Elecciones internas en Vox Málaga: Un mediocre sin talento, tres nulidades disfrazadas de críticos y la alternativa decente de Enrique de Vivero
AR.- Vivirá Vox Málaga un proceso de primarias que puede abrir un antes y un después en la evolución del partido como hegemónico en la provincia. Un total de cuatro candidaturas concurren a la votación telemática. Preciso es aclarar que salvo la de Enrique de Vivero, el resto tiene las mismas posibilidades de imponerse a la candidatura oficial de José Enrique Lara, que yo de ser elegido Mister España. ¿Y por qué se presentan si su pretendido objetivo es el relevo de la actual ejecutiva provincial, que ha dejado al partido en Málaga hecho un solar? Aquí concurren circunstancias cuyo esclarecimiento correspondería más a un experto psicólogo que a un analista político. En el fondo lo que pueden conseguir es que Lara, por la absurda división del voto oponente, continúe destrozando el partido.
Entre las candidaturas supuestamente alternativas está la encabezada por una tal Julia Calleja, muy conocida en su casa y entre sus vecinos. Es dudoso que tan menguada parroquia le dé para tirar de los avales suficientes. Ya veremos.
Luego está la del ensoberbecido Martín Ortega, un abogado engominado que se hizo muy popular por presentar una moción de censura contra Lara que luego, por arte de birlibirloque, nunca se llevó a cabo. Este dato por sí solo debería servir para situar la credibililidad de Martín Ortega a la altura de la de un pez. O de la de Sánchez pronosticando el futuro económico de los españoles. Me apuntan también que hay dudas sobre su correcta afiliación en Vox. Creo imperativo que el muchacho aclare esta cuestión. Y ello no porque esté en juego su menguada credibilidad, sino por el respeto exigido a los militantes que aún confíen en él.
Otro que se presenta es un tal José Heriberto, del que poco o nada se sabe, ni él tampoco hace porque se sepa, lo que no apunta nada bueno. Aunque mis fuentes dudan que logre los avales exigidos, sí parece seguro el de su cuñado. Por algo se empieza.
Quedan, pues, dos alternativas viables que son las del actual presidente y la de Enrique de Vivero. Una representa el “establishment” y el continuismo, mientras que la otra apuesta por la innovación, el entusiasmo y el deseo de gestionar de manera diferente una organización política que en la provincia de Málaga constituye un auténtico desastre.
Del mediocre Lara pocos datos resultarían tan reveladores como el hecho de haber dilapidado 50.000 votos en menos de un mes solo en la capital malagueña. Nos referimos al periodo comprendido entre las elecciones generales de abril de 2019 y las municipales de mayo de ese mismo año, que él mismo encabezó.
Nada retrata mejor la angostura moral de Lara que proclamarse católico y apostar por la exgerente de un club de alterne de lujo para encabezar la lista de Marbella en las pasadas municipales, en contra de la opinión abrumadoramente mayoritaria de las bases.
Nada refleja mejor su escaso respeto por la militancia que colocar de número dos en las listas de Torremolinos a una joven nini que solo un mes antes era una activa militante del PP. Hablamos de Lucía Cuin, la liante que apareció en el balcón consistorial con una bandera gay y que al final terminó dándole la Alcaldía del municipio costasoleño al candidato socialista.
Nada evidencia más la proclividad al ridículo de Lara que anunciar a bombo y platillo que se había reunido con dirigentes del Colegio de Abogados de Málaga y que estos estaban muy de acuerdo con sus propuestas políticas, omitiendo el dato nada anecdótico de que en realidad con quien se había reunido fue con su propio hermano, Francisco Javier, presidente de los letrados malagueños.
La destitución y relevo de coordinadores de distintos municipios, la confección de listas electorales en base a intereses nada claros, las dimisiones de cargos orgánicos provinciales, unido a las despóticas formas empleadas por el presidente provincial, han terminado por dinamitar las bases y la estabilidad del partido, dando pie, con sus purgas desmesuradas e injustas, unidas a su tiránica actitud, a la desunión, la desilusión y la desconfianza. La masiva llegada de arribistas y aprovechados, colocados a dedo en las agrupaciones, así como en la capital, para hacerse con el poder, es un hecho palpable y contrastado.
Bajo la presidencia de Lara, en los candidatos elegidos para las listas de Vox en Málaga no ha primado ni el mérito, ni el currículum, ni la formación, ni la oratoria, ni la capacidad de liderazgo. El propio Lara es el mejor ejemplo. Habría que buscar con una lupa de gran aumento alguna virtud políticamente ponderable. O siquiera reseñable.
Aunque aparente tenerlos, Lara carece de grandes principios. Pero no es ningún tonto. La prueba es que, aún sin tener pajorera idea sobre cualquier cosa que haya requerido esfuerzos y estudios, sea el líder en Málaga de la tercera formación política española en votos.
Sin formación ni currículum alguno, pésimo comunicador y mediocre donde los haya, Lara pretende seguir al frente de Vox. Si tal cosa ocurriera, sobre todo gracias a los ‘tontos útiles’ que concurren a las primarias sin posibilidad alguna de victoria, Vox en Málaga se convertiría indefectiblemente en el partido residual o marginal con el que sueñan los populares.
Solo la candidatura de Enrique de Vivero tiene posibilidad real de acabar con la amenaza pandémica del larismo en Vox. Sus antídotos contra el “establishment’ son la innovación, la meritocracia y la capacidad de gestionar de manera diferente una organización política que en la provincia de Málaga tiene un enorme trabajo por delante y un largo trecho que recorrer. Nada acredita más el compromiso de Enrique de Vivero con España que haberla defendido como mando militar en el Sahara. Una de las virtudes políticas con las que cuenta es que sabe delegar. Y si cuenta además con un extraordinario equipo de profesionales jóvenes y altamente cualificados, miel sobre hojuelas.
El hombre que en circunstancias normales está llamado a liderar a Vox en Málaga es pura cortesía. Asombra su memoria elefansiaca y su facilidad de emitir conceptos sin repetirse. Sus palabras fluyen con una cadencia digna de una prédica de canónigo antiguo. Todo en Enrique de Vivero es recio y estético.
Es evidente que nos encontramos ante uno de los hombres más serios, honorables y consecuentes que tiene Vox. Los militantes no pueden desaprovechar la oportunidad de hacer de Vox en Málaga todo lo contrario que José Enrique Lara ha hecho y representado.