Se utiliza muy a menudo la palabra “pozo” para definir lo que le supone a un equipo de Primera división descender de categoría. Y es que hay clubes, como el Cádiz, que han tardado 14 años en regresar. Todo lo contrario que el Huesca, que un año después de caer de la élite se reincorpora por todo lo alto. A partir de septiembre, volverá a formar parte de la que muchos consideran la mejor Liga del mundo. Un auténtico lujo para un club modesto acostumbrado a batallar por los estadios de plata y de bronce y que en muy pocos meses ha sido capaz de recomponer el equipo y ganarse el derecho a visitar desde septiembre el Bernabéu, el Camp Nou, el Metropolitiano y el resto de templos futbolísticos de la primera categoría.

Para que el club aragonés consiguiera esta noche su objetivo a falta de una jornada necesitaba no solo vencer en su encuentro contra el Numancia, sino también que tropezase el Zaragoza y perdiera el Almería. La primera premisa se cumplió con holgura, pues los oscenses vencieron por 3-0 gracias a dos goles de Mir, uno de ellos de penalti, y de Okazaki. Bien es cierto que los sorianos no lo pusieron nada fácil, pues el encuentro disputado en El Alcoraz concluyó con 0-0 en su primera mitad.

Por su parte, el Zaragoza, que continúa en caída libre, tenía que perder en el Carlos Belmonte contra el Albacete. Y los manchegos vapulearon sin misericordia a los zaragozanos por 4-1 con goles de Mesa, Gorosito y Dani Ojeda por dos veces. También era imprescindible la derrota del Almería en Ponferrada. Los andaluces cayeron por 2-1 pese a que nivelaron el gol inicial de Ivi antes del descanso con tanto de Núñez. Pero el veterano Yuri remató el 2-1 en el minuto 65. La noticia de ese gol llegaba inmediatamente a Huesca, que estalló de júbilo al conocer que su equipo podía ser de Primera apenas trece meses después. Los 67 puntos de los oscenses ya son inalcanzables para ningún otro equipo de Segunda, y por lo tanto el último duelo en Gijón que se disputará el próximo lunes ya será de puro trámite.