Apostasía eucarística. Carta a los cardenales y obispos de la Iglesia
Moisés Jesús Aja de la Cruz.- Emmo. y Rvdmo. Sr. / Excmo. y Rvdmo, Sr.:
Nos dice el Cardenal Sarah que “El ataque diabólico más insidioso consiste en tratar de extinguir la Fe en la Eucaristía, sembrando errores y fomentando una forma inadecuada de recibirla… El objetivo de Satanás es el Sacrificio de la Misa y la presencia real de Jesús en la Hostia consagrada” (1) Pues bien, utilizando el Derecho y el Deber que la Iglesia otorga a los laicos (CDC c.212.3) damos nuestra opinión. Muchos creemos que las medidas que la mayoría de los pastores de la Iglesia han adoptado ante la Covid 19, otorgan un carácter profético a las palabras del Prefecto de la Fe. Intentaremos demostrarlo.
1.- EL MIEDO INVADE LOS TEMPLOS. A comienzos de marzo, en algunos países se mantenía la celebración de la Misa pero, al ir a recibir al “Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16), se decretaban prevenciones “higiénicas” como comulgar en la mano. Y para muchas “almas eucarísticas” esta medida sonaba como un seísmo intercontinental en el corazón de la Iglesia, que pone a prueba su Fe en el Misterio Eucarístico y deja al descubierto la grave erosión de sus convicciones; delata la acción del virus más peligroso para la Fe: La Apostasía Eucarística. Mons. Schneider denunciaba: “Prohibir la Comunión en la boca constituye un abuso de autoridad para difundir más y más el proceso de trivialización y desacralización del Sacramento de la Eucaristía” (2).
Hace más de 40 años, místicos de todo el Mundo advierten que comulgar en la mano es una profanación. Se ha demostrado que ha sido el logro de un objetivo de la Masonería eclesiástica del s.XIX; y sabemos que la mayoría de Obispos no quería esa aprobación: 1233 vs. 567 (3). “NOLI ME TANGERE” (“no me toques”) dice Jesús a la Magdalena (Jn 20,17). En la Eucaristía Cristo se encuentra resucitado, pero también en estado de Víctima: es el Cordero de Dios que hemos de comer para tener Vida Eterna. Esa Víctima sólo debe ser tocada por manos consagradas. A los fieles nos toca cumplir el Salmo 81: “Abre tu boca y Yo la llenaré” (v.11). Y que nadie se escude en la Última
Cena. Allí los apóstoles fueron ordenados de Sacerdotes/Obispos; no eran simples fieles. Y aun así, no dice el Evangelio que comulgaran en la mano. Es sólo una suposición.
Cabe preguntar: “Cardenales, obispos y sacerdotes” ¿Vuestra Fe en la Eucaristía es menor que el miedo al Covid 19? ¿Os preocupa que el Mundo incrédulo os acuse de imprudentes y os culpe del contagio? ¿A tal grado de colaboración y sumisión habéis llegado? ¿Habéis olvidado que quien se hace amigo del Mundo se convierte en enemigo de Dios (St 4,4)?
2.- ¿CREEN QUE JESÚS ESTÁ VIVO EN LA EUCARISTÍA? Creemos que los pastores que por miedo promueven esa profanación, han perdido la Fe Católica en la Eucaristía. Toman la Sagrada Forma como un Símbolo, no una Realidad Viva. Los demonios saben que Jesús es el “Hijo de Dios Altísimo” (Mt 8,29). ¿Pero creen estos pastores que Jesús, el Dios Salvador y Sanador, Vencedor de la muerte, está VIVO en la Sagrada Forma? ¿Creen que es Él el Sumo y Eterno Sacerdote, y que utiliza las manos del Presbítero en la Santa Misa?
NO muchos. Pruebas: En México “los sacerdotes que brinden la Comunión a los fieles católicos deberán desinfectarse las manos con gel antibacterial” y se la darán en la mano a los fieles.” En España: “antes de dar la Comunión, los sacerdotes se lavarán concienzudamente las manos”. En Argentina: Que se distribuya “solamente en la mano. En la boca, no elimina la posibilidad de contagio y que el virus se propague incluso al propio ministro” (Bs. Aires). Y hemos visto, horrorizados, oficiar a un sacerdote con guantes de goma (4) y al Cardenal Cupich (EEUU) oficiar con mascarilla. ¡Una vergüenza! ¿Creerán ellos en la Transustanciación? No. Con ese aspecto no pueden hacer presente al Dios vivo en el altar.
Creemos que los pastores que apoyan estas medidas han perdido en gran manera la Fe. Y si afirman creer en el Misterio Eucarístico, entonces rayan la blasfemia, por
que humillan a Jesús Sacramentado, al negarle que pueda sanar y liberar (Mc 9,23), dominar la Naturaleza (Mt 8,23-27), resucitar a muertos (Lc 7,11-17). Se alejan de la enseñanza de la Tradición que nos dice: “Cada fiel procure tomar la Eucaristía…pues…AUNQUE SE LE DÉ UN VENENO MORTAL, NO TENDRÁ PODER SOBRE ÉL” (5).. Mons. Schneider lo reconoce: “En los 2.000 años de Historia de la Iglesia no hubo casos probados de contagio a causa de la recepción de la Hostia” (6). El Manto de Cristo era tocado por sanos y enfermos, y sanó a la hemorroísa (Mc 5,21-43). ¿No podremos conceder a las manos del Sacerdote al menos el valor de ese Manto?
