Mis recuerdos con Francisco Franco
Debido a los acontecimientos que se van a producir en las próximas horas, reproducimos el artículo de Blas Piñar López (qepd) publicado en AD el 13 de septiembre de 2013. Blas Piñar, notario, político y fundador de Fuerza Nueva, fue colaborador y articulista de AD hasta su fallecimiento.
No hay para mi satisfacción más grata que la de escribir sobre Francisco Franco, por lo que él significa y representa en nuestra historia contemporánea. Ensalzado, por unos, desfigurado, por otros, y brutalmente insultado por algunos, es tanto como elevarlo a figura clave del siglo XX en el escenario universal.
Yo me declaro franquista, y me atrevo a decirlo públicamente, con la palabra y la pluma, porque con esta definición de franquista soy, por añadidura, fiel a mí mismo.
Quiero traer a colación lo siguiente, ya que lo estimo fundamental para entender lo que hoy sucede en España.
Su Majestad el Rey, en su Mensaje de la Corona, ante el pleno de las Cortes, dijo, refiriéndose a Franco: “España nunca podrá olvidar a quien como soldado y como hombre ha consagrado toda la existencia a su servicio”.
A estas palabras habían precedido otras de Adolfo Suárez, con motivo, dos días antes, de la muerte del Caudillo, es decir, el mismo 20 de Noviembre de 1975: “El paso de los siglos no borrará el eco de su nombre. Con él logró España ser una, grande y libre. La obra de Franco perdurará a través de las generaciones”.
El lector puede comprobar el desacuerdo entre lo que se proclamó por quien sucedería a Franco en la jefatura del Estado, y por el que fuera Secretario General del Movimiento, y después Jefe del primer gobierno de la Transición, y la España desvertebrada espiritual, política y económicamente, fruto de la llamada falsamente reforma.
Mucho antes, en mi primera entrevista con el Generalísimo, en el Palacio del Pardo, me despedí de él con estas palabras: “Mi General, lo que le puedo asegurar es que estamos en 1957, y no puedo acertar a imaginar lo que puede suceder en el futuro político de España, pero tenga la seguridad de que cuando llegue un momento difícil y haya muchos que le abandonen o deserten, yo, al menos, estaré a su lado”.
Son muchos, incluso de los que fueron sus más íntimos colaboradores, que no solo le abandonaron y desertaron, sino que pactaron la entrega de un Estado confesionalmente católico, al servicio de la nación, y del bien común, a quienes habían sido sus adversarios en un enfrentamiento, no solo bélico, sino ideológico a escala universal.
Pero hubo también algunos –y creo encontrarme entre ellos- que hemos sido leales, que no le abandonamos, que no desertamos, que no pactamos, que no somos responsables del presente desastre en el que está en juego la unidad, la identidad y el futuro de España.
Quiero, de forma bien explícita, reiterar un agradecimiento a Armando Robles, por su artículo “Un monumento a la lealtad”, en el que se excede en los elogios, que yo hago extensivos a los que han sido fieles a su juramento y que no ocultan que Franco, para ellos, fue la “espada más limpia de Europa “ y “el centinela de Occidente”.
Mi primer encuentro con Franco fue con motivo de mi nombramiento de Director del Instituto de Cultura Hispánica, cargo del que tomé posesión el 4 de Enero de 1.957. Previa petición de audiencia, visité al Caudillo. Confieso mi profunda emoción. Era lógica, porque desde el anonimato político, yo era un español agradecido que le respetaba y admiraba. Ese nombramiento me convertía en un colaborador suyo.
Recuerdo que me abrió él mismo la puerta de su despacho. Sus primeras palabras me sorprendieron. Fueron más o menos estás: “Se que usted hace las cosas bien”. No sabía –tan nervioso estaba- qué contestarle.
Recuerdo que le respondí: “y su Excelencia también”. Hasta mi cese como Director de Cultura Hispánica tuve varios encuentros con el Caudillo en el Palacio del Pardo. Llegué a dominar la presión que supone estar dialogando con quien consideras por muchas razones superior a ti. Franco facilitaba la conversación, porque te dejaba hablar y te escuchaba. En mi caso, esta experiencia personal es muy importante para poner de relieve su carácter, ya que no se apoyaba en una amistad anterior. Jamás le había acompañado en una cacería, ni había almorzado con él, ni había estado en el Azor. Es más, yo supe que Franco existía, cuando sofocó la revolución de Octubre de 1934, salvando a España y a la República.
