Podemos no hace auditorías externas de sus cuentas desde 2017
Con el paso de los años, el partido del cambio, el que se congratulaba de estar a la cabeza en cuanto a la actualización de sus cuentas económicas y que exigía la misma receta al resto de partidos, acaba volviéndose menos transparente. El partido que enarbolaba la bandera de la claridad, el que en 2015 presumía de ella –y con fundamento– al convertirse en la primera fuerza política en realizar una auditoría externa de sus cuentas, ya no puede alardear de tal condición.
La formación morada lleva dos años sin realizarla. En aquella época, el área de finanzas y transparencia de Podemos, que dirigía Segundo González, se felicitaba por ser el partido con las cuentas públicas «más actualizadas» y explicaba que «permitía una mayor vigilancia y control por parte de la ciudadanía». De manera voluntaria hizo públicas sus conclusiones durante tres años –2015, 2016 y 2017– con el objetivo de «mantener un efectivo control interno».
Exigía de hecho al resto de partidos hacer lo propio, pues argumentaba que la ley –que exige la fiscalización de las cuentas privadas de los partidos por parte del Tribunal de Cuentas– les parecía «insuficiente». Se comprometía el partido, según un documento de procedimiento de control interno de la fecha, a presentar hasta cinco tipos de actividades de control diferentes; elaboración de un informe de control interno, un proceso de auditoría externa, presentación de un informe de contabilidad del partido ante el Tribunal de Cuentas, publicación en su página web de un informe trimestral de transparencia y selección de un interventor para supervisar y elaborar los citados procedimientos. Sin embargo, el partido no cumple con tres de sus promesas; auditorías internas, cuentas trimestrales e informes de fiscalización.
Podemos, sin embargo, no cree que incumpla con los objetivos de transparencia que ellos mismos se marcaron en 2015. En el informe de control interno publicado en 2018, el partido reconocía que no había realizado su auditoría externa anual. Se justificaba señalando que el «solapamiento de los comicios electorales», había hecho imposible el informe porque «estos eventos junto con el cierre anual de 2018 suponen un volumen de trabajo cuyas dimensiones requieren la atención del 100% de los recursos del partido y han impedido simultanear en esta ocasión una auditoría externa de las cuentas de 2018». El partido no se mostraba preocupado por ello y creía solventar bien la carencia con los informes que presentaba el equipo técnico del Tribunal de Cuentas. «La experiencia en relación a la fiscalización de partidos, tras cuatro años contratando servicios privados de auditoría, nos demuestra que el equipo técnico del Tribunal de Cuentas realiza un trabajo óptimo que cubre este proceso», agregaban.
Justo esta misma semana, el partido ha actualizado sus cuentas públicas, tras un año y medio sin publicar –incumpliendo también de esa manera con el compromiso de actualizarlas de manera anual. Los morados en el mismo documento volvían a excusarse y alegaban también que el periodo electoral había hecho inviable su realización. Volvían a repetir el mismo fundamento. «Tras cuatro años contratando servicios privados de auditoría, nos demuestra que el equipo técnico del Tribunal de Cuentas realiza un trabajo óptimo que cubre este proceso». Precisamente estas auditorías, si se hubiesen realizado, habrían sido un punto de luz sobre la entredicha financiación que ahora sacude el partido tras la denuncia de su abogado, José Manuel Calvente, que señalaba posibles delitos de malversación y administración desleal.
Aluden a que se encuentran satisfechos con el trabajo que realiza el departamento del Tribunal de Cuentas, sin embargo en 2015, criticaban al órgano fiscalizador por la tardanza en publicar sus informes económicos sobre los partidos políticos. «Este tipo de auditorías no serían necesarias si la fiscalización por parte del Tribunal de Cuentas se realizase en un plazo más corto. Su último informe público, habla de datos de 2012. A día de hoy es muy difícil saber cuánto ha aumentado esa deuda, salvo si todos los partidos hicieran gala de una transparencia real, publicando anualmente los resultados de sus auditorías externas, que es lo que estamos haciendo nosotros ahora». Las auditorías sirven precisamente para dotar de autenticidad los sistemas de información de una empresa y tienen por fin obtener la mayor cantidad de información posible de una organización, su estado financiero y comercial, principalmente.
BAJAN LAS DONACIONES
En las cuentas publicadas esta semana, el partido reconoce, en el documento de ejecución presupuestaria correspondiente al ejercicio de 2019, perder cerca de medio millón de euros respecto al de 2018, año en el que justificaba un ahorro de 4.0337.549,49 millones de euros. Los ingresos, entonces eran superiores que los gastos. Ingresan 18.815.710,94 millones de euros mientras que gastaban 14.778.161.45. También es significativo el apartado de donaciones, en el documento de 2018 presentaban 106.776,33 euros relativos a este concepto correspondientes a las aportaciones de la militancia morada, y ahora tan solo registran un montante de 74.624,11 euros.
También han visto reducir en sus cuentas las aportaciones de los cargos públicos. Sumaban en el ejercicio anterior 2.888.049,73 millones de euros y ahora, tan solo 1.943.560,48 millones de euros.