3.- LA PANDEMIA, INSTRUMENTO DEL MALIGNO PARA SUPRIMIR LA SANTA MISA. Las prevenciones fueron más allá. Obispos del norte de Italia, suspendieron las Misas con fieles, incluso los Domingos; pero el virus no se contenía. Entonces, la CEI se doblegó, sin protesta alguna, ante la decisión del Gobierno y prohibió que los fieles recibieran “la Carne que es vida del Mundo” (Jn 6,51). ¿Se comprende que de ese modo al virus se le ofrecía una autopista para dañar al Pueblo italiano? Nuestro dolor aumentó cuando 59 de las 70 diócesis españolas suspendieron la celebración de la Misa (84,2%), llegando pronto casi al 100%. Sobrepasaron las medidas restrictivas del gobierno social-comunista, que no había pedido a los obispos tal medida. ¿Se comprende que España se haya puesto a la cabeza del Mundo en muertos/millón de habitantes, por delante de Italia, mientras que Polonia se encuentre a la cola? (Al 15/04/2020). Hubo en España algunos obispos que dejaron los templos abiertos a los fieles. El mal ejemplo ha cundido en casi todos los países del Mundo. Todo un Plan Maligno -este virus de laboratorio- urdido por el mismo Satanás.
Las consecuencias son dramáticas. Una mujer en Twitter escribió: “Las confesiones también han sido canceladas. Dios, ayúdanos. Si muero, iré al Infierno” (7). Suprimen la Misa, Bautizos, Comuniones y Confesiones para enfermos y sanos. UNA IGLESIA PARALIZADA, EN LA UVI. ¿POR UN VIRUS? NO. POR LA COBARDÍA Y FALTA DE FE DE MUCHOS PASTORES CATÓLICOS.
Frente a este panorama desolador, la Jerarquía ofrece UNA IGLESIA “ON LINE” -ver Misas, etc- y UN CIELO EN REBAJAS. Como si estuvieran solos en la vida –como perros abandonados, en una especie de eutanasia (espiritual) ha dicho un Sacerdote- se pide a los enfermos que se arrepientan con propósito de confesar cuando puedan, y se les envía una Absolución General, y una Indulgencia Plenaria, sin saber si están arrepentidos. ¿Quieren refundar la Iglesia con tele-sacramentos?
A muchos enfermos los llevan a “sedar” (morir) sin que nadie les pida que recen un Padre Nuestro. Y MIENTRAS LOS SANITARIOS DEL CUERPO EXPONEN SU SALUD Y VIDA POR LOS ENFERMOS, LOS MÉDICOS DEL ALMA SE ESCONDEN ATEMORIZADOS. ¿ESA ES LA FE DE LA IGLESIA?
Claro que no. En otros momentos de la Historia los pastores –imitando al Buen Pastor- arriesgaban la vida corporal por llevar la Vida Eterna a los enfermos. He ahí a S. Damián de Molokay entre leprosos, a S. Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán, llevando él mismo la Comunión a los enfermos de peste, como se ve en el cuadro (8). Su cuerpo incorrupto nos dice hoy que su ejemplo ha de estar vivo. Pero eran pastores llenos de Fe, como el voluntario S. Roque, luchando contra la peste en Roma a comienzos del s.XIV: sirviendo a los enfermos y curando a muchos sólo con la Señal de la Cruz. Si para un alma eucarística “un día sin Comunión es un día sin Sol”, vivimos en momentos de tinieblas.
4.- LA PANDEMIA PONE A PRUEBA LA FE DE LOS PASTORES. Y hace actual el mandato de Dios a Isaías: “Clama a voz en cuello. No ceses. Alza tu voz como trompeta y echa en cara a mi Pueblo sus iniquidades, y a la casa de Jacob sus pecados” (Is 58,1).
Pastores católicos, que habéis perdido la oportunidad de desafiar a los príncipes de este Mundo, y darles una lección de Fe y Esperanza. Habéis hecho dejación de vuestro compromiso en predicar el Evangelio a toda criatura (Mc 16,15), GRITANDO AL MUNDO QUE CRISTO SACRAMENTADO ESTÁ VIVO EN LA EUCARISTÍA Y NO TRANSMITE ENFERMEDADES. Vuestra cobardía alentará que los políticos sigan manteniendo que la libertad para blasfemar y ridiculizar lo más sagrado es un derecho humano. ¡Cómo os habéis alejado del Espíritu de Elías, que desafió a los hechiceros de Baal! Si la Eucaristía es “la Vida del Mundo” (Jn 6,51), será justo y evidente que sin Ella el Mundo se destruya y muera, y con él la Iglesia mundanizada, que olvida que en el Templo reside la Gloria de Dios (2 Cr 7,2) y le aplica las prevenciones propias de una panadería.
