El sentido de la vida
“Necesitamos encontrar el sentido de la vida, porque eso nos instala en la seguridad y la confianza. Si no sabemos para qué estamos, avanzamos como los equilibristas, apoyados sobre un fino cable, oscilando entre inseguridades y miedos ( “Mujeres brújula en un bosque de retos: Ideas para superar la adversidad” de Isabel Sánchez).Esta interesante cita me hace pensar si no es la ausencia o pérdida del sentido de la vida, la razón fundamental de que tanto desconcierto, inseguridad y miedo invada hoy nuestras vidas y la de la sociedad en la que nos desenvolvemos.
Resulta sorprendente que sea la juventud de dos emblemáticas Universidades como son las de Granada y Salamanca las más transgresoras de las normas que intentan proteger su salud y la de sus familiares o conciudadanos. Puedo entender y entiendo que sean los jóvenes los más intrépidos, arriesgados y valerosos ante situaciones límite que se presentan a lo largo de nuestra existencia: guerras, manifestaciones, actividades deportivas etc. Es connatural a la edad en la que nos sentimos más inhibidos, rebeldes e incluso generosos para anteponer a nuestra propia vida, valores o empresas que nos exigen una gran capacidad de riesgo personal.
Pero lo que es incomprensible, es que sean la diversión o el consumo de alcohol y otros “alicientes”, los que nublen la visión de la realidad en la que viven y que ni siquiera sean capaces de advertir que sus irresponsables conductas contribuyen a dañar gravemente no solo la salud sino también el bienestar general de toda la sociedad a la que pertenecen. Esa misma irresponsabilidad es achacable también a quienes, a pesar de su edad mucho más madura, organizan reuniones privadas o familiares que demuestran también el escaso valor y aprecio hacia sí mismos y hacia la vida de los demás.
¿Es un problema de ausencia de conciencia por el mal que causan? ¿es el vacío moral de una sociedad enferma? ¿ es una evasión ante el miedo a la enfermedad, al sufrimiento y a la muerte? ¿es el resultado de una educación sin poso ni fundamento en las ciencias humanísticas? ¿está la sociedad occidental inmersa en una crisis de irracionalismo como afirma el intelectual y filósofo de nuestro tiempo George Steiner?
“Nuestro clima psicológico y social es el más infectado de superstición y de irracionalismo de todo tipo, desde el declinar de la Edad Media y quizás incluso desde la crisis del mundo helenístico” dice Steiner. ¿ Eran más más valerosos y generosos los millones de jóvenes que dejaron su vida por defender sus ideales o su patria en las grandes contiendas del pasado siglo, que nuestros jóvenes de hoy que irracionalmente ponen en riesgo sus vidas y las de sus compatriotas?
Creo que las respuestas a estos interrogantes se podría encontrar en la urgente necesidad de una reeducación en los fundamentos religiosos, filosóficos o históricos del hombre para que nuestros jóvenes y también los adultos puedan encontrar el sentido de su existencia, el de pertenencia a una comunidad y el sentido de sus vidas que los haga más fuertes y responsables ante la adversidad, el sufrimiento o incluso la muerte,
No nos aislemos en nuestro propio yo como hoy lo evidencian este tipo de conductas. Nos lo recuerda el Papa Francisco en su reciente encíclica “Fratelli tutti”: “Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante”