La lengua y el nacionalismo
Contra el dogmatismo pragmático inoculado por el nacionalismo en tantos corazones vascos y catalanes el raciocinio y el conocimiento se ven impotentes.
Durante muchos siglos la lengua catalana, la castellana, la valenciana, la vasca y la gallega habían coexistido en España del modo más natural sin que a nadie se le hubiera ocurrido entender que dicha variedad lingüística fuese un problema; y esta coexistencia del todo natural venia desde el siglo XIII, cuando el propio rey escribía sus obras jurídicas en castellano y sus versos en gallego. La diversidad lingüística era un hecho natural y como tal era tomado por todo el mundo. Hemos de esperar hasta el final del siglo XIX y, sobre todo, a la Dictadura de Primo de Rivera y, finalmente al Régimen personalista del Generalísimo Franco con su desacertado “Español, habla la lengua del Imperio” para que la existencia de las lenguas empiece a ser visto como un problema político.
El recelo contra el catalanismo y el vasquismo políticos e incluso contra las lenguas respectivas no fue incausado. La agitación nacionalista, sembrada de tergiversaciones históricas, de expresiones despectivas hacia el resto de España y de incitaciones al odio, fue su principal motivo según Jesús Lainz. A pesar que el uso de una lengua es ajeno a la política , los incipientes nacionalismos vasco y catalán comenzaron a utilizar la lengua con fines metalinguisticos, como armas arrojadizas políticas y justificación de recién inventadas identidades nacionales. Y a esta necedad le siguió la no menor necedad de comenzar las medidas represivas por parte de diversos gobiernos, que arremetieron contra las realidades linguisticas no por si mismas, sino por instrumentos de los nacionalismos.
Los intelectuales castellanoparlantes se enfrentaron a la política represiva de Primo de Rivera. Ciento dieciocho de ellos, entre los que se encontraban figuras como Gregorio Marañón, Menéndez Pidal, Concha Espina, Ortega y Gasset, Azorín, Gómez de la Serna, Federico Garcia Lorca, Manuel Azaña o Claudio Sánchez Albornoz, firmaron una carta dirigida al Directorio Militar en la que otras cosas se decía:
“Los abajo firmantes, escritores en lengua castellana (…) nos dirigimos respetuosamente a VE para expresarle nuestro sentir con ocasión de las medidas del gobierno que por razones políticas se han tomado acerca del uso de la lengua catalana. El idioma es la expresión más íntima y característica de la espiritualidad de un pueblo, y nosotros, ante el temor de que esas disposiciones puedan haber herido la sensibilidad del pueblo catalán, creando para lo futuro un abismo de rencores (…). Nosotros debemos, además, pensar que las glorias de Cataluña son glorias españolas (…). Creemos cumplir una labor de patriotismo diciéndole a Cataluña que las glorias de su idioma viven perennes en la admiración de todos nosotros y que serán eternas mientras exista en España el culto del amor desinteresado a la belleza.” (Madrid. Marzo de 1924)
Acto seguido noventa y ocho escritores en lengua catalana les dirigieron una carta de agradecimiento en la que recordaban al Directorio Militar la obviedad de que la lengua catalana es tan española como la castellana y reclamaban para ella la total libertad de uso social y administrativo.
En España nunca se ha impuesto el castellano por ley , salvo la excepción de un breve periodo de la dictadura de Primo de Rivera. Pero al margen de estos enconos, sólo una grave ignorancia o una enorme mala fe provocada por fanatismos políticos puede conducir a afirmar que el castellano, o español, no es la lengua común de todos los españoles. El castellano nació entre cántabros, vascos y riojanos; las Glosas Emilianenses vieron la luz en territorio navarro; Navarra, el reino vascón fue el primero en adoptar el castellano como lengua oficial, casi un siglo antes de que lo hicieran los reyes castellanos, que seguían utilizando el latín; la primera gramática la escribió un andaluz, cuando en el siglo XVIII se creó la Academia Española de la Lengua, su fundador fue un navarro, su censor un catalán, y la mayoría de los académicos no eran castellanos.