¡Cuántos pastores permiten el ruido y el folclore en la Casa de Dios, y la profanación que en ella se da al servicio del becerro de oro turístico y cultural, al servicio de una falsa unidad ecuménica e interreligiosa que Cristo vino a condenar: “No vine a poner paz sino espada. Vine a separar…” (Mt 10,34-25). Han olvidado que la Palabra de Dios es eterna (Mt 24,35). ¡Qué oportunidad han perdido de imitar a Salomón orando con sus palabras!:
“(…) Cuando haya en el país una hambruna, una peste, una plaga en el trigo, langostas, saltamontes, cuando el enemigo ponga sitio a una de sus ciudades, o también cuando haya una catástrofe o una enfermedad, si un hombre, si Israel tu Pueblo viene a orarte y a suplicarte, si reconoce su falta desde el fondo de su corazón y extiende sus manos hacia esta Casa, entonces Tú, desde lo alto de los Cielos donde habitas, escucha y perdona….” (1 Re 8,37-40). ¿Se habrá perdido el sentido del pecado?
Cuando se pierde la Fe no se comprende la actualidad de la Palabra de Dios, que “fue escrita para nuestra enseñanza” (Rom 15,4). El profeta Ezequiel nos describe la grandeza del Templo, que mira al Oriente: De él sale un arroyo de Agua Viva, que va inundándolo todo, capaz de transformar el desierto en un vergel, el Mar Muerto en un mar lleno de vida. Los árboles regados por esta agua, “darán frutos comestibles y sus hojas serán medicinales” (Ez 47,1-12).
Ese Templo es el Corazón Eucarístico de Jesús, que habita y nos espera en nuestras iglesias. Él lo había anunciado: “Destruid este Templo y en tres días lo levantaré” (Jn 2,19). De su Corazón traspasado, brota la Sangre que baña en el Sacramento de la Penitencia el alma muerta por el pecado, y el Agua que calma la Sed de eternidad.
¡Señores Obispos, nos han cerrado los templos en los que habita el Agua Viva! Han negado el Sacrificio Perpetuo a los fieles y les han mandado contemplarlo por televisión, o por imaginación si no disponen de medios técnicos. ¿El Todopoderoso que habita en ellos, y llama a sus hijos, les recibirá con un virus? “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si le pide pescado, le dará una serpiente?” (Lc 11,11). ¿No se dan cuenta de que pueden estar imitando al pastor mercenario que “viendo venir el lobo abandona las ovejas y huye”? (Jn 10,12). Recibieron el Don de palabra. No lo empleen para justificar lo injustificable. Son ustedes imagen del Pedro vacilante que se hunde en el lago ante Jesús. Lo malo es que con ustedes se hunde la Iglesia. ¿No escuchan “¡Qué poca Fe tienes! ¿Por qué has dudado? (Mt 14,31). ¿Cambiarán el rumbo de sus diócesis?
Monseñor Schneider sufre mucho con esta situación y no puede callar, no debe callar. Ante la supresión de Misas y cierre de templos ha dicho: “Tales obispos reaccionaron más como burócratas civiles que como pastores… Dan más importancia al cuerpo mortal que al alma inmortal de los hombres, olvidando las palabras de nuestro Señor: “¿De qué le sirve al hombre si gana el mundo entero y sufre la pérdida de su alma?” (Mc 8, 36). (…) “Sus ojos se han llenado del polvo de las ocupaciones terrenales” (9).
Es llamativo contemplar imágenes de sanitarios en los hospitales, arriesgando la salud y la vida, salir al exterior para aplaudir a los que se quedan en casa; pero no se ve a ningún equipo de Sacerdotes, unidos por santo “Celo Apostólico”, que salgan del hospital para aplaudir a los que oran desde sus casas por la sanación corporal y espiritual de los infectados. ¿Cubiertos con las precauciones de los médicos del cuerpo, no podrían acudir a la cabecera de los infectados para escucharles en Confesión –si lo aceptaran- y sanarles los males de su alma, perdonando sus pecados, incluso darles el Viático si la salud lo permite?
Algunos sacerdotes, con buena voluntad pero aturdidos por esta situación, realizan, gestos inapropiados, como salir solos por la calle con la Custodia, sin ninguna solemnidad ni seguridad. Y aun ha habido alguno que ha subido al tejado de la Iglesia para bendecir. ¿No tiene la misma fuerza la bendición desde el Altar? ¿Ayudará a que el Mundo crea, ver una Custodia sola por la calle? ¿No se les dará motivos para pensar que los cristianos adoran una cosa blanca que no les libra de nada, y cuyos seguidores se asustan como los demás?
5.- LA PANDEMIA PONE A PRUEBA LA FE DE LOS FIELES. En unos se enfriará. Otros sentirán verdadera “hambre eucarística”; dolidos por estas muestras de Apostasía, acudirán a los templos abiertos a refugiarse y reparar. Y si están cerrados, multiplicarán sus oraciones en familia, y se conectarán con retransmisiones de actos litúrgicos, sucedáneos de los verdaderos Sacramentos. Para las personas de buena voluntad (Lc 2,14) confinadas en sus casas, la pandemia les abrirá los ojos y se convertirán. Porque ante el abandono de los pastores, se cumple el Salmo que dice: “Aunque mis padres me abandonaran, Dios me acogerá” (Sal 27,10).
