Caminando entre calaveras: Europa en su horizonte final
Europa, Europa… que arrebataste prometeicamente la luz de las esferas celestiales para iluminar sociedades, culturas, razas y civilizaciones; que cincelaste las más brillantes creaciones de la ciencia, el arte y el espíritu, para acabar así, asediada por chupasangres, ramasantas y sacamantecas, por Landrús que vociferan sus allahuakbares desde los campanarios de tu democracia, desde las moquetas de tus hemiciclos mancillados por políticos correctamente entregados al globalismo, obsesionado por destruir para siempre los Notredames y capillas Sixtinas, los Tedeums y Summas Teológicas que esculpieron tu grandeza.
Europa, Europa… que en Potiers con Carlos Martel derrotaste a las hordas musulmanas, mientras que ahora recibes a cientos de miles de «refugiados» islámicos agasajándoles con guirnaldas y susurrándoles cobardes «alohas»; fortaleza sitiada por tribus de destripadores, donde los quintacolumnistas muslimes zapan tus murallas con sus zonas de «sharia», con sus paraísos de exclusión.
Europa, Europa… raptada en aquellos tiempo por un Dios, y secuestrada ahora por el Señor de las Moscas, que arrasa con tus fetos para sacrificarlos al gran Moloch, el Dios de los abortos, el de los ríos de color púrpura que desde las cunas imposibles va a derramar su sangre en los templos del NOM.
Europa, Europa… apoteosis de una raza blanca que colonizó antaño los vientres del mundo, mientras que ahora te has vuelto afeminada y cobarde, y tus cromosomas no pueden competir con los de las razas que te han invadido… cementerio de elefantes serás, y desde los alminares que en ti se multiplican se proclamarán califatos y victorias, patrias andalusíes y kaabas irredentas.
Europa, Europa… nacida en luminosas ágoras de infinitas columnatas, raptada ahora por un Dragón del Averno que te tiene encerrada en mazmorras que hieden a la herrumbre y al orín de la decadencia, donde tus habitantes, degradados por una kulturbasura amarillenta de realities y consumismo atroz, comienzan a vivir en campos de concentración custodiados por carceleros yihadistas.
Europa, Europa… milenios de civilización para acabar así, en una apoteosis de vaqueros rotos, de camisetas que muestran el horror de unas calaveras desde la que nos mira el Señor del Averno; calaveras que proclaman siniestramente el presagio de la muerte anunciada que constituye nuestro destino; que constituyen el blanco perfecto para que las «panzerdivisionen» yihadistas ejecuten sus performances apocalípticas.
Europa, Europa… que desde los majestuosos ámbitos del clasicismo te has degradado tanto, que ha forjado la civilización de «Mad Max», un verdadero museo de los horrores donde se exhibe el feísmo más alucinante, con tribus urbanas de orejas perforadas a lo bantú, con argollas en sus narices perforadas a lo bosquimano, con pelos imposibles, con horribles tatuajes estilo Alcatraz, luciendo vestimentas de gorrapatrás y pantalones cagaos de los «maras» del Bronx, harapos hippientos importados de Woodstock.
Europa, Europa… ¿qué te ha quedado después de miles de años de civilización?: si antes fue la maravillosa Capilla Sixtina, ahora consideras artística las más tenebrosas y epatantes «performances», como mearse en la calle, dejar morir de hambre a un perro atado a una cuerda, o componer con hostias consagradas la palabra «pederastia»; si antes llegase al éxtasis con la novena sinfonía de Beethoven, ahora te embriagas con los alaridos chiripitifláuticos de contoneantes raperos con vestimenta barriobajera, con luciferinas Lady Gagas, Marilines Manson, Madonnas y Beyoncés.
Europa, Europa… sí, ¿qué es lo que te ha quedado después de milenios de haber forjado los valores morales y los elevados ideales que guiaron como un faro la historia universal? Poseída por un mal espíritu que te llevó a abandonar tu cristianismo genético, exhibes ahora las llagas purulentas de una lepra moral que te ha llevado a las catacumbas del Tártaro: alcoholismo, drogas, la carnicería de los abortos masivos con cargo al erario público, la patética banalización del sexo, el imperio LGTBI, el consumismo deshumanizado, la náusea de una vida sin trascendencia, la claudicación ante el islamismo que quiere fagocitarte, el multiculturalismo que has introducido entre tus murallas como un exterminador caballo de Troya que arramblará con lo poco que te queda ya de la gloriosa herencia que malgastaste.