Para mi es inolvidable una llamada telefónica, que motivó mi entrada en el quehacer político. El que había marcado el número de mi teléfono era el ministro secretario general del Movimiento, José Solís Ruíz, al que no conocía. Quería comunicarme que el Caudillo deseaba nombrarme Consejero nacional del Movimiento. ¿Cómo es posible esto, me pregunté, si yo, aunque identificado con el Movimiento-Comunión, no pertenezco al Movimiento- Organización y no he tenido carnet ni de Falange ni de la Comunión tradicionalista? Este interrogatorio, creo que lógico, se despejó al darme cuenta de que el Caudillo no exigía para hacer ese nombramiento más que un requisito, y no formalista o burocrático, que no era otra cosa que el de que la persona que iba a nombrar sirviera desinteresadamente a España, y compartiera la filosofía del Régimen.
Le contesté al ministro –y así lo hago constar en el primer volumen de “Escrito para la Historia” –que no podía imaginarme que el Caudillo hubiera pensado en mí, y que ello era para mí un honor. El nombramiento se hizo por Decreto de 6 de Mayo de 1.958, y ese nombramiento fue renovado hasta la última legislatura del Régimen del 18 de Julio; y ello, a pesar de haber presentado al Caudillo mi dimisión, ante los ataques de políticos, y de medios de comunicación, incluso del los vinculados al Movimiento nacional. En carta fechada el 25 de Noviembre de 1.970, se la hice llegar a través del Teniente Coronel Agustín Vara del Rey, ayudante de campo del Generalísimo.
He aquí el texto de dicha carta:
“Exmo. Sr.D.Francisco Franco Bahamonde. Jefe Nacional del Movimiento.
Mi respetado general: Tengo el honor de haber sido designado por S.E. consejero nacional del Movimiento, y bien le consta que sin la menor iniciativa ni sugerencia de mi parte. Por esta libre designación, prueba de su confianza, le estoy altamente reconocido.
En toda ocasión, y aún discrepando de los puntos de vista del Gobierno, he procurado, según mi leal saber y entender, servir como tal consejero y como español, a mi Patria, al Movimiento y a S.E. A pesar de ello, las ofensas, duras y reiteradas, que estoy recibiendo, no ya de la prensa llamada libre, sino de los diarios “Pueblo” y “Arriba”, me han hecho reflexionar muy seriamente, llegando a la conclusión de que si de tal forma se manifiestan los órganos de opinión vinculados al Movimiento, del que es Jefe Nacional S.E., he dejado de merecer la confianza que justifica mi continuidad.
Quiero evitar a S.E. cualquier vacilación motivada por el afecto que, estoy seguro, me profesa.
Con estas líneas me tomo la libertad de presentarle mi dimisión de consejero nacional del Movimiento, que agradecerá acepte.
“Con la promesa de continuar defendiendo y propagando los ideales que S.E. simboliza, le saluda con respeto y afecto, y queda a sus órdenes”. Blas Piñar.
A personas allegadas a Franco, y de mi absoluta confianza, les rogué que apoyaran mi decisión. En nombre del Generalísimo vino a verme su primo y secretario, el Teniente Francisco Franco Salgado-Araujo, para decirme que el Caudillo no aceptaba mi dimisión, que me reiteraba su confianza y que me rogaba encarecidamente que interviniera en la próxima sesión secreta del Consejo Nacional del Movimiento en el que se iba a debatir sobre la subversión.
Me conmovió la respuesta y levantó mi estado de ánimo. Intervine en el debate aludido. Aporté documentación que probaba lo que decía, y luego de pedir la dimisión del Gobierno, se suspendió la sesión. Me quedé solo. Se reunieron los ministros. Carrero Blanco, que en paz descanse, ante la expectación de los consejeros, se acercó a mí, me dio un fuerte abrazo, y me dijo, entre otras cosas: “estoy con usted, hasta en la dimisión”.
Estoy seguro, y pude confirmarlo, que Carrero tenía conciencia de que cuanto yo dije en aquella ocasión era cierto, y que todo lo que se había conseguido con la Victoria del uno de Abril de 1.939, estaba en peligro; y no por los que habían sido derrotados, sino por los que más tarde, instalados en el Régimen, en la Iglesia, en la Política y en las Fuerzas Armadas, pactaron con ellos su desaparición mediante la llamada reforma.
No puedo ocultar que, la campaña contra quien esto escribe, llegó a manifestarse en el diario “Arriba”, pidiendo mi expulsión del Movimiento Nacional y publicando mi fotografía, de frente y de perfil.
