Tal vez sea bueno que se tenga en cuenta todo esto
– ¿Al final qué ha pasado con lo de los encapuchados de Bolivia? NADA.
– ¿Y con lo de Bildu en Navarra? NADA
– ¿Y con lo de Delcy en el Aeropuerto de Barajas? ¿Contrabando de ¿drogas? NADA. Más bien han premiado al responsable de la Guardia Civil que lo toleró.
– ¿Y con las mentiras de Sánchez en la campaña? NADA.
– ¿Y con lo de las niñas prostituidas en Mallorca? NADA.
– ¿Y con los cursos de formación? NADA.
– ¿Y con la sentencia de los ERE? NADA.
– ¿Y con la firma con EH-Bildu de igual a igual del pacto para la derogación de la totalidad de la reforma laboral? NADA.
– ¿Y con las compras fraudulentas, con facturas infladas, de mascarillas inútiles para la protección de los trabajadores de salud que han enfermado e incluso han muerto por ello? NADA.
– ¿Y por la compra mediante intermediarios de amiguetes de test inútiles de detección del coronavirus a empresas sin homologar, pero pagando cantidades astronómicas sin poderse fiscalizar por los auditores de Hacienda, ya que aprovecharon el Estado de Alarma para lucrarse de forma indigna? NADA.
ETCÉTERA, ETCÉTERA, ETCÉTERA.
¡Y así con todos los escándalos del PSOE!
La estrategia es muy clara: un escándalo tapa otro escándalo y la gente termina inmunizada, anestesiada y rendida, preparada para aceptar estoicamente la nefasta gestión del Covid-19 y todo lo que está por venir, incluso las barbaridades económicas que están proponiendo.
Tienen carta blanca para robar, mentir, prevaricar, minimizar el control parlamentario, amenazar a los medios que no les son afines, inventarse delitos de odio para amordazar a la oposición y cometer cualquier tipo de abuso.
Y la mitad del pueblo trabajador sumiso manteniendo a la otra mitad de vagos y sinvergüenzas, potenciales votantes de la izquierda y cooperadores necesarios para la transformación de España en un Estado totalitario de corte bolivariano.
Y aparte de los sumisos, que también, los demás para ellos, no son nadie.