Pablo Iglesias: La fascinante y rocambolesca historia del busto del fundador del PSOE
María Fidalgo Casares.- Paulino Iglesias Posse nació en Ferrol en 1850, hijo de orensano y compostelana. La madre enviudó joven y calamidades varias hicieron que la familia acabara trasladándose a Madrid y el niño internado en un hospicio. Ya adulto se cambió el nombre a Pablo, trabajó de tipógrafo, adoptaría la ideología marxista y pasaría a la historia como fundador del PSOE y –algo que no se recuerda tanto– también de la UGT. Vehemente diputado fue una figura controvertida con luces y sombras conocido como “el apóstol del socialismo”.
A comienzos de los años 30, ya fallecido, se erigió en Madrid un grandioso conjunto monumental dedicado a su memoria, cuya pieza estrella era un busto espectacular de varias toneladas realizado por un extraordinario escultor; Emiliano Barral. Como en los paterfamiliae romanos, el artista fue llamado para hacer una máscara funeraria “de cuerpo presente” del cadáver del propio Pablo, en la que basó su potente escultura.
Barral moriría combatiendo en el frente republicano de Madrid y una vez ganada la guerra, su monumento fue mandado demoler por el régimen franquista y se ordenó que con sus escombros se levantase una tapia. Un delineante de la cuadrilla encargada de la destrucción logró convencer a sus compañeros de que el material no era idóneo para construir la tapia y lo “arrumbaron” en una esquina. Esa noche, aprovechando la oscuridad, fue con varios ugetistas y lo enterraron en uno de los jardines del Retiro, prometiendo guardar todos silencio.
Esto de enterrar las estatuas no era algo excepcional, decenas de Vírgenes fueron encontradas siglos después de la invasión musulmana enterradas en campos y montañas, así como en la guerra civil, entre otras la mismísima Macarena fue encerrada desmembrada en una caja de madera para evitar su destrucción.
Curiosamente, en la gallega Fábrica de Cerámica Sargadelos, su director, el pintor Isaac Díaz Pardo, hijo del extraordinario artista Díaz Baliño, hizo una edición conmemorativa de jarras de Pablo Iglesias con la antigua efigie diseñada por Barral, basándose en las fotos del monumento, sin sospechar jamás que algún día sería encontrada.
Llegada la democracia, ya en los años 80 en el PSOE se recibía una curiosa carta con sello francés. Descendientes de los miembros de la cuadrilla que habían enterrado el busto, exiliados en Francia, habían conservado el croquis detallado de su localización y ante la victoria socialista, decidieron ponerlo en conocimiento del partido. Puestos en marcha, se organizó su rescate e inmediatamente se procedió con expectación a la exhumación, pues no se sabía con certeza si lo hallarían. Entre los presentes, a pie del terreno, se encontraban entre otros Enrique Múgica y Alfonso Guerra. Un episodio que impresionaría y que este último contaría en uno de sus libros de memorias.
Ya recuperado, el busto de Pablo Iglesias, original de Barral, fue colocado en lugar preferente en la sede socialista de Ferraz. Curiosamente, la sede está situada en una vivienda que había sido antaño residencia del tipógrafo fundador del PSOE. Pablo Iglesias Posse, el apóstol del socialismo, volvía a casa.
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