Quienes estaban más cerca del Caudillo, y en pleno Consejo de Ministros, llegaron a decir que yo era un exaltado y un hombre de cruzada, pero no válido para aquellos momentos. Al margen de esta proximidad, se movilizó e hizo gestiones no gratas para mí el teniente general Gutiérrez Mellado.
Este acoso, que comprendo, (a la vista de lo ocurrido en España, de la derrota de la paz y del autentico bienestar), al que nos oponíamos con la máxima energía, no disminuyó, ni enfrió mis relaciones con Franco.
En el largo tiempo que duraron las mismas y ante situaciones diferentes, así reaccionó el Caudillo: Por mi artículo “Hipócritas”, publicado en “ABC” del día 9 de Enero de 1.962, fui destituido de la Dirección del Instituto de Cultura Hispánica. Mo me destituyó Franco, sino el presidente de su patronato, Fernando María Castiella, ministro de Asuntos Exteriores. Hubo una reacción generalizada a mi favor, tanto dentro como fuera de España.
El artículo se reprodujo en varios medios de comunicación nacionales y extranjeros, pero fue oficialmente retirado de “Arriba”, y criticado en “Pueblo”. Franco, al ser informado de lo ocurrido, contestó así a quien le informaba, el Teniente General Franco Salgado: “no creo en ninguna maniobra, lo que sucede es que la firma de Piñar sorprendió a la censura; y tampoco creo que Piñar obrara de mala fe.
Es muy lamentable lo ocurrido; porque los enemigos en el extranjero realizarán una campaña de prensa para convencer a sus lectores que el artículo fue inspirado por el gobierno español”.
Como puede apreciar el lector, Franco no hace referencia a la política exterior norteamericana, que yo critico –como sigo criticando la de ahora (que estoy seguro compartía conmigo) sino a su oportunidad, y al fallo de una censura doblemente preventiva, que yo respeté.
Pedí audiencia al Caudillo, que me recibió inmediatamente. Le indiqué que lo ocurrido nada afectaba a mi lealtad.
En Huesca se celebró, el 25 de Marzo de 1963, un acto para conmemorar el veinticinco aniversario del levantamiento del sitio de la ciudad por el ejército rojo. Invitado por las autoridades intervine en el mismo. Se celebró en la catedral, retirándose previamente el Santísimo. No había otro lugar con mayor cabida, y el templo se llenó.
Presidió el acto Fernando Herrero Tejedor, vicesecretario General del Movimiento. Mi discurso, en el que me referí a la situación política de España, y que fue grabado, se envió al Jefe del Estado Mayor, teniente General Manuel Díaz Alegría y al ministro José Solís Ruiz. Este llevó a Franco el texto de mi disertación, para que leyese algunas de las frases que se estimaban inconvenientes. Franco, después de leerlas, dijo a Solís : “¿Blas Piñar es de los nuestros?”. Solís le replicó: “Yo creo que es de los nuestros”, y el Caudillo concluyó la entrevista con estas palabras: “pues si es de los nuestros, déjenle que diga lo que quiera”.
En León, hechas las reparaciones necesarias, fue habilitado como parador el hospital de San Marcos. Lo inauguraba el Generalísimo, el 24 de Julio de 1.965. Fuimos invitados mi mujer y yo. Acudimos. Hubo un almuerzo. Asistían personajes políticos destacados, y entre ellos el ministro de Información y turismo Manuel Fraga Iribarne y Federico Silva Muñoz, que acababa de ser nombrado ministro de Obras Publicas.
Hablando con él, se acercó Fraga a nosotros y dirigiéndose a Silva, le dijo: “No hables con Blas que es enemigo del turismo”. Me enojó la frase y le respondí: “No es cierto. Yo lo que lamento es el turismo de los que no invierten un céntimo en España, y vienen en su coche con remolque-habitación, en el que duermen, con repuesto de gasolina y con qué alimentarse.
Lo curioso es que al terminar el acto, los que habíamos asistido al mismo nos congregamos a la salida del parador para despedir al Caudillo. Iba detrás de él Fraga Iribarne. Franco, al vernos, se paró y acercándose a mi mujer y a mí, nos dio la mano sonriente y con afecto. Yo había cesado ya como director del Instituto de Cultura Hispánica, en enero de 1.962, o sea tres años y medio antes. La cara de sorpresa de Fraga fue muy llamativa.
Me viene a la memoria, que tres años y medio después de cesar como director del Instituto de cultura Hispánica, y con motivo de un acto de afirmación nacional celebrado en León, mi mujer y yo nos alojamos en el Hostal, y nos dieron la habitación que ocuparon Franco y su esposa, cuando el mismo fue inaugurado.