La Comunión Espiritual ayudará a los fieles a sentir mejor la compañía de Dios, y aun recibirán las mismas gracias que con la Comunión Sacramental ante la imposibilidad de recibir esta (Sta. Catalina de Siena). Él acudirá a nuestros corazones, porque “¿Quién nos separará del Amor de Cristo?” (Rom 8,35). Evidentemente, ni la Covid 19, ni la persecución, ni los malos pastores… En otro artículo hemos ofrecido a los fieles esta fórmula basada en el Mensaje de Reparación Eucarística de Fátima:
-“Dios mío, yo creo, os adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no os adoran, no esperan y no os aman” (3 veces) “Desearía recibiros sacramentalmente, mas no pudiendo hacerlo así, os ruego por medio del Corazón Inmaculado de María vengáis con Ella espiritualmente a mi corazón. Ven, Señor, Jesús. Ven con el Padre y el Espíritu Santo a tomar posesión de todo mi ser. Entra, Señor, y libérame, sáname, purifícame y reina en mi corazón (silencio). Oh Jesús, no permitas que me aparte de Ti. Gracias por todo. Bendito seas por siempre, Señor”.
6.- EL RESTO FIEL (1 Re 19,18). En estas Horas de la Pasión de la Iglesia, algunos pastores representan a Juan, el Discípulo Amado, al pie de la Cruz. Ellos renuevan el pequeño Resto Fiel que mantiene la Fe en medio de la Apostasía. En Polonia, el Pdte. de la CEP, Mons. Gadecki, manifestó que “es impensable que no oremos en nuestras iglesias”, pues así como los hospitales curan las enfermedades del cuerpo, las iglesias sirven, entre muchas cosas, para curar las enfermedades del alma“. Y propone a los sacerdotes celebrar más Misas dominicales para evitar grandes aglomeraciones. Es la respuesta de la nación, “Siempre Fiel”, que en 2016 volvía a proclamar a Jesucristo “Rey de Polonia”.
El Cardenal Burke escribió indignado: “No podemos aceptar las determinaciones de los gobiernos seculares, que tratan la Adoración a Dios de la misma manera que ir a un restaurante. Los grandes males como la peste son efecto de nuestros pecados actuales” (10). Algunos obispos no se han dejado arrastrar por la corriente, y han continuado ofreciendo a su grey el Alimento que da Vida y no muerte. Mons. Reig Pla lo justificaba: “La Misa es el Cielo en la Tierra. No podemos prescindir de Ella” (11). Mons. Schneider: “Si un sacerdote tiene prohibido por una autoridad eclesiástica ir a visitar a los enfermos y moribundos, no puede obedecer. Tal prohibición es un abuso de poder” (12). Para Monseñor Viganó, la “suspensión de todas las funciones sagradas, muestra que los Obispos están muy dispuestos a sacrificar el bienestar de las almas” ante “el poder del estado o la dictadura de las ideas”. También los habrá que se duelen de esta situación pero se callan. Representan a los Apóstoles en el Huerto de Getsemaní. A ellos hay que decirles: “Grita. No ceses” (Is 58,1).
En el Resto hay algunos sacerdotes que trabajan sin descanso, como médicos del alma, entre los infectados; y algunos han entregado la vida. Dios quiera considerarlos mártires. Y no olvidamos el gesto heroico del Padre Giuseppe Berardelli (Bérgamo), enfermo del Covid 19 que, imitando a S. Maximilano Kolbe, renunció a su respirador para salvar la vida de un joven.
El testimonio de los laicos no ha faltado. El Presidente de Tanzania John Magufuli, católico practicante (en la foto) declaró el Domingo pasado, 22 de marzo, en la Catedral de San Pablo, de la capital Dodoma: “Os insisto, No tengáis miedo, no dejéis de reuniros para glorificar a Dios y alabarle (…) Las iglesias son lugares donde la gente puede buscar la verdadera curación, porque allí reside el Verdadero Dios”. Y refiriéndose a la Eucaristía dijo: “EL CORONAVIRUS NO PUEDE SOBREVIVIR EN EL CUERPO EUCARÍSTICO DE CRISTO… Por eso no me asusté al recibir la Santa Comunión, porque sabía que, con Jesús en la Eucaristía, estoy a salvo. Este es el momento de construir nuestra Fe en Dios“ (13). Los presidentes católicos de Panamá (Laurentino Cortizo), y de Guatemala (Alejandro E. Giammattei Falla) han implorado la Ayuda Divina para detener la pandemia. El segundo convocó a un día de Oración y Ayuno (el 21/3/2020).
7.- ¿SE ESTÁN CUMPLIENDO LAS PROFECÍAS? Nos da la impresión de que estamos entrando en la Gran Apostasía (2 Tes 2,3; Lc 18,8), una vez terminado el tiempo asignado por Dios a las naciones gentiles (Lc 21,24), profecía cumplida el 07/06/1967 en la Guerra de los Seis Días. Estamos, sin duda, en el momento en que Dios ha de pedir cuentas a los “nuevos viñadores” (Mt 21,33-43), que son el Nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia de los gentiles, la Iglesia Católica. Si el Pueblo de Israel es el “cliché profético” que ha de actualizar la Iglesia, nos estaremos aproximando al Viernes Santo. De nuevo Cristo será condenado –esta vez en su Cuerpo Místico- por las autoridades religiosas y políticas. La higuera echa brotes. Estemos atentos (Mt 24,32). Muchas profecías privadas nos hablan de ello, pero no son el objeto de esta Carta.
