Torra regala la semilibertad a los golpistas para que salgan de la cárcel a los 9 meses de su condena
La salida de los presos independentistas de la cárcel es cuestión de días. Fuentes del Govern señalan que a lo largo de este mes de julio los nueve líderes separatistas encarcelados podrán abandonar la prisión. Eso será posible después de que este jueves, las juntas de tratamiento de las prisiones de Lledoners, Wad-Ras y Puig de les Basses hayan acordado cambiarles de segundo a tercer grado, conocido como de semilibertad.
De esta forma, Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Jordi Turull, Josep Rull, Joaquim Forn, Raul Romeva, Dolors Bassa, Carme Forcadell y Jordi Cuixart, podrán abandonar el centro penitenciario donde se encuentran privados de libertad desde la sentencia que dictó el Tribunal Supremo y que, en algún caso, como en el de Junqueras, era de trece años de cárcel.
Los nueve condenados, con el tercer grado penitenciario, solo tendrán que ir a la cárcel únicamente a dormir, de domingo a jueves. El fin de semana podrán pasarlo en sus domicilios, junto a su familia. Además, indican fuentes de la Consejería de Justicia, se está estudiando que puedan acudir a otro tipo de centros, con menos seguridad que una prisión, encaminados hacia la reinserción.
Desde la Generalitat señalan que los funcionarios tenían suficientes motivos para concederles el tercer grado, pese a las elevadas penas que tienen por cumplir, ya que ninguno de los nueve internos son conflictivos. Además, recuerdan que tienen un entorno social estable, están plenamente insertados en la sociedad y han tenido hasta ahora un buen comportamiento en prisión.
Ahora la siguiente palabra la tiene la secretaria general de Instituciones Penitenciarias de la Generalitat. Una vez decidida la idoneidad del cambio del segundo al tercer grado, será la Consejería, en manos de ERC, quien validará la decisión y dará forma a esa autorización.
Será este mismo organismo que depende de la consejería de Justicia el que decidirá sí, una vez se haga efectivo el tercer grado, deben continuar acudiendo a la cárcel a dormir o si por el contrario pueden acabar de cumplir su condena en otros centros de reinserción, con menos connotaciones que un centro penitenciario.
Si como ocurrió con la aplicación del 100.2, que les permitió salir de la celda para ir a trabajar o a hacer voluntariado, si la fiscalía se opone a la concesión del tercer grado los tribunales tendrán la última palabra. Serán los jueces los que tendrán que analizar el recurso del ministerio público y decidir si el tercer grado es o no de aplicación en este caso.
Como con el 100.2, en primer lugar, será el juez de vigilancia penitenciaria, que hasta ahora ha avalado las decisiones de la junta de tratamiento de las prisiones, el que falle si la decisión se ajusta a derecho o no. Ahora, por eso, si el juzgado de vigilancia penitenciaria avala la medida, la Fiscalía aún tendría una segunda oportunidad de presentar recurso en el Tribunal Supremo, que es el tribunal sentenciador.
Más permisos
La concesión del tercer grado penitenciario, además de permitir al reo dormir en su domicilio de jueves a domingo, también amplia el número de permisos anuales. Estas autorizaciones de salida de prisión pasan de las 36 del segundo grado a las 48 y se pueden solicitar permisos de hasta siete días seguidos.