Europa, Europa… fuiste durante mucho tiempo el imperio de la luz, y ahora eres territorio donde Mad Max comanchea a su antojo. Pues tu estandarte ya no es la Cruz, sino una bandera azul donde luce esplendorosa una «jolly roger» rodeada por las estrellas de la noche nochera que se ha abatido sobre ti, con sus lobos, aulladores en el toque de queda de tus ciudades amedrentadas.
Tu destino inmisericorde es el que se refleja en las famosas palabras de Harry Lime (Orson Welles) en la película «El tercer hombre»: «En Suiza hubo amor y fraternidad, 500 años de democracia y paz, y… ¿que tenemos?: el reloj de cuco».
Sí, Europa, ese reloj está marcando tu horizonte final, el epílogo de tu civilización. Porque, después de tu cristianismo y tu democracia, ¿qué tenemos?: tic-tac, tic-tac, tic-tac…
“Conmigo se va la última esperanza del mundo, las democracias occidentales son decadentes, el comunismo, con gobiernos más autoritarios, a la larga, acabará conquistando el mundo”.
Adolf Hitler
Sigan poniendo la otra mejilla y siendo taaaan acogedores y buenos cristianos hasta el suicidio ya casi consumado guiados por sus “pastores” y efectivamente, continúen denostando con su dialéctica y comparaciones al único que se enfrentó a esta monstruosidad y ya advirtió de todo lo que iba a pasar haca ya casi 100 años.
Un saludo.
Los curas valientes que se salen a pecho descubierto para defender nuestra civilización, en vez de ser especialemente protegidos por los obispos y resto de cargos superiores de la Iglesia católica, son apartados o ignorados. Esto está cada vez peor.
Volvamos nuestros ojos al cielo, roguemos a Dios y recuperaremos el aliento.
Recordemos que Jesús venció al mundo. Venga, adelante…
Sí, pero “a Dios rogando y con el mazo dando”. Bien lo sabían nuestros antepasados en el campo de batalla.
No hay victoria sin lucha, y si acaso sucede la derrota, queda enaltecida y bendecida por la valentía y el honor del guerrero.
Así que, en primer lugar, templemos las armas del espíritu y después, ” Santiago y cierra España “. Si es así, que Dios nos lo premie y si no, que nos lo demande.
La envidia del progreso (no confundir con progresismo) europeo carcome mucho, la envidia de los demás (ya saben de quienes en especial) hacia la civilizacion europea o todo lo que huela a ella es una envidia solo comparada con la envidia de una mujer a otra mujer por su belleza fisica, es una envidia muy muy egoista, egoista en el sentido de que la civilizacion europea es la que más progresa en cualquier lugar donde se asiente (más que los mismos chinos milenarios), y eso genera mucha envidia y rabia, porque la diferencia entre un europeo y alguien de otro… Leer más »
El derrumbe de la cultura cristiana arrastrará en su caída las estructuras estatales, por más que les pese a los oligarcas. Si piensan que van a controlar el cambio de manera ordenada se equivocan. Vamos a una época de caos. Y cuando reine el caos ¿Quién sujetará a los hombres sedientos de justicia?
Desde el momento en que Alemania quedó sentenciada en los años 40, Europa también firmó su sentencia de muerte. Una vez finalizada la contienda se nos impusieron falsas e ilusorias democracias a todos los países del continente. Uno tras otro fuimos sometidos a la voluntad de los artífices de estos gobiernos que resultaron ser, tal y como pronóstico el Dr. Goebbles años antes, meros instrumentos en manos del poderoso lobby judio estadounidense.Tras unas primeras décadas de supuesto progreso y avances sociales, imprescindibles obviamente como paso previo a la zombificación y estupidización de la población, ha llegado la hora del siguiente… Leer más »
Don Crápula, que alegría ver que sigue, le echaba de menos.