Sánchez rechaza la última oferta de Iglesias: un gobierno de coalición de un año a prueba
Nuevo portazo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. El secretario general del PSOE fue este miércoles tajante en su respuesta a la última oferta del líder de Podemos: un pacto programático para un Gobierno de coalición en el que el grupo confederal de izquierdas entraría solamente en periodo de pruebas. “Si después de la aprobación de los Presupuestos, Pedro Sánchez considera que la coalición no ha funcionados, Unidas Podemos se compromete a abandonar el gobierno manteniendo el apoyo parlamentario”, ofreció en una llamada teléfónica de 10 minutos, según explicó su partido en un comunicado. “No se dan ni las bases mínimas de confianza ni un planteamiento de un gobierno cohesionado”, replicó el jefe del Ejecutivo en funciones, también según una nota del PSOE.
La contundencia de las palabras pronunciadas por Sánchez entierra ya prácticamente la mínima esperanza que pudiera haber para una recomposición de las relaciones entre ambos partidos que permitiera evitar la repetición de las elecciones el próximo 10 de noviembre. Aún quedan cuatro días por delante antes de que el Rey reciba a ambos dirigentes en la Zarzuela, dentro de la ronda de contactos anunciada por la Casa Real para los días 16 y 17 con el objetivo de tantear las probabilidades de éxito de una nueva investidura. Pero todo apunta a que no servirán de nada.
El líder de los socialistas había dejado caer ya que no atendería a más propuestas de Iglesias cuando el miércoles éste le reprochó desde la tribuna del Congreso que no le haya llamado ni una sola vez desde la investidura fallida de julio y le anunció su intención de telefonearlo para acordar un encuentro cara a cara. El jefe del Ejecutivo en funciones desdeñó sin miramientos la posibildad de un tú a tú y conminó al secretario general de Podemos a convocar de nuevo la mesa de negociación, que el martes dio por rotas las conversaciones, sólo en el caso de estar dispuesto a una fórmula distinta a la coalición.
Estabilidad
La oferta planteada por Iglesias no renunciaba, efectivamente, a la entrada en el Gobierno de los suyos en un primer momento, pero sí dejaba un margen de discreción a Sánchez para más adelante volver al Ejecutivo exclusivamente socialista. “Garantiza la aprobación de los Presupuestos, da una oportunidad a que la coalición funcione, pero permite a Pedro Sánchez, si considera que no lo ha hecho, un Gobierno en solitario estable durante la mayor parte de la legislatura” alegaron los de Podemos.
Esa última apelación no es baladí. Sánchez ha insistido en los últimos días en que la estabilidad es un elemento crucial en su postura y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet aseguró, tras reunirse con el Jefe del Estado para conocer los plazos de la ronda de consultas, que don Felipe comparte la convicción de que “el país necesita un Gobierno y estabilidad en las instituciones democráticas para que funcionen a pleno rendimiento y la política mantenga el prestigio que merece”.
No es la primera vez que, directa o indirectamente, el Rey lanza un mensaje similar. El pasado 4 de agosto, durante el habitual posadode la Familia Real en Marivent, fue de hecho más lejos con unas declaraciones que causaron cierta sorpresa. “Lo mejor -llegó a decir- es encontrar una solución antes de ir a otras elecciones”.
La actual llamada a la “estabilidad” – hay que atribuirla al Rey porque es difícil pensar que Batet lo hiciera sin su autorización- resulta, sin embargo, menos comprometida para el PSOE que aquella otra advertencia de agosto. En los últimos días Sánchez ha tratado de instalar la idea de que si descarta por completo la coalición con Podemos es, precisamente, porque cree que sería enormemente inestable y no porque desee volver a las urnas.
En el comunicado en el que los socialistas explicaron su último ‘no’ a Iglesias insisten también en ese punto y aducen que para que un esquema como el que ofrece el grupo confederal funcionara tendría que existir una mínimia confianza entre las dos fuerza. En el PSOE argumentan que esta saltó por los aires después de que el pasado 25 de julio Iglesias pisoteara las muchas cesiones que había estado dispuesto a hacer su líder, que en días pasó de defender un Gobierno en solitario a aceptar entregar a Podemos una vicepresidencia social y tres ministerios, e impidiera su investidura.
Entre los miembros del partido gubernamental, en todo caso, no todo es tranquilidad ante el escenario que se abre camino. Son muchos los que admiten su temor a la repetición de elecciones. Pero Sánchez se mantiene firme y nadie le plantará cara en el plano interno.
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Todo ésto huele a “chamusquina”, pienso que todo ésto es pura y simple fachada y que al final estos mequetrefes tanto el sacrílego, traidor, felón y profanador de tumbas Sánchez así como el alucinado de la extrema comunista(el de la coleta vamos) van a llegar a un acuerdo.