Carta a la fiscal de Odio en Málaga, María Teresa Verdugo Moreno: “Su nombre, ilustrísima señora, está ahora en boca de mucha gente y no precisamente para bien”
AR.- Ilustrísima señora: Como usted bien sabe, hace unos días el Padre Custodio Ballester, acusado por usted de instigación al odio, intervino en la 45ª sesión del Debate General de la Asamblea de Derechos Humanos de la ONU con sede en Ginebra. Tanto el Padre Jesús Calvo, como yo mismo, director de Alerta Digital, nos sentimos plenamente identificados con las palabras con las que el P. Custodio denunció la arbitrariedad de sus actuaciones. El sacerdote afirmó ante los delegados de múltiples ONG´s y los representantes de las naciones que usted elaboró su escrito de acusación sin haberse tomado la molestia de interrogar personalmente a los acusados, creando así indefensión y poniendo en entredicho la presunción de inocencia.
Confeccionar un escrito de acusación en el cual se nos inculpa no de hechos materiales, sino de la intencionalidad unas palabras que, pronunciadas en un debate intelectual, no tuvieron consecuencia alguna para nadie, y menos violenta, indica como poco el desamparo al que nos hemos visto sometidos en una instrucción judicial en la que usted ha estado ausente salvo para estampar su firma.
Por ello me pregunto, señora fiscal, si está satisfecha de haber convertido el delito de odio en un medio de amordazar y de reducir al silencio a la disidencia. Me pregunto también si se siente orgullosa de haber transformado el delito de odio en instrumento de represión ideológica y de control social. Y, sobre todo, me sorprende que su contundente escrito de acusación lo haya realizado sin molestarse en mirar a la cara a aquellos a los que culpa de incitación al odio y para los que pide la pena máxima. ¿Se trata entonces de tirar la piedra y esconder la mano? ¿Significa todo ello el desprecio que usted nos profesa? Pues ello le priva de la imparcialidad necesaria, aunque, en los tiempos que corren, parece que imparcialidad es lo único que no se puede pedir ya a un fiscal.
Su nombre, ilustrísima señora, está ahora en boca de mucha gente y no precisamente para bien. La Asamblea de Derechos Humanos de la ONU lo ha hecho posible. La ilegal detención de Armando Robles para pedirle explicaciones en sede judicial por la publicación de las declaraciones del P. Calvo está en boca de todos, sí. La animosidad que destila su escrito de acusación contra mi persona y la ojeriza que usted manifiesta contra la condición sacerdotal del P. Custodio y del P. Calvo parecen negar, por la vía de los hechos, la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
Pese a quien pese, no cejaremos en nuestro empeño en denunciar la fragante injusticia a la que nos hemos visto sometidos. Usted, como tantos otros colegas suyos, aplica el delito de odio en una sola dirección: Nunca a favor del cristianismo, sino en su contra; nunca a favor de la presunción de inocencia cuando los ofendidos son musulmanes, sino exigiendo siempre la máxima pena.
De eso se trata pues: de violentar las conciencias y las más profundas convicciones de los acusados pidiendo por sistema las penas máximas. Así los imputados se verán compelidos, para evitar la cárcel, a aceptar el delito y así usted, señora fiscal, podrá sentar una jurisprudencia -hasta ahora inexistente- a favor de los delitos de odio.
Si con estos mimbres se quiere hacer justicia en España, estamos entonces apañados. Los “delitos de odio” se convertirán así en la prueba más palpable de que los tribunales revolucionarios de la CNT-FAI nunca han dejado de existir.
Postdata.- Algunos jueces y fiscales son entronizados por su incansable lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado, el terrorismo, la corrupción institucional… Ellos y ellas han hecho del compromiso ético con la Justicia una razón de vida. Usted, sin embargo, será recordada como la fiscal que pretendió encarcelar a dos sacerdotes y un informador por sus críticas a la vertiente violenta del islamismo. ¿Le compensa, doña María Teresa Verdugo Moreno?
La fiscala que provoca el odio
Ya se dará cuenta esta “guanaca”, cuando sea tarde, que no le compensará lo más mínimo. Al contrario, a lo mejor se la vendiendo lechugas en el mercado…
Pinta de verdulera, desde luego, tiene un rato.
Me gustaria conocer al marido para poder decirle que le diga a su mujer que dimita. Como dijo el PUNISHER con dos cojones peludos y bien puestos: VERDUGO DIMISION https://www.alertadigital.com/2020/10/01/discurso-del-padre-custodio-en-el-consejo-de-derechos-humanos-de-la-onu-la-fiscal-maria-teresa-verdugo-nos-acusa-arbitrariamente-de-delito-de-odio-sin-haberse-dignado-a-interrogarnos/#comment-1166863
Excelente artículo, que suscribo plenamente.
Mis felicitaciones por él.
Se puede decir más alto, pero nomás claro.