Nos parece que este ataque a la Eucaristía anuncia la “supresión del Sacrificio Perpetuo” (Dan 12,11), la Santa Misa. Será decretada por el Anticristo (Dan 9,27) en colaboración con el Falso Profeta (Ap 13,11). Este introducirá “la Apostasía” y permitirá al “hijo de la perdición”, “el “Impío” (Is 11,4), el “Adversario” (Anticristo) sentarse (gobernar) “en el lugar Santo”, en el Templo de Dios (2 Tes 2, 3-4). Debemos “escudriñar los signos de los tiempos”.
¿Estaremos comenzando “La última prueba de la Iglesia” de la que nos habla el Catecismo? (CIC n.675). De nuevo “el gran Dragón Rojo…Satanás” (Ap 12,9), se encoleriza contra “la Mujer vestida de Sol” (Ap 12,1) y se dispone a “hacer la guerra a su Descendencia, a los que guardan los Mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús” (Ap 12,17). Ese Dragón “fue precipitado a la Tierra” junto con sus ángeles (Ap 12, 9), y se materializa en “el Comunismo” (14).
Un sencillo análisis histórico nos revela que la Masonería (Sionismo judío) es la Madre del Comunismo, del Socialismo y del Liberalismo; es “la Sinagoga de Satanás” (Pío IX; Beata A.C. Emmerich). Conviene meditar el capítulo 13 del Apocalipsis. La Masonería encarna la Bestia que sale del mar (v.1) (15) a la que se le da poder “sobre toda tribu, pueblo y lengua y nación” (v.7); es decir, será el máximo poder político mundial, el Anticristo. Y la Bestia que sale de la Tierra en su ayuda (v.12) y “extravía a sus moradores” (v.14) es la Masonería eclesiástica (16). Todo parece que lo anunciado en el CIC n.675 está a las puertas.
La caótica situación actual es una plaga bíblica, un flagelo profetizado (Ap 6,8). Hace falta ser muy ciegos para no verlo: “Y el resto de la Humanidad, los que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos” (Ap 9, 20). “Pero de sus obras no se arrepentían” (Ap 16,11). ¿Acabará esta pandemia y volverán las orgías, los carnavales blasfemos, el orgullo gay, los abortos, los ataques a la Familia, la persecución a la Iglesia? ¿Continuarán los pastores predicando un Catolicismo descafeinado para agradar a los poderosos, mundanizando a la Iglesia? ¿Reabrirán los templos para que continúen las profanaciones y sacrilegios, la liturgia “a la carta”, el culto al turismo? ¿Seguirán adelante el ecumenismo y las relaciones interreligiosas heréticas, al servicio de la religión mundial dirigida por el Anticristo? Nos tememos que sí.
8.– LA PANDEMIA, UN CASTIGO DIVINO, AUNQUE DE HECHURA HUMANA. El hombre científico y ateo renueva la tentación de Adán: “Seréis como dioses” (Gen 3,5). Como Aquel, se aleja de la Voluntad Divina, haciendo mal uso de la Libertad con que Dios lo creó. Y en su intento de manipular la Creación divina y aun superarla, juega con la muerte y esta le alcanza y le coloca en su sitio; en su pequeñez de criatura. Y tiene entonces la oportunidad de pedir perdón a Dios y orientar a Él su vida, o de continuar el camino de la rebeldía que le conducirá a un Castigo eterno, por haber despreciado el Bien Eterno que Dios le ofrecía.
Como vemos en la Sagrada Escritura, Dios utiliza su Justicia de distintos modos para castigar al hombre; entre ellos el flagelo de la Naturaleza, el de las guerras que permite y que son fruto del libre egoísmo humano (esta pandemia es una guerra biológica), o con una intervención más directa, como en el caso del Ángel Exterminador en Egipto.
La pandemia es un Castigo que afecta al Mundo en su conjunto –“buenos” y “malos”- porque a todos llama a una seria conversión. Aceptada y ofrecida a Dios, sirve de expiación por los pecados del enfermo, o del sano confinado en su casa, y aumento de su Gracia; y si mueren en ese estado serán glorificados. A los que habitualmente rechazan a Dios, les da oportunidad para reflexionar sobre su vida y convertirse; si la rechazan y mueren se buscan su condenación eterna.
Pero no está exenta la Misericordia de Dios en esta pandemia. Él nos dice: “Yo reprendo y castigo a los que amo” (Ap 3,19). “Soportad, pues, la Corrección. Dios os trata como a hijos” (Heb 12,7). Estos castigos son un medio para la corrección de la conciencia del hombre, porque es infinitamente más grave la muerte eterna por culpa del pecado, que la muerte temporal del cuerpo en una epidemia. En los días de Cuaresma hemos vuelto a recordar el episodio de los israelitas, insatisfechos por el Maná, rebelándose contra Dios en el desierto. Fueron mordidos por serpientes y muchos murieron. Pero cuando reconocieron su pecado y pidieron perdón acabó el castigo (Num 21,4-9). Es un ejemplo para nosotros en estos días. Pero los necios que se rebelan contra Dios no querrán entenderlo.
>Hay Obispos que sacan “aguas con gozo, de las Fuentes de la Salvación” (Is 12,3), que es la Palabra de Dios, “Palabras de Vida Eterna” (Jn 6,68). Y ella nos dice que “la ira de Dios se manifiesta… sobre toda impiedad e injusticia de los hombres, que aprisionan la Verdad con la injusticia” (Rom 1,18), que “la adoración a los ídolos” y “todo género de impureza” atraen “la cólera de Dios” (Ef 5,3-6).
