Antonio Banderas regresa al barrio que le vio crecer
Antonio Banderas regresó un año más a sacar a la Virgen de Lágrimas y Favores en Málaga. Otro Domingo de Ramos se adentró en la Iglesia de San Juan, aquella en la que se casaron sus padres y donde, tanto el pequeño Antonio, como su hermano fueron bautizados. La parroquia en cuyos entornos se llenaba de sueños, mientras jugaba con sus amigos, que son ahora, en gran parte, los que le acompañan en la devoción a esta «virgencita» de «rostro santo» por la que suspiran los hermanos de las Reales Cofradías Fusionadas.
Un barrio en el que reconoció que jugaba con sus amigos en los años 60, cuando era un niño. «Ahora sus hijos llevan a la Virgen», señaló el actor antes de la procesión, que este año cambió de hora, sumándose a la «revolución» que ha experimentado la Semana Santa de Málaga con su nuevo recorrido. Cambios que el actor defiende como una forma de mejorar la celebración y reconoce que le gusta ver el paso de las imágenes por «las calles estrechas».
Y con esos recuerdos, comenzó a sonar la salve de la Virgen de Lágrimas y Favores –uno de los momentos más íntimos de la Semana Santa–, donde en un abrazo los «hombres de trono», que sobre sus hombros portarán durante horas a la Señora por las calles de la ciudad, cantan esa misma tradición en la que todos crecieron «juntos como hermanos». Y como una hermana más estaba Nicol Kimpel en ese mismo abrazo, al que este año se sumó Sara Baras, desde este Domingo de Ramos una más de la cofradía.
Tras eso salió a la calle, entre aplausos y vítores de los cientos de concentrados en la estrecha Puerta de Tronos de San Juan, donde el pequeño Juan de 10 meses veía a su padre en la cabeza del varal, junto a la campana con la que Banderas da las órdenes, llevar a la Virgen sobre su hombro. Un nuevo hermano que comienza a sumar esos recuerdos que hacen volver a Antonio Banderas cada año a San Juan y que le han hecho amar una ciudad en la que va a cumplir sus sueños.
Esta Semana Santa tiene un gusto diferente. La pasada era la primera en la que perdió a su madre. Fueron momentos duros, ya que a cada paso Doña Ana era un susurro en el ambiente. Suspiro que no cesa, porque ese recuerdo es imborrable para el actor, pero que este año tiene un halo de esperanza por un proyecto con el que lleva soñando desde niño, desde que jugaba en las escalinatas de San Juan: el Teatro del Soho.
Del teatro a la iglesia
A esta procesión llega tras unas esperanzadoras audiciones para el primer musical de su teatro. La semana anterior estuvo seleccionando el talento que abrirá este centro para «las artes vivas» –como lo define el propio actor–.
Una aventura que volverá a profundizar en su faceta filantrópica en la ciudad. El Teatro del Soho Caixabank lleva aparejada una fundación a la que el actor aportará anualmente unos 125.000 euros para crear unas becas para formar a los futuros actores que integrarán los montajes de este centro. Lo harán con una formación en la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga (Esaem), que será también el segundo escenario de su nuevo teatro.
Esta aportación se sumará –cuando la entidad esté en marcha– a los 200.000 euros de la Fundación Lágrimas y Favores que preside y que se destinan a proyectos benéficos en Málaga cada año. Lo hace con becas universitarias o una cuantiosa aportación al economato social «Corinto», que sostienen varias entidades para abaratar los productos de primera necesidad a las familias más necesitadas. La gala que se celebra cada Viernes de Dolores es uno de los principales puntos de recaudación.