La Justicia alemana admite que el cierre de las iglesias es “una grave intromisión en un derecho fundamental”
Son las tres de la tarde del viernes y a la puerta de San Ansgar, en el distrito de Tiergarten en Berlín, pisan por primera vez su parroquia desde el 15 de marzo. «Creo que ha sido una mala idea cerrar los templos. En los tiempos difíciles es cuando más necesitamos acercarnos a Dios, entrar en oración, alimentarnos espiritualmente. Para mí han sido semanas muy duras y hoy doy gracias por poder volver a la iglesia»; dice Helga, que a sus 74 años de edad no ha logrado aclararse con las nuevas tecnologías que han permitido a otros fieles seguir misas, incluso la celebración de la Pascua, a través de las redes sociales.
Dos personas del consejo pastoral dan instrucciones a los fieles que van entrando. Deben llevar puesta mascarilla, desinfectarse las manos al entrar y al salir de la iglesia, así como respetar las marcas que fijan la distancia de seguridad de dos metros. «Por ahora solamente abrimos una vez a la semana, durante dos horas, para oración en silencio», explica Markus, «el aforo se ha limitado y es necesario inscribirse antes por internet, pero hemos dado prioridad a personas mayores, hermanos que no tienen tanta facilidad con las redes sociales y que necesitan más venir a la iglesia».
Por ahora las iglesias solamente abren durante dos o tres horas a la semana para oraciones en silencio, pero la Conferencia Episcopal alemana ha consensuado con las autoridades sanitarias un concepto de seguridad que permite estas aperturas parciales desde el 27 de abril y que a mediados de mayo permitirá que, paso a paso, vuelvan a celebrarse misas, aunque siempre con aforo limitado y bajo determinadas condiciones.
Además de la distancia de seguridad y la mascarilla, será necesario inscribirse previamente para asistir, haciendo constar nombre, apellidos, dirección y número de teléfono. Las listas serán custodiadas en las sacristías durante cuatro semanas para que, en caso de infección, pueda establecerse con rapidez la cadena de contagio y aislar a las personas que resulte pertinente. En la liturgia también se han realizado modificaciones, como la eliminación de los cantos. Los fieles tendrán que acudir a recibir la Comunión en una sola fila, separados por dos metros y la recibirán solamente en la mano, sin que el sacerdote pronuncie las palabras «Cuerpo de Cristo» ni ellos respondan «Amén». Aunque desde esta semana vuelve a estar permitida la celebración de bodas, bautizos y funerales, la mayor parte de las parroquias optan por programar solamente estos últimos.
La decisión se produce después de que un fallo del tribunal Constitucional alemán reconociese que el cierre es una «grave intromisión» en un «derecho fundamental», aunque establece que la protección de la salud justifica la decisión temporal. El gobierno ha determinado que la reapertura debe cumplir con «requisitos de higiene, control de accesos y evitar filas de espera», para rehabilitar la libertad de culto y aconseja que se reanuden los servicios religiosos en hospitales, residencias y comunidades bajo las mismas condiciones.
Pensando en fiestas próximas como la Ascensión, Pentecostés o el Corpus Christi, los obispos alemanes sugieren que se elaboren protocolos para organizar celebraciones con más gente, pero al aire libre. La Iglesia Católica acogió con beneplácito la decisión, como «una señal positiva para los creyentes de que el control de la infección y la libertad religiosa pueden conciliarse». «Hemos mantenido discusiones muy constructivas con los gobiernos de los Bundesländer, que ya han llevado las conclusiones en gran medida a soluciones concretas», dice el representante de la Conferencia Episcopal de Berlín, el prelado Karl Jüsten, «para nosotros, el objetivo es proteger a las personas de los peligros de la infección sin por ello negarles el derecho a una vida religiosa».
«Son buenas noticias para los creyentes», ha celebrado el delegado de la CDU para iglesias y comunidades religiosas, Hermann Gröhe, «la fe da esperanza y fortaleza a muchas personas, especialmente en estos tiempos, y ha de ser preservada». El portavoz de política religiosa del grupo parlamentario de Los Verdes, Konstantin von Notz, ha enfatizado que al abstenerse de practicar la religión en comunidad, «los creyentes han demostrado gran responsabilidad y es de agradecer. El bien constitucionalmente reconocido de la libertad religiosa, el Tribunal Constitucional Federal acaba de señalarlo nuevamente, debe ser observado incluso en tiempos del coronavirus y estamos seguros de que seguirán mostrando la misma responsabilidad en la aplicación de las condiciones».
Las Misiones Católicas de Lengua Española en Alemania, que han mantenido su actividad y celebraciones a través de Internet, retoman también esta semana la apertura de las iglesias. «La consigna sigue siendo seguir las celebraciones por Internet», confirma la presidenta del Consejo Pastoral de la Misión de Berlín, Marisa Codarin, «el Arzobispado confirma que continúa en vigor la eximición de asistir los domingos y fiestas de guardar, pero las personas que sientan la necesidad de acudir al tempo saben ahora que pueden hacerlo bajo las citadas condiciones».