¿Cabe ironía más significativa, se pregunta Lainz, que la de los socios nacionalistas de la Declaración de Barcelona teniendo que echar mano, para entenderse, a su lengua común, el castellano?
Para concluir, dejare la palabra de Pio Baroja:
“Ante los hechos es ridículo afirmar el despotismo central en la cuestión del idioma. Es naturalisimo que de los cuatro o cinco idiomas nacionales haya preponderado uno, y esto pasa en España; pero el estado no ha hecho presión aquí, y si la ha hecho no ha sido tan enérgica como la han hecho en Francia, en Alemania o en Inglaterra con sus idiomas regionales.”
*Teniente coronel de Infantería y doctor por la Universidad de Salamanca
En todo este tema creo que ha habido la mala fe habitual por parte de algunos políticos periféricos que han querido sacar tajada de una diferencia natural y sin mayor importancia. Pero también ha habido la poca habilidad, igualmente y por desgracia habitual, por parte de los políticos nacionales que han entrado al trapo y se han comportado como un elefante en una cristalería, como Usted oportunamente afirma. Respecto de la prohibición del gobierno de Don Miguel Primo de Rivera, considero que estaba más que fundamentada porque él, precisamente él, había sido Capitán General de Cataluña justo antes de tomar… Leer más »
1. No es normal, ni pasa en ningún otro sitio, QUE SE OBLIGUE A LOS POBRES NIÑOS A SUMERGIRSE EN EL EUSKERA O EL CATALÁN, dos idiomas minoritarios, que están destinados -en realidad lo son ya- a la irrelevancia en el mundo de la comunicación mundial. –
2. O que tengamos un ministro de educación, un auténtico inútil, QUE NIEGUE LA MAYOR, es decir que tenga la desfachatez de decir en público “que no le consta que en Cataluña SE ADOCTRINE A LOS NIÑOS”. –
Me parece muy bien lo que dice excepto eso de “Navarra, el reino vascón” Los reyes navarros usaron el romance navarro y el latín. Y no hablaban vascuence. en cuanto a la población, era heterogénea.
El euskera alto-navarro (goi-nafarrera en euskera) es el dialecto del euskera hablado en la parte central y norte de Navarra así como en el extremo oriental de Guipúzcoa y la frontera occidental bajonavarra con Navarra. Esta denominación se corresponde con la clasificación hecha por Louis Lucien Bonaparte a finales del siglo XIX, que a su vez tenía dos variantes, altonavarro meridional y altonavarro septentrional. Posteriores estudios, como los realizados por Koldo Zuazo, renombran este dialecto como navarro (nafarrera en euskera) o euskera navarro (nafarroako euskara en euskera).
El actual “batua” proviene en su mayoría del vasco guipuzcoano. ¿De qué zona? No lo sé. Lo que sí sé es que casi en cada valle se hablaba un dialecto distinto.
Vascones (del latín: gens Vasconum) fue el nombre dado por los romanos en la Edad Antigua al pueblo de la península ibérica cuyo territorio se extendía hacia el siglo I entre el curso alto del río Ebro y la vertiente peninsular de los Pirineos occidentales, una región que se corresponde en la época contemporánea con toda Navarra, parte de Guipúzcoa, áreas del oeste de la provincia de Zaragoza, y noreste y centro de La Rioja. Efectivamente era una población heterogénea pero no tiene usted en cuenta que Bascon es quien habla euskera, no una raza ni ningún pueblo.
En la Ribera de Navarra jamás se habló vascuence. “Euskaldun” es el que habla vascuence. Vascón corresponde a la etnia.
No tiene usted ni idea.
La etnia eran Bardulos caristios y autrigones y los romanos se refrian a ellos como Bascones porque hablaban en un dialecto que ellos denominaron Vasco. Lo de seuskaldun es a partir del siglo XX con el euskera batua
Me permito añadir que incluía también la parte suroeste de la actual Francia, parte de la actual Gascuña. Un saludo cordial.
P.S. No se haga mala sangre con comentarios irreflexivos.