Ensayo general con trajes
No hay más que escuchar al doctor Echenique -con ese aura de malignidad tan exquisita y entrerriana a la par que digamos decadente- al divino Pablo Manuel –el de la trenza rizada y las uñas de color, a lo Chaparrita pero con hemorroides- al docteur Abalós de L’Academie de L’Histoire et des chemin de fer y a esas eminencias tezánicas de la encuesta a pie de obra que atufan a ciencia oculta y a mancia de las de antes del 48, para advertir que no se puede admitir esto de que los españoles opinen y voten a su criterio, como si cualquier cosa –menos aún, siendo andaluces- y que eso no tenga el castigo que merece y con una inmediatez que haga época por lo doloroso del escarmiento. Llegar tarde les recrecería todo lo que es la parte delantera y vete a saber lo que puede pasar.
¿Qué se han creído? ¿Dónde van a parar estas gentes si cunde el ejemplo? Hay que atajar esta deriva, deriva, deriva y para eso he escrito varias cartas y las he puesto en el correo de la tarde. Una va dirigida a Agapito Marazuela –el de Valverde de Majano- que lo sepan, no voy a ocultarlo, por aquello tan suyo de:
Hay que ver la cigüeñá, cuanto nos vale,
si no fuera por ellá, cualquiera sabe…
Cómo revolotea,
cómo la picotea.
Pica en el verde
pica en la arena,
pica en los picos de mi morena.
Nos quita los reptiles
de los caminos,
y nos mata los bichos
que son dañinos.
Y llevan un sello de urgente que apabullaba al continental que las ha recogido al poco de pasarlas por el polvillo de la salvadera, tras colocar la pluma de ave en el recado de escribir, ocluir el tintero, como prescribe Mateo Alemán, y lacrar los documentos.
Mira que he meditado profundamente sobre todo esto, acodado primero en la balaustrada que da al jardín francés, con la mirada perdida y los cabellos al viento de poniente y luego, apoyado -y ya negligé con un hombro desnudo- en el quicio de la mancebía –a la caída de la tarde- contemplando cómo los cisnes navegaban a merced de las olas del Danubio, me mordía las uñas y regurgitaba párrafos enteros de los Vedas, mesándome las greñas a la que escuchaba radio Bratislava, sin dejar de beber una malvasía con unas gotas de Angostura.
Este sabor amargo me traía el recuerdo de aquellas noches en Breslavia, cuando Kazán era Kazán y el ratón de Susanita hacía primero de bachillerato y después venga y de repetir asignaturas mientras su rostro se tornaba celaá y valerio a poquitos, a impulsos. Al fondo alborotaba el tenasmo tetánico carmencalviano entre despropósitos.
Pues bien, hermanos, se ha rasgado el velo del templo y por la entrada de artistas salían los comediantes contando los dineros que les había abonado el habilitado. Todos ellos vestían de figurantes tipo Alcalde de Zalamea y Del rey abajo ninguno o El labrador más honrado García del Castañar. Indignante. Menos mal que estaba la ministra de Gracia y Justicia, justicia, justicia… en la impunidad y entonces fue cuando tuve un sueño:
Martín Lutero King Size se cerraba la bragueta ante mis ojos, se ajustaba la taleguilla ostentosamente culeteando y mirando al tendido y según salía de los servicios me decía socarrón:
-Pero… ¿Quién perdió la guerra? Bobo.
-No sé ya, don Martín… ¿Los curas? ¿Franco?
-Piensa, piensa…
-Jo, qué tío ¿Adónde quiere llegar?
-Hasta el fondo, gilí.
-¿Hasta el fondo del mar, matarile, rile, rile?
-Hasta el fondo del mar, matarile, rile, ron. ¿Sabes lo que es un ensayo general con trajes?
-Sí, claro. Luego vienen los estrenos de los sábados de gloria. ¿Le jour de gloire?
-Pues eso, querido. ¡Qué torpe y espeso estás esta tarde! Deberías mirártelo tú mismo para no exponerte a la vergüenza de que te lo miren unos funcionarios ajenos y pasados de fecha. La memez postiza e infecunda sirve para lo que sirve. ¡Vas a ver lo que les va a durar esa alegría en casa de los pobres! Las horas del fuego. Va a ser tremenda la debacle que se están buscando estos demócratas unidireccionales y lenguaraces. Han entrado a operar le principe de la bonne foi y le dètournement de pouvoir y como hicieron los japoneses y lo advirtieron tras Pearl Harbour y lo dijo creo que Tojo, han despertado al tigre -a los españoles, que son mayoría absoluta como lo eran los estadounidenses y les sale el español que llevan dentro- y eso no tiene vuelta atrás y de eso no se enteran los tocapelotas zapateristas, ni el Tezanos, ni los que no saben Historia, que son mayoría entre los fabuladores y va a producir un 2019 de la órdiga.
-Ah, coñe, coñe.
Dios le oiga y el español de antaño despierte del opiáceo que otorga el comer en exceso, el beber en exceso y el chatear bobadas por guasap en exceso…