(Exclusiva) Revelamos el por qué de la marcha de José Manuel Rojas de Vox tras descubrir el fraudulento trasfondo de la elección de la número 1 al Congreso por Málaga

La diputada de Vox, Patricia Rueda, junto al presidente y vicepresidente del partido en Málaga, y al número dos de la lista, Rubén Manso Olivar, también del Opus
AR.- José Manuel Rojas se sentía por primer vez dispuesto a participar en política. Como a tantos otros españoles, le sedujo el discurso de un partido nacido dos años antes, de la mano de algunos miembros del PP, que se oponían a la tibieza ideológica del partido frente a una izquierda dispuesta a imponer su proyecto totalitario. Rojas y Vox entrelazaron sus destinos en 2016, en plena travesía del desierto de la formación liderada por Santiago Abascal, un joven de Amurrio (Álava) con ambiciones, que había tejido una amplia red de contactos desde las empresas dependientes de la Comunidad de Madrid en las que estuvo al frente.
Rojas comenzó a acudir a las reuniones y actos del partido sin comprometerse aún en la militancia. Experto en derecho bancario, economía e inversiones, y tras bregarse durante años en el campo de las operaciones financieras en mercados como Inglaterra e Irlanda, José Manuel Rojas vio en Vox el revulsivo de una conciencia nacional dormida y a expensas de los proyectos de ingeniería social que maquinaban en contra de la salud moral de los españoles.
Tras darse de alta y luego de algunos meses de fecunda actividad como afiliado de a pie, se le ofreció el puesto de secretario general del partido que ya conocía de cabo a rabo. Desde la Secretaría General solventó con eficacia el problema de la implantación del partido en la provincia, hasta su llegada casi nula. Durante meses se dedicó a recorrer los pueblos de la provincia y comprometiendo a algunos de sus ciudadanos más notables en un proyecto político en el que por entonces nadie creía. Frente a la irrelevancia del partido en el conjunto de España, en Málaga se nombraban coordinadores, se creaban equipos sectoriales, se celebraban reuniones a diario y el número de afiliados subía como la espuma.
La fecundidad del trabajo de Rojas no pasó inadvertida en Madrid. Ortega Smith llegó a elogiar su trabajo en un acto público. Desde entonces, Málaga ha sido considerada uno de los lugares más emblemáticos del partido verde.
No parece que la ambición política acompañara entonces a nuestro protagonista. Rechazó primero el ofrecimiento de José Enrique Lara para ir en la lista a la Alcaldía de Málaga, y tampoco aceptó su inclusión en la candidatura a las autonómicas andaluzas celebradas en diciembre de 2018. Ante la sorpresa general, Vox obtuvo 10 diputados. “No puedo aceptar el puesto cuando no creo en el estado autonómico”, se justificó.
Con unas expectativas sin techo para Vox, cuyo ciclón político nacido en Vistalegre unos meses antes era de tal magnitud que parecía inevitable el vuelco al PP, llegaron las elecciones generales de abril de 2019. Algunas encuestas pronosticaban para Vox la obtención de más de 80 diputados.
“Esta vez no te voy a aceptar un ‘no’. Eres nuestro hombre para encabezar la lista de Vox al Congreso de los diputados”, le soltó Lara a Rojas en una reunión del Comité Ejecutivo Provincial.
Tras someter el ofrecimiento a la consideración de los suyos, Rojas finalmente aceptó lo que consideraba un honor y un reto político: representar a Málaga en el Congreso y defender la unidad de España. Al día siguiente de anunciar al CEP que aceptaba el nombramiento, La Opinión de Málaga oficializaba la noticia con su foto en portada.
No había digerido del todo el giro de 180 grados que experimentaría su vida, cuando a José Manuel Rojas le tocó conocer al verdadero rostro de José Enrique Lara y sufrir sus alambicadas mentiras. Ni 72 horas habían transcurrido desde que aceptó el puesto de número 1 al Congreso, cuando recibió una llamada de Lara, en la que daba inicio a su repertorio de embustes. “Lo siento, pero Madrid no te acepta. Tenemos que buscar a otro candidato”. Las explicaciones exigidas por Rojas a Lara resultaron vanas. Este se aferraba una y otra vez a la decisión de Madrid, cuyas razones juraba desconocer.
Rojas, pese a su sorpresa e indignación, prefirió ser cauto.
El catálogo de mentiras se amplió a las 48 horas cuando Lara le comunicó que Madrid había optado por una mujer, que él, seguía insistiendo, decía desconocer.
Una comunicación a través de WhatsApp de un amigo de Rojas con Santiago Abascal, al que conocía bien, alimentaron aún más las sospechas del asesor financiero. Interpelado Abascal sobre el por qué de la exclusión de Rojas como número 1, la contestación del de Amurrio no dejaba dudas: “Málaga ha sido la única provincia española donde no ha habido injerencias del partido para elaborar las listas. Todo ha sido decidido por ellos. No me pidas ahora que interfiera en la selección de los candidatos”
Fue un Comité Ejecutivo Provincial celebrado días más tarde el lugar escogido por Rojas para pedir explicaciones a Lara, quien debió pensar que el dolor de una mentira se tapa con otra. “Verás, es verdad que Madrid nos dio carta blanca para designar a los candidatos, pero por la política de cuotas era imprescindible poner a una mujer al frente de la lista”.
-¿Y quién es la mujer que habéis elegido?
Lara no soltó prenda. Fingía no saber nada. Su inextricable colección de embustes se iba nutriendo día a día.
