Estado policial
El estado policial crece y se afianza por culpa del Estado de Alarma. A modo de ejemplo, pues no es el único, mencionaremos el caso de un vídeo que está circulando con profusión estos días y que muestra a varios agentes de policía entrando en un domicilio particular sin orden judicial, cometiendo claro abuso de autoridad, y resistiéndose a irse amenazando (incluso impidiendo el cierre de la puerta con el pie).
En un estado de derecho de verdad esos agentes estarían suspendidos y tendría que actuar la fiscalía de oficio pues estamos hablando de varios delitos graves cometidos por agentes.
El problema es que algunos sindicatos policiales, lejos de condenar estas irregularidades, ya han amenazado con presentarse como acusación particular contra los jóvenes que fueron víctimas de ese atropello.
Todo parece indicar que en este momento los políticos necesitan contar con este tipo de policía, un cuerpo que no cuestione ninguna de las medidas represivas dictadas con la excusa de la emergencia sanitaria pero que en realidad oculta un experimento social que nos aproxima a lo que sería una neodictadura progre.
Así es, don Gerard. Tras estos abusos, la cúpula política los premiará con ascensos: ascienden a los más brutales y/o afines individuos dentro de la fuerzas de seguridad, a fin de crear una guardia pretoriana obediente y sumisa al poder.
Es el libretto neocomunista para imponer gradualmente un estado totalitario, sin disidencia:
Tildados de “fascistas”, los disidentes son silenciados y/o eliminados.
Exactamente, así es.