Por Luys Coleto- En Pasco, un lóbrego centro urbano ubicado en el condado de Tampa Bay, Florida, el alguacil local Chris Nocco ha desplegado un sistema que, basado en algoritmos y “tasas de criminalidad” de los ciudadanos que viven bajo su jurisdicción, “prevé” la posibilidad de evitar que se cometan delitos.

La brigada del pre-crimen

El sistema no funcionó. En la obra maestra de Spielberg, tampoco. El modelo, en lugar de ser descartado por el mero hecho de ser un irracional y absurdo híbrido de paranoia, distopía y vulneración de las más elementales libertades humanas, será implantado en otros estados yanquis.

Más bien al contrario, algunos ciudadanos con antecedentes fueron sistemáticamente “atacados” por la policía con controles, multas, registros e, incluso, detenciones arbitrarias e indiscriminadas.

La policía de Pasco lo proclama como un verdadero éxito. La verdadera motivación podría ser, en realidad, el densísimo pastelón de intereses de agencias de seguridad privadas que se benefician de este proyecto, que está destinado a durar mucho tiempo y a ser muchísimo más sofisticado de lo que es actualmente. En alianza con el opresor Leviatán.

Algunos ejemplos del horror

Rio Wojtecki, adolescente de 15 tacos, arrestado en su día por el robo de una bicicleta, fue sometido a controles policiales veintiuna veces. En ninguna de esas ocasiones encontraron nada pero, según argumenta la policía, dado que el sistema lo señaló como “sujeto de riesgo” – “target, objetivo” – hubo que verificarlo con anticipación.

Comenzaron, mientras, en Pasco, a pulular informes de multas por jardines mal conservados o por la ausencia de números en los buzones. Además, los “objetivos” de los controles no solo fueron las personas incluidas en la lista negra, sino también sus amigos y familiares, extendiendo la red de control y vigilancia predictiva de forma perpetua e indefinida. Y totalitaria.

Una pesadilla. En fin.