Para esos pastores, el Castigo Divino responde a la corrupción política y social del Mundo y a la corrupción de la Fe y de la Moral de la Iglesia. Mons. Ramón Castro, Obispo de Cuernavaca (México) ha denunciado los pecados contra la Naturaleza humana que forman la estructura social y política de las naciones, y que justifican esta pandemia: pecados como el aborto, la eutanasia, la ideología de género, etc (17).
El pecado de Apostasía Eucarística que denunciamos, nos avisa de la pérdida de la Fe de la Iglesia en otros aspectos de la Sana Doctrina que ya no soportan ni el Mundo ni los pastores infieles (2 Tim 4,3). Como el Cardenal Burke, también Mons. Schneider considera la actual pandemia un castigo divino: “La epidemia de coronavirus, en mi opinión, es sin duda una intervención divina para castigar y purificar el mundo pecaminoso y también a la Iglesia….La veneración…del ídolo pagano de la Pachamama dentro del Vaticano, con la aprobación del Papa, fue sin duda un gran pecado de infidelidad al Primer Mandamiento del Decálogo; era una abominación (…) . Ya en los comienzos de la Iglesia, Cristo reprendió a los obispos (“ángeles”) de las iglesias de Pérgamo y Tiatira por su connivencia con la idolatría y el adulterio (Ap 2,14-20). Estoy convencido de que Cristo repetiría las mismas palabras al Papa Francisco y a los otros obispos que permitieron la veneración idolátrica de la Pachamama, y que implícitamente aprobaron las relaciones sexuales fuera de un matrimonio válido, permitiendo que los llamados “divorciados y casados de nuevo” recibieran la Sagrada Comunión” (18).
>En octubre del año pasado, el ex-Prefecto de la Fe, el cardenal Gerhard Müller, calificó de “pecado grave” y “un crimen contra la Ley Divina” el culto a la Pachamama en el Vaticano (19).
>Mons. Viganó hace una extensa relación de los pecados de la Iglesia: “la gran multitud de escándalos” de los pastores, la conversión de la Iglesia “en una especie de ONG”, pues “la verdadera Caridad nada tiene que ver con su imitación masónica”. Continúa con “la profanación del Santísimo” al comulgar en la mano, “la suspensión de los Sacramentos” por la pandemia, la eliminación por el Papa de cualquier forma de Apostolado, que llama proselitismo”. La veneración a la Pachamama la califica de “un acto de pura Apostasía, con esas imágenes sucias y satánicas…” Incluye en su relación la Declaración de Abu Dabi: “El Papa Francisco dijo que Dios quiere todas las religiones. No solo es una flagrante herejía, sino también una apostasía muy seria y una terrible blasfemia”.
Este Obispo no pasa por alto las declaraciones del Papa oficial a un periodista español (20). Para Francisco, las causas de la pandemia serían debidas a que “la naturaleza está pataleando para que nos hagamos cargo del cuidado de la naturaleza”. Es decir, para Francisco se trata de un pecado ecológico; en el espíritu de la Amazonia, un pecado contra la Pachamama, contra la Madre Tierra. Coincide con Leonardo Boff, para quien la Covid 19 es “una represalia de Gaia (Pachamama griega) por las ofensas que le infligimos sin parar” (21). Para Mons. Viganó, “seguimos ofendiendo a la Majestad de Dios”.
El Obispo critica el Padre Nuestro que pidió Francisco se rezara el 25 de marzo, en unión con todos los cristianos del Mundo: “Cuando deberíamos estar expiando nuestras ofensas contra la Divina Majestad, aquí hay alguien que nos pide que le recemos junto con los que niegan la Divina Maternidad de su Madre, en su día de fiesta. No será esta la mejor manera de poner fin a la peste actual”. Propone acabar con los “caminos sinodales: ese hipócrita uso de la palabra dialogar, en lugar de predicar sin miedo el Evangelio. Debemos dejar de enseñar falsas doctrinas”. También reclama el no condenar “todos los errores que se han permitido después del Concilio Vaticano II”. Y termina: “La vida católica debe ser una batalla hasta el final, no un feliz paseo hacia el Abismo” (22).
No podemos olvidar el acto idolátrico que llevó a cabo el cardenal Blase Cupich, de Chicago (07/01/20) en Illinois. Realizó el Ritual del Despertar del León Chino, antes de presidir una Eucaristía. Acabó con una invocación para pedir al ídolo buena fortuna para todo el año (23).
¿Qué más da la Pachamama que el León chino? se habrá preguntado este cardenal, que tampoco debe de creer en el Dios católico ni en sus evangelistas, que le dicen: “No podéis beber el Cáliz del Señor y el cáliz de los demonios” (1Cor, 10,21). Pero como no es gratis ofender a Dios, ¿Sería temerario pensar que el león chino ha mordido a la Iglesia con esta pandemia? En absoluto.
>Tampoco deben felicitar el Ramadán los pastores católicos a los musulmanes. S. Juan lo explica bien: “Ahora se han levantado en el mundo muchos seductores, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne ¡Cuidaos! … Si alguno viene a vosotros y no lleva esa doctrina (la de Cristo), no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda participa en sus malas obras (2 Jn 7-11).