Y es que tras muchos años persiguiendo un puesto como el que ahora disfrutaba, no lo iba a arriesgar todo por un quítame esas pajas. Ser alguien en la sociedad malagueña cuando vives bajo la pesada sombra de un hermano listo (Francisco Javier Lara, decano del Colegio de Abogados de Málaga) fue siempre su objetivo. Primero lo intentó en la exclusiva Cofradía de Mena, la que procesiona cada Jueves Santo al Cristo de los legionarios. Su gozo en un pozo. Finalmente fue a parar al Opus Dei. No puede negarse que nuestro peculiar Don Guido ha hecho carrera desde entonces.
Volviendo a la misteriosa candidata número 1 al Congreso, pronto se resolvió el misterio. El nombre de una tal Patricia Rueda comenzó a correr como la pólvora. ¿Y quién era Patricia Rueda? Nadie del partido parecía conocerla… ¡excepto Lara! Las primeras informaciones de la candidata a dedo no tardaron en darse a conocer. Llevaba viviendo en Málaga apenas unos meses, había estado muy próxima al PP y dirigía el Museo Automovilístico y de la Moda, en ese momento en números rojos. A esos datos curriculares debemos unir su condición de mujer del director de COPE en Málaga.
El diario Sur fue el primero en dar la noticia, aunque con un dato inexacto. Patricia Rueda, en contra de lo que aseguraba su mentor Lara, no era aún militante de Vox. Ingresó en el partido dos días más tarde de oficializarse su candidatura a la Cámara baja.
¿Cómo es posible que una mujer apenas vinculada a Málaga, con un raquítico expediente curricular, con escasas dotes oratorias, con una magra formación política y sin estar siquiera afiliada a Vox, fuese la elegida para encabezar la lista de un partido que contaba entonces con personas mucho más cualificadas?
Como un derechazo al mentón, la pregunta, aunque sin tantos matices, le fue soltada a Lara en una reunión del Comité Ejecutivo Provincial.
Los guionistas de cualquier serie de humor habrían tenido una impagable fuente inspirativa con la respuesta de Lara en aquella tragicomedia.
“Hice una especie de ‘casting’. Me reuní con cinco candidatas, a las que obviamente no conocía, para hacerles una prueba y decidir cuál de ellas era la mejor para ser diputada”, dijo sin inmutarse.
Rojas y el resto de los reunidos no salían de su asombro. “Y si no conocías de nada a estas personas, ¿cómo entonces es que conseguiste dar con ellas?” ¿Quién te proporcionó sus datos y sus teléfonos? Ni la mejor empresa de Málaga tiene capacidad para una elección de tanta responsabilidad en tan poco tiempo”, le soltó el todavía secretario general, mientras Lara lo taladraba con la mirada.
Acorralado por sus mentiras y trampas, en esa misma reunión, Lara ofreció a su número dos el puesto 2 al Congreso. No lo aceptó y el puesto fue a parar a un miembro del Opus, Rubén Manso Olivar. Obras en Vox Málaga no siempre son amores.
Indignado por lo sucedido, mancillado su orgullo, Rojas tuvo esa noche su última intervención como dirigente de Vox. Según las informaciones recabadas de algunos de los presentes, dijo que no podría mirar a la cara a las personas que en toda la provincia había captado para Vox con el reclamo de un partido fiel a unos principios y valores, y también a la lealtad entre sus miembros. Lara lo había quebrado todo. Sostuvo que la lealtad no puede imponerse, que la lealtad es un acto de libertad donde uno mismo elige a qué o a quiénes ofrecer su compromiso, su respeto y su afinidad. Al fin y al cabo, nadie puede demostrar un firme respeto a los demás si primero no se respeta a sí mismo.
La decisión estaba tomada. José Manuel Rojas puso fin a una larga travesía a bordo del partido. Fue un fecundo viaje hasta que le tocó navegar en medio de las procelosas aguas del larismo, dominada por las ráfagas huracanadas de trampas y las oleadas de mentiras. Desde entonces vive feliz con su familia y su trabajo, siguiendo las elecciones internas de Vox con el mismo interés político de siempre. Lo que hay en juego es precisamente el cierre o no con doble llave de una etapa del partido que avergüenza a centenares de militantes y cargos que lo son o lo han sido.
José Manuel Rojas es el claro ejemplo de cómo Lara ha engañado y jugado con todos. Es la hora de saldar cuentas con él en nombre del más estricto sentido de lo que es justo y del más elemental concepto de la dignidad lacerada de tantos “josémanueles rojas” como han sufrido los envites de esos complejos existenciales que siempre ha tenido José Enrique Lara Peláez.
NOTA: AD ha intentado corroborar con José Manuel Rojas, no ya la veracidad de la información, de la que no tenemos duda alguna, dada la solvencia acreditada de nuestras fuentes, sino simplemente la exactitud y precisión de los datos y detalles expuestos. Rojas ha declinado cortésmente pronunciarse al respecto ni hacer declaraciones.
LO importante es poner a gente de acrisolada honradez y ferviente amor a la patria .Hay que limpiar el planeta de la basura que tiramos y conservando la hermosura que El Creador le dio. Hay que limpiar España de oportunistas que no tienen a la nación, a los españoles como fundamental tarea de su servicio. Queremos gente honrada y de buena fe.
VIVA ESPAÑA-VIVA EL REY FUERA AUTONIMÍAS QUE NOS DIVIDENi.
La de la foto del coche rojo tiene para mi un aspecto que hace pensar que el director de COPE en Malaga es una de esas personas capaces de perdonar un pasado como ex-empleada de lupanar jubilada. No digo que lo sea, solo que a mi me lo parece por la imagen que proyecta tras saberse que tiene menos curriculum que el que me trae las pizzas.
La gente con una capacidad extraordinaria para camelar al resto de gente puede tener un lado oscuro, y los que se arriman a puestos de poder, y relevancia social, del tipo que sea, por estadística, suelen ser de los malos, no de los buenos.