De entre todas las especies vivas, animales o vegetales, la única que es capaz de renacer de sus cenizas es el pino canario (sic).

Es conocida la abundancia de incendios en aquellas maravillosas islas y sin embargo no sólo no merma el número de pinos, sino que se sigue incrementando a pesar de ellos.

La situación en que se encuentra el PP puede asimilarse perfectamente a la del árbol típico canario.

Bien es verdad que todavía no ha llegado a la quema total, pero anda cerca de ella; sobre todo si el próximo día 26 le sacude un nuevo fuego. El del pasado 28-A le dejó muchas ramas un tanto chamuscadas.

Sea con incendio total o parcial, es obvio que está muy ardido. Los “pirómanos”, C,s y VOX, siguen en sus trece decididos a quemarlo del todo.

Se hace preciso, pues, un renacer. De nuevo, a lo canario.

Lo primero que tendrá que hacer el “bombero” Casado es barrer todo rastrojo. Rastrojos de épocas anteriores. No sólo no suman, sino que restan. Los ejemplos de Javier Maroto o Sánchez Camacho pueden servir de ejemplo.

No debe quedar ni rastro de ellos.

Una vez eliminados los “rastrojos”, deberá replantar nuevas raíces: limpias, sanas, sin mancha. Ciudadanía de “las buenas gentes” que no vengan a vivir de la política. Que tengan conocimientos, saber y experiencia laboral. Que auténticamente quieran ayudar, no “ayudarse”.

Y finalmente, para que el nuevo árbol crezca sano y robusto, abonarle y regarle con novedosas ideas que sirvan para devolver la ilusión de ser español, de tener una familia, de poder vivir en paz y aspirando a un mundo mejor para nosotros y nuestros hijos. Un país donde la meritocracia sea el eje fundamental del convivir.

Donde no se malgaste el dinero que con tanto esfuerzo se gana, donde se permita libremente acceder a una Justicia ecuánime y volvamos a estar orgullosos de tener el segundo idioma más hablado del mundo.

Un País que es líder en donaciones de órganos debe ser líder en muchas más cosas. No hay duda. Hay madera.

No es difícil ni imposible. Ya está experimentado tal renacer. Y funciona.

¡En Canarias!