Casado, sin ataduras, se libera de Rajoy en las listas del PP
Paloma Cervilla.- Pablo Casado ha tomado definitivamente el mando del PP. La elaboración de las listas a las generales es un buen ejemplo de que el joven líder del PP va a por todas, rodeado de un equipo de fieles, sin apenas rastro del marianismo, y con el único objetivo de llegar a la Moncloa.
Si hubo alguna hipoteca que pagar después del congreso de las primarias, ya la ha abonado. Él apostó por una integración tranquila, y así lo han entendido quienes se han reconvertido al casadismo. Me lo decía hace ya algunos meses alguien de su círculo más cercano “integración, sí, pero apuñalamiento, no“.
Una frase que resume lo que fue el poscongreso, con un sector sorayista enfurecido por haber perdido unas primarias, que dieron por ganadas, sin ser conscientes de que la exvicepresidenta provocaba más rechazo que entusiasmo en el PP. La acusaban de haber entregado los medios de comunicación a una izquierda que ha masacrado al partido oon sus críticas.
Pero para Pablo Casado el tiempo de las componedas ha terminado. Sus apuestas personales son el mejor ejemplo de que ya tiene las manos libres. Un nombre clave: Cayetana Álvarez de Toledo, que ha sido la sorpresa de las listas, al encabezar la de Barcelona. Muy crítica con el marianismo, representante de la línea más conservadora del PP y activista contra el independentismo catalán y a favor de la unidad de España, ha desplazado a la que ha sido la portavoz parlamentaria, Dolors Montserrat. Hasta hace tres días se daba por seguro su liderazgo en la candidatura catalana.
Juan Cosé Cortés, por Huelva. Otro representante de la sociedad civil, icono de la lucha por la prisión permanente revisable. Casado no ha dudado en desplazar a la exministra Fátima Báñez del número uno por su provincia, provocando así el abandono de ésta de la política. Sorayista convencida, no terminó de sumarse al proyecto de Casado, y ha terminado descolgándose por completo.
A estos nombres conocidos para el gran público se suman otros, como el de Ana Pastor, la presidenta del Congreso, cuya amistad con Mariano Rajoy es lo de menos. Ella es por sí misma un ejemplo de seriedad, lealtad al partido y a Casado, eficacia en la gestión y el enlace entre lo viejo y lo nuevo del PP.
Del rajoismo puro y duro ya no queda nada. Los exministros Íñigo Méndez de Vigo y Álvaro Nadal han abandonado el barco antes de ver cómo no cuentan con ellos, Cristóbal Montoro tiene muy difícil su continuidad en las listas y exdirigentes como Fernando Martínez-Maillo o Carlos Floriano, sencillamente los han fulminado. Otros, como Juan Ignacio Zoido, Rafael Hernando o Alicia Sánchez-Camacho tendrán acomodo en la lista europea, o eso parece.
Con estos mimbres inicia Casado la tarea titánica de conquistar el centro derecho. Nadie podrá decirle que no lo ha intentado, que ha renovado al PP lastrado por la corrupción y que ha puesto en marcha un proyecto nuevo. Habrá que ver si las urnas lo respaldan.