Son muchas las cosas que podría contar sobre el tema que nos ocupa, pero no puedo eludir las relaciones que podemos denominar “post mortem”·. Conocida es la Misa en la Plaza de Oriente, que ofició el Cardenal y Arzobispo de Toledo, don Marcelo González.
Cuando el furgón, con los restos mortales de Franco, inició su marcha al Valle de los Caídos, le dije a Su Eminencia: “Hoy entierran a Franco. Mañana comenzarán a destruir su obra”.
No deja de ser significativo, que en la Basílica, antes de sepultar al Caudillo, en torno al féretro, se le dio guardia por Consejeros Nacionales del Movimiento, cuyos miembros, para llamarlos, se hacía por altavoz. Jamás se pronunció el mío.
En recuerdo de Franco –y también de José Antonio- se celebraron (y aun se celebran), las concentraciones del 20N, que organizaban los excombatientes, aunque la de 1.977 la convocó Fuerza Nueva. En ellas desempeñamos un papel decisivo, con vicisitudes muy diversas, pero que congregaron en Madrid, casi todas en la Plaza de Oriente, a verdaderas multitudes, como demuestran las fotos y los noticieros cinematográficos.
Mis discursos, con otros documentos relacionados con la conmemoración, pueden leerse en un libro que lleva un cariñosos prólogo de Eduardo Palomar Baró, editado por Fuerza Nueva, que se titula : “Mis mensajes políticos del 20N” que abarca lo escrito y hablado por mí, con este motivo, desde 1.977 a 2003. Lo que es posterior a ese año se publicó en la revista “Fuerza Nueva”.
Parece ser que entran ahora o han entrado en algún momento hoy las excavadoras en el Valle de los Caidos. AD ¿lo podrías comprobar por favor? Gracias.
AHORA ME TRATAS DE TÚ? SIP! claro que sí! ya hablaremos, y tengo algo que TE ENCANTARÁ!
HACE UN RATÍN ví un vídeo tuyo precioso!, se lo pasé a tu nieto. Es como tu amuleto que borraron? digamos que se dan la mano! te quiero corresponder con un detalle! Un abrazo fuerte Y DIOS TE BENDIGA! ahora me dirás pásame este último video mío del 2006? por aquí no!. UN ABRAZO MUY FUERTE! AE Y VIVA CRISTO REY! PD. ESE VIDEO SI LO CONOCÍA NO LO RECORDABA, TAN OPORTUNO COMO PRECIOSO!
Es usted Don Blas, de las personas que en mi vida más he admirado, apreciado y valorado, un referente vital para mí. Un fuerte abrazo!
Don Blas, es usted un hombre en toda la extensión de la palabra. Si le hubieran hecho caso a usted cuando comenzó la TRAnsICIÓN, otro gallo nos cantaría. Franco ha sido el español más grande del siglo XX y el mejor gobernante español desde Felipe II. ¡ Viva Franco ! ¡ Viva Blas Piñar ! ¡ Arriba España !
Y que Dios nos proteja de esta malvada y encanallada demoniocracia.
Mi querido blas como siempre impecable y en la diana
Impecable como siempre don Blas y muy acertado el agradecimiento a don Armando ROBLES a quien desde aquí también felicito por su valentía y lealtad. Cada vez que leo uno de sus escritos don Blas aprendo algo nuevo, pero, siempre me estremezco y siento envidia sana, ante tanta sabiduría y honestidad. Quiero traer a colación unas palabras que usted pronunció y que recogen la esencia misma de lo que en cierto modo explica en su artículo: “Aquel que cambia de chaqueta es porque tiene unas ideas en las que no ha creído nunca”. Estas palabras no las olvidaré jamás. Un… Leer más »
Querido blas
Totalmente de acuerdo armando
Quisiera saber si es cierto lo que escuche, que durante una manifestación a favor del régimen allá por los años 70,organizada por dn.Blas,llego a oidos del caudillo.Este pregunto a su secretario que quien lo promovia,le contesto que el sr.Piñar.A lo que Franco le respondió con socarroneria gallega…” no hay que fiarse de los notarios”.Supongo que por el dicho: “los notarios son los únicos que hacen hablar a los muertos”.
lo que no entiendo es, si el régimen de franco estaba incubando a los desafectos del mañana ¿por que franco, que obviamente era perspicaz, no tuvo visión de estadista al respecto? y por otra parte, si ud. era un preboste de aquel gobierno, si tenía tamaña influencia ¿por qué no lo alertó de lo que se avecinaba?
