El Ejército se queja por escrito de la descoordinación con la Generalitat de Cataluña
Incidencias. Así define el Estado Mayor de la Defensa (EMAD) la descoordinación entre las administraciones públicas (locales, autonómicas y nacionales) a la hora de ejecutar la operación Balmis en Cataluña, cuyo objetivo final es la derrota del coronavirus y vencer a la pandemia. Una falta de coordinación que afecta directamente al trabajo realizado por la tropa desplegada en la región. En concreto, el Ejército se queja de que, sobre todo, en algunas de las residencias de ancianos a las que acuden para desinfectarlas no pueden llevar a cabo la misión ordenada. Por diversos motivos. La protesta del Mando de Operaciones del EMAD se hizo por escrito el domingo, mediante un correo electrónico enviado a la Delegación del Gobierno unos minutos antes de las 16.00 horas.
En el correo electrónico se expone nítidamente el «motivo» del mismo, que no es otro que el de informar a la Delegación del Gobierno de «una serie de incidencias que nos han surgido, durante los últimos días, en la Comunidad Autónoma de su responsabilidad». Una información que se traslada a la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, para que se optimicen «los recursos» del Ejército durante su despliegue.
«Con el objeto de poder facilitar la programación y movimiento de nuestras unidades, así como de optimizar los recursos de que disponemos, y siempre con el propósito de prestar el mayor y más rápido servicio a nuestros ciudadanos, le solicito que las peticiones que nos remitan desde la Delegación del Gobierno en Cataluña, sea lo más actualizada posible. De esta manera llegaremos más rápido y mejor a las residencias que más lo necesitan», apunta el Mando de Operaciones.
Queja fundada
La queja viene dada porque, a través del Ministerio de Defensa, tanto la Unidad Militar de Emergencias (UME) como el Ejército de Tierra llevan desde finales de marzo desinfectando, principalmente, residencias de ancianos en Cataluña, y en alguna ocasión, pese a tener la orden de Defensa, no se ha podido realizar la misión por motivos externos al Ejército.
Hasta el domingo, UME y Ejército de Tierra llevaban un total de 166 peticiones en distintas poblaciones catalanas. De estas, casi en el 11 por ciento de los casos (10,8 por ciento) se encontraron con «incidencias» o «inconvenientes», según se indica en el correo enviado.
Estos «inconvenientes», además, se han incrementado durante los últimos seis días. Así, en cuatro residencias (en las localidades de Cardona, Suria, Barcelona y Hospitalet), directamente, se negó la entrada de los militares por parte de las direcciones de los centros. En otras dos (ambas en Barcelona), se canceló la solicitud «pero al día siguiente nos viene ordenada» y se lleva a cabo la desinfección. Y en doce centros geriátricos más (en Barcelona, Sabadell, Tarrasa, San Feliu de Llobregat y Franqueses del Vallés), cuando los militares acudieron a las residencias les comunicaron que la Generalitat ya las ha desinfectado mediante la contratación de «empresas civiles» privadas.
De esta manera, no se estarían optimizando los recursos de los que el Gobierno, en particular, y el Estado, en general, dispone para luchar contra el Covid-19. De ahí la queja fundada del Ejército, que sufre los viajes sin sentido mientras se le acumulan las peticiones de actuación. El sábado, por ejemplo, Defensa tuvo que gestionar once incidencias: en una residencia no dejaron entrar a los militares; a ocho, acudieron para nada pues los geriátricos ya estaban desinfectados (siete por empresas privadas y otra, por los Bomberos) y a otras dos tuvieron que volver, por segunda vez tras visitarlas el viernes, porque «cancelan la solicitud, pero al día siguiente nos viene ordenada (…) y se desinfecta».
En el mensaje enviado se explicita otro ejemplo de descoordinación, ocurrido el domingo en un centro geriátrico de Franqueses del Vallés. El viernes se ocupó de la limpieza -la que tenía prevista haber hecho la UME- una empresa privada. Se les comunica a los militares que ya no es necesario que vayan, pero después vuelven a solicitar su trabajo porque la empresa contratada solo limpió los pasillos y no llegó a entrar en las habitaciones de los ancianos. Doble trabajo y en dos días diferentes. Según fuentes del Gobierno, además, este no sería el único caso de posible mala praxis que se habría producido en las residencias.
Centraliza la Consejería
El circuito que se sigue para las peticiones de desinfección en los centros de ancianos de Cataluña consiste en centralizarlas en la Consejería de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, que dirige Chakir el Homrani. Todas las peticiones que llegan a las instituciones (locales, autonómicas o nacionales) se gestionan desde este departamento, que, en función de las necesidades que considere oportunas, solicita ayuda a Defensa, a través del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, que dirige Pablo Iglesias.
Hasta ayer, la Generalitat contabiliza 425 peticiones de centros geriátricos. De las que 79 se han encargado a Defensa por parte de la Consejería de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias. Y de las 425, 140 ya se han tramitado.
Fuentes oficiales de esta Consejería aseguran desconocer «toda la programación de desinfecciones que tiene la UME», y aunque confirman que trabajan en colaboración con el Gobierno y los ayuntamientos, advierten de que les «consta» que el Ejército «está realizando otras limpiezas de las que no se nos ha informado».
Esta opinión, sin embargo, es desmentida por fuentes de la Delegación del Gobierno que, aseguran, se sigue el protocolo establecido con la Consejería: «Se actúa con autorización de la Generalitat».
Así ocurrió en Badalona (centro de menores) y Sabadell (hospital de campaña). En cualquier caso, las peticiones de ayuda siguen llegando. Ayer se sumaron los municipios de Torroella de Montgrí, Santa Perpetua de la Mogoda, Navarcles y Pineda.
(ABC)
Los dirigentes catalanes y aldeanos volverán a casa como el hijo pródigo, llorando por inútiles que son. Les recogeremos como buenos padres.