Todo esto nos hace pensar. ¿Será cierto lo que dijo el P. Thomas Rosica CSB en 2018? “El papa Francisco rompe las tradiciones católicas siempre que quiere, porque está ‘libre de afectos desordenados’. De hecho, nuestra Iglesia ha entrado en una nueva fase: Con la llegada de este primer papa jesuita, está gobernada abiertamente por una persona, y no por la autoridad de la Escritura solamente ni tampoco por sus propios dictados de Tradición más Escritura” (24). Estas palabras contradicen la Doctrina de los Papas anteriores, y aun del mismo Concilio Vaticano II (Dei Verbum,10). Ignoramos si han sido corregidas por el autor y/o rechazadas por el destinatario.
9.- PETICIÓN. Pastores de la Iglesia Católica, por el Amor de Dios, RESTAUREN LA SANA DOCTRINA. Ha llegado el tiempo en el que no la soportan (2Tim 4,3). Opónganse con valentía. Si “La Iglesia vive de la Eucaristía” (25), la degradación del Culto al Santísimo irá enfermando el Cuerpo de la Iglesia en todos los ámbitos: moral, teológico, pastoral,… hasta llegar a la profetizada Apostasía.
1 >Invoquen al Espíritu Santo que animó a los Apóstoles a desobedecer a las autoridades políticas y religiosas, convencidos de que “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech 5,29-31), aunque se revistan de Sumo Sacerdote.
2 >Prediquen todo el Evangelio y A TODA CRIATURA (Mc 16,15-18), toda la Sana Doctrina de la Tradición (2 Tes 2,15). Si de ello depende la salvación de las almas (Mc 16,16) ¿Qué será de los pastores que esconden la Luz del Evangelio para no molestar?
3 >No manipulen la Palabra de Dios, omitiendo en la Predicación y en la Pastoral lo que al Mundo no le gusta oír. “Lo políticamente correcto” nada tiene que ver con el Evangelio. Este se nos ha dado para iluminar el Mundo y desenmascarar las obras de las tinieblas (Ef 5,11). No olviden: “El que se hace amigo del Mundo se convierte en enemigo de Dios (St 4,4), es decir, en anticristo. Por eso, hablen no sólo del Cielo y de la Misericordia de Dios, sino también del Infierno y de la Justicia Divina. Que Dios es al tiempo, Amor, Justicia y Verdad.
No presenten al Mundo la caricatura de un Dios bonachón, porque arrastrarían a las gentes a violar sus conciencias y perderse para siempre. No lo olviden, porque el Santo Temor de Dios es “El principio de toda Sabiduría” (Prov 1,7); como hoy se ha perdido, incluso en gran parte de La Iglesia, el Mundo es un rebaño de necios. Recuerden que es el Séptimo Don del Espíritu Santo. No pequen contra Él.
4 >Purifiquen el Sacerdocio, alejando de él a quienes –una vez corregidos- practiquen la corrupción moral y/o doctrinal. Es una orden. Cúmplanla: “Extirpad el mal de entre vosotros mismos” (1Cor 5,9-13), que “Más vale causar escándalo que esconder la verdad.”(S. Gregorio Magno). Mayor que el impacto del escándalo, es el de la Firmeza de la Jerarquía en mantener la salud del Rebaño. No esperen a que se cumpla que “Nada hay oculto que no llegue a conocerse” (Mt 10,26).
5 >Alejen del presbiterio, de la sacristía y del despacho parroquial a la mujer, no porque tenga menos dignidad, siguiendo la Prudencia del refrán atribuido a Sta. Teresa de Jesús: “Entre santa y santo, pared de cal y canto”. La actual Revolución Feminista quiere introducirse en la Iglesia, y es un viejo instrumento del Marxismo para destruirla.
6 >Rechacen las prudencias humanas que van en detrimento de la Verdad, pues sólo la Verdad nos hace libres (Jn 8,31-38). Porque la Verdad sana y libera, aunque a veces duela.
7 >Recuerden que la Verdad está por encima de la unanimidad, del colegialismo; que no depende de lo que diga la mayoría, aunque sea de obispos. Insistimos: hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (Hech 5,29).
8 >Opónganse a entregar la Eucaristía a los adúlteros. La norma moral no la impone la conciencia individual, subjetiva, sino la Ley Divina objetiva: “Si quieres entrar en la Vida, guarda los Mandamientos” (Mt 19,17).
9 >Disuelvan las comisiones ecumenistas, falsamente católicas, animadas por un espíritu que –en contra de la Tradición- no reconoce a la Iglesia Católica como la única fundada por Cristo. Rechazar a Pedro es rechazar a Dios Padre (Lc 10,16).
10 >Deslíguense de los movimientos interreligiosos encaminados a formar una Religión Planetaria, mundial, que disolvería la Esencia Católica, al servicio del Anticristo.
11 >Vuelvan a la Liturgia basada en el Respeto al Santísimo Sacramento. Restauren la Comunión en la boca. Sitúen de nuevo los comulgatorios o reclinatorios ante el altar para que quienes puedan, cumplan con el mandato divino: “Ante Mí se doblará toda rodilla” (Is 45,23). “Jamás un Ángel me recibiría de pie”, dice Cristo Jesús en una revelación privada.
