicieron en nombre del comunismo en la URSS, la caída del Muro fue una mala noticia para todo el mundo porque quitó el miedo a buena parte de las clases política y económicamente dominantes”.

¿Qué les parece? Ellos mismos se delatan. Por eso no me extraña la obsesión enfermiza que tienen estos personajes con Franco y el régimen anterior. Y no me extraña, por una razón muy simple, porque aquel régimen que rescató a España de las garras del comunismo, trajo a su vez para los trabajadores españoles las mayores conquistas sociales de nuestra historia. Conquistas sociales a las que nunca hacen referencia cuando hablan del “dictador”, pero que una y otra vez, como sucede con la entrevista a la que hacemos referencia, echan por tierra cualquier discurso de estos dictadorzuelos comunistas disfrazados de demócratas.

Franco sabía mejor que nadie cual era el tumor maligno que necesariamente había que extirpar de raíz, para salvar a España de los criminales y saqueadores. Tanto es así, que después de recoger una España en alpargatas y caminando sobre burros, un Banco de España sin reservas de oro tras haber sido expoliado totalmente por el PSOE, y una España sometida a un brutal e inhumano cerco Internacional, consiguió una Patria unida y llevarla hasta el noveno lugar como potencia industrial del mundo.

Pero, si algo que no deja dormir a la izquierda y principalmente a este Gobierno es, que Franco demostró a los españoles que NO era necesario el comunismo y sus métodos para conseguir que los trabajadores disfrutaran, entre otras muchas conquistas sociales, de jornada laboral de ocho horas, vacaciones pagadas, dos pagas extras anuales, seguro de desempleo, y, por supuesto, de un Instituto Nacional de Previsión (Seguridad Social) que fue la envidia del mundo entero. Esto es, junto a la indisoluble unidad de la Patria y la seguridad y tranquilidad en nuestros pueblos y ciudades, la verdadera Memoria Histórica de España.

Los únicos que NO tenían libertad bajo aquel régimen eran precisamente aquellos que sin la política de partidos no serían nadie en la vida en ninguna de sus formas. Aquellos que necesitaban la política para alcanzar el poder y enriquecerse sin trabajar. Y, como sucede ahora con el okupa de la Moncloa y su banda, aquellos cuyo objetivo no es otro que imponer en España un régimen comunista criminal y sanguinario.