Alerto mas de una vez … solo que no se le creia : El “Contubernio judeo-masonico” sacaba a relucir mas de una dentadura por la sonrisa ironica de quienes escuchaban … hoy la tenemos en casa. Es un simple ejemplo.
Los 20-N a los que hace mención Blas Piñar eran multitudinarios, y venían camaradas de toda Europa. Aún recuerdo aquellos franceses del Frente Nacional gritando “José Antonio Primo de Rivera”.
La historia ha demostrado darle toda la razón a Blas Piñar:
http://www.youtube.com/watch?v=xImUIiz-0YY
El discurso que pronunció en febrero de 1981 sería de plena aplicación más de 30 años después.
Quien ha sido “la espada más limpia de España” después de haber fallecido el Caudillo ha sido el autor del artículo, un HOMBRE DE HONOR, principios, lealtad, y que además ha sido el mejor orador que hemos tenido, quien se ha caracterizado siempre por su objetividad y elocuencia, llamando a las cosas por su nombre.
Entre toda la casta política junta no le llegan ni a la suela de los zapatos.
Da asco como en este “periódico” lo único que hacéis es elogiar a uno de los dictadores más sanguinarios del siglo XX. Lo único que este país debería sentir por ese periodo histórico es vergüenza y asco.
Nota del moderador: Obvia decirle que sería usted la nuera ideal que todo padre responsable querría tener.
No, aqui suelen poner a parir a Stalin, Mao, Lenin … los genocidas reales. Bueno, a veces tambien nombran a Carrillo … que eludio la justicia que no la Justicia.
Izquierdista
Se te ha olvidado añadir al nick y TONTA.
Tu misma te describes con eso de”izquierdista”, para Lenin el izquierdismo era una enfermedad infantil.(dicho por él e impreso en sus escritos)
Si, vergüenza de ser un país más soberano que ahora, de que hubiera mayor justicia social y derechos laborales que ahora en la práctica, vergüenza de un proyecto de país unido, o de una serie de principios y valores hoy liquidados. Vergúenza de que los sectpres estratégicos del país fueran públicos y nacionalizados… Lo que da vegüenza es gente como tú que le mean en la boca y se cree que le dicen que llueve. La falsa democracia ha sido la mayor desgracia para España como país y para la clase media y obrera, pero un chollo para felones, arrimados… Leer más »
Izquierdista Feminista y Atea. Menciona usted su nombre pero no los apellidos. Veo que está usted perfectamente adoctrinada. No le gusta este periódico; no le gusta que los demás puedan hablar con libertad; no le gusta que las personas opinen en contra de un sistema político en el que usted tienen alguna posibilidad de vivir sin trabajar; no le gusta tampoco que le digan lo que significa ser marxista, porque es una manera de decirle que usted omite sistemáticamente que, su ideología, es la responsable de más de CIEN MILLONES de seres humanos inocentes ASESINADOS. Y que conste, que yo… Leer más »
Por supuesto,tiene razon, para usted,los autenticos defensores de la libertad,de la justicia y de la democracia,son esas bellisimas personas,esas lumbreras,del mun-do que fueron,el muy criminal y perro Carrillo,la asesina y meretriz Pasionaria y todos los rojos que lo unico que hicieron fue masacrar a diestro y siniestro,a esos adalides de la libertad,como usted.Pobres ,pobres tontos.
Ya vuelven a merodear las putas por el foro…….
Con mucho retraso le contesto que España, no “este país”, por lo que debería sentir asco es por los hechos que desencadenaron el Alzamiento del 18 de Julio, lo mejor que pasó aquí en el lamentable y desgraciado siglo XX de su amado comunismo,cosa que deliberada y taimadamente omite. Y puesto que no llama por su nombre a su país, España, y usted se esconde como la miserable cobarde sin dos tortas que tiene, le regalo un apellido más, izquierdista, feminista, atea y PUTA.
Creo que para validar a D.Francisco es suficiente saber que teniendo todo el poder, todas las posibilidades … cobraba lo que le correspondia por Carrera, cargo y Escalafon MIlitar (creo que eran 192.000 ptas. aprox. de aquella epoca) y solia comer lo que los demas: Lentejas, garbanzos …. etc. normalmente, en casa. – Lo del tema cocina no lo digo yo, me lo comento D. Carlos, cocinero del gobernador Militar de Barcelona (o algo asi) y de Franco cuando habia cenas o comidas “de alto copete”, Caballero que conoci por casualidad en cierto camping de “alto estanding”, el primero en… Leer más »