Dispongan el uso de la Bandeja para la Comunión de los fieles, pues impide que el Santísimo ruede por los suelos, ya en la Forma completa, ya en las Sagradas Partículas que pueden desprenderse. ¿Por qué no imitar al Papa Benedicto XVI, en la solemnidad con que impartió la Comunión en los cuatro últimos años de su Pontificado? Lo hacía de rodillas, en la boca, con Bandeja y cirios.
12 >Expulsen del Templo de Dios todo lo profano: actos culturales, artísticos, sociales, interreligiosos. Abran las puertas a la Música Sacra, y pongan el veto a las canciones de ritmos mundanos pues, aunque el texto lleve al entendimiento un contenido religioso, el ritmo aporta al corazón un mensaje contrario.
13 >Abandonen el camino de la Sinodalidad, que lleva a la rotura de la Unidad en la Doctrina de la Iglesia, a la Apostasía.
14 >Comprendan que la Paz en la Tierra no será cosa de hombres. La paz del Mundo no es la Paz de Cristo (Jn 14,27). No vendrá por los acuerdos de las naciones que rechazan el Evangelio, ni por la unión de las religiones falsas con la Verdadera. La Palabra de Dios lo dice muy claro. ¿Por qué no lo quieren entender? “Si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles. Si Dios no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas” (Sal 127,1). “Quien no está conmigo, está contra Mí” (Mt 12,30). “Sin Mí, nada podéis hacer” (Jn 15,5). La Paz será obra del Espíritu Santo, cuando las naciones se abran a Él, que es Espíritu de Luz, de Verdad y de Vida, de Santidad y de Gracia, de Justicia, de Amor y de Paz.
15 >Miren a la Stma. Virgen María. No desprecien su mensaje profético de los últimos tiempos. “No apaguen el Espíritu” (1 Tes 5,14-21). Ella es la “Mujer vestida de Sol…coronada de Doce Estrellas” (Ap 12,1), la Reina Victoriosa que aplastará la cabeza del Dragón (Gen 3,15), el “Arca de la Alianza” (Ap 11,19), que desde el Cielo anuncia el Reino de Cristo (Ap 11,15) del que Ella es Precursora en su Segunda Venida: “Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará” (26). No quieran quitarle privilegios con la excusa de que es un impedimento para el – falso – ecumenismo.
Pónganse a su servicio para –con Ella y a través de Ella- preparar la Iglesia a un Nuevo Pentecostés. Con ese fin, promuevan, cuanto antes, el DOGMA de María Corredentora, Abogada y Medianera. Iniciativa desechada en el Concilio Vaticano II por un breve margen de votos. Es hora de revisar aquella decisión, con los argumentos que entonces se esgrimieron a su favor (27).
16 >Promuevan una FESTIVIDAD LITÚRGICA EN HONOR A DIOS PADRE. Existe una revelación privada, con aprobación eclesiástica, en la que Él lo solicita, y propone para ello el día 7 de agosto, o el primer Domingo de dicho mes (28). La liturgia celebra a los ángeles y santos, al Hijo y al Espíritu Santo, pero todavía no ha reservado un día al Padre Eterno. ¿Cuándo exultaremos con San Pablo cantando: “¡Bendito sea el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, el Padre de las Misericordias y Dios de todo Consuelo!” (2 Cor 1,3). S. Juan Pablo II llamaba a la Iglesia a “orientarse al Padre en Cristo Jesús” (29). Estimados pastores, ya es hora de celebrarlo de una forma especial.
17 > Promuevan la tradicional Devoción al Corazón de Jesús que tanto fruto ha dado a la Iglesia. Sus imágenes todavía coronan montes y presiden plazas por todo el Mundo. LOS NUEVE PRIMEROS VIERNES SON UN SEGURO DE VIDA ETERNA, lo mismo que LOS CINCO PRIMEROS SÁBADOS, pedidos por la Stma. Virgen en Fátima. Que sea este un objetivo de todas las parroquias en mayores y en niños; en estos podría comenzarse a continuación de la Primera Comunión.
18 >Escuchen a Sta. Catalina de Siena: “Abrid los ojos y mirad la perversidad de la muerte que ha venido en el Mundo, y en particular en el Cuerpo de la Santa Iglesia ¡Que estalle el corazón y el alma vuestra al ver tantas ofensas contra Dios! ¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el Mundo está podrido! ¡La Esposa de Cristo se encuentra palidecida!” (30). Y al que está por encima de los Obispos se dirigió con estas palabras: “Yo, si estuviese en su lugar, tendría temor de que el Juicio Divino viniese sobre mí” (31).
Con esta Carta, hemos ejercido nuestro derecho y deber de dar a nuestros pastores, nuestra “opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia” (CDC c.212.3). Hemos cumplido el mandato bíblico de la Corrección fraterna (Lev 19,17; Ez 3,18; etc): “A los culpables (presbíteros) corrígelos delante de todos para que también los demás cobren temor” (1 Tim 5,20). “En el caso de que amenazare un peligro para le Fe, los superiores deberían ser reprendidos, incluso públicamente, por sus súbditos” (32). Pero en ningún momento hemos pretendido faltar a la dignidad personal de los prelados. Sólo Dios puede juzgar sus conciencias. Y quien suscribe es consciente de su indignidad para dirigirse a sus pastores.
Si ha llegado hasta aquí, a S.E. o S.R. le ruego una oración y su Bendición Apostólica.