La política de Biden para Latinoamérica: legitimación a Maduro, acercamiento a Cuba y conflicto con Bolsonaro por el medio ambiente
El principal diario demócrata, The New York Times, publicó esta semana un artículo en donde detalla los planes del candidado demócrata Joe Biden para el continente latinoamericano en caso de ser electo como Presidente de los Estados Unidos este 3 de noviembre.
El artículo incluye entrevistas exclusivas a los principales asesores de Biden en política latinoamericana, que se encargan de aclarar que cualquier política hacia América Latina en un eventual gobierno demócrata estará marcada por un claro antagonismo a las realizadas por el presidente Donald Trump durante los últimos años, y también por un renacimiento de las políticas adoptadas durante el mandato del ex-presidente Barack Obama, aunque con ciertos matices.
El plan de Biden se centraría en tres ejes principales: la corrupción, el medio ambiente, y la fomentación de inversiones.
Biden y su equipo planean enfocar sus primeros objetivos en una región predilecta para el ex-vicepresidente: Centroamérica.
Mientras que el presidente Trump se enfocó en detener la masiva inmigración ilegal y tráfico de drogas proveniente de Centroamérica adoptando duras políticas de deportación y cumplimiento de la ley estadounidense, Biden se encamina a apostar por un abordamiento más laxo sobre el tema, contemplando las causas de la inmigración y hasta otorgando un subsidio de más de 4000 millones de dólares para la región.
Sobre las distintas dictaduras comunistas en la región, especialmente la de Nicolás Maduro en Venezuela, los colaboradores del candidato demócrata afirmaron que no está en sus planes seguir reconociendo a Juan Guaidó como el Presidente Interino de Venezuela, una medida que legitimaría la dictadura criminal de Maduro.
Además, en una clara muestra de ingenuidad, indicaron que no negociarán con el dictador Maduro una salida pacífica del poder, sino que esperan negociar con el dictador para que se comprometa a brindar elecciones justas y libres.
Lo mismo sucede con la dictadura castrista en Cuba, con quien Biden planea volver a comenzar el proceso de normalización de relaciones que había impulsado Obama durante su mandato. De esta manera, se revertirían las restricciones que Trump había impuestos a los viajes comerciales y las transferencias de dinero.
La política del presidente Trump hacia Latinoamérica se caracterizó por ser sumamente dura con los dictaduras comunistas que integran la región, aplicándole severas sanciones económicas a los régimenes de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, y volviendo a cortar toda relación posible con la cubana.
Biden no cree que estas medidas sean necesarias y planea quitarlas, lo que demarca un claro antagonismo en el pensamiento de ambos candidatos y un peligroso retroceso para la integridad institucional de la región.
En cambio, las políticas del candidato demócrata sí podrían ocasionar un cruce con el Presidente de Brasil, el derechista Jair Bolsonaro, ya que uno de sus más importantes propuestas en su plan de campaña es adoptar una dura postura ambientalista.
Durante el primer debate presidencial, Biden expresó su intención de crear un fondo internacional de 20.000 millones de dólares para preservar el Amazonas y dijo que Bolsonaro enfrentaría “consecuencias económicas” si no acata el plan.
Dicha postura llevó a que Bolsonaro emitiera un comunicado rechazando el plan de Biden y afirmando que “nuestra soberanía no es negociable”.
Jake Sullivan, principal asesor de Biden en politica internacional, afirmó que “no evitaría desafiar a Bolsonaro en asuntos relacionados con la degradación ambiental, la corrupción, y otros retos que enfrenta el presidente de Brasil”
Por último, otra de las claras disidencias que el plan demócrata expone es sobre cómo contrarrestar la influencia de China en la región.
En el año 2018, en la Asamblea de las Naciones Unidas, Trump brindó un histórico discurso que evocaba la correcta utilización de la doctrina Monroe, fundada en el siglo XIX bajo el lema “América para los americanos”, como modo de rechazo hacia la creciente injerencia china en Latinoamérica y en el mundo.
Biden retiraría, una vez más, esta doctrina, lo que podría desencajar en un dominio e intromisión total de China en las relaciones comerciales con el continente, que estaría a merced de los intereses del país asiático.