“El sistema político de los EEUU”, un ensayo del abogado de AD, Estanislao de Kostka, imprescindible para conocer la realidad norteamericana: El período precolonial (II)
Alerta Digital reproduce por capítulos el libro escrito por nuestro abogado jefe, Estanislao de Kostka, sobre el sistema político de los Estados Unidos de América, desde antes de sus orígenes hasta los inicios del siglo XXI.
El periodo precolonial
Estanislao de Kostka.- El sistema político estadounidense encuentra sus raíces en las tradiciones llevadas por los colonialistas desde Gran Bretaña, en los siglos XVII y XVIII. Su sistema jurídico-político, por tanto, se deriva de las ideas y las prácticas inglesas, encontrando sus fundamentos históricos en el Derecho Consuetudinario. Un sistema jurídico construido sobre decisiones judiciales y sobre precedentes acumulados durante más de dos siglos, a partir de las tradiciones inglesas de los derechos individuales forjadas con la Carta Magna de 1215, por la que el Rey estaba obligado a respetar la Ley y los Derechos de los sujetos, y a partir de la Carta Inglesa de los Derechos de 1689 (English Bill of Rights), que estableció garantías básicas como el derecho a ser juzgado por un Jurado o el derecho de petición al Gobierno.
Este marco jurídico-político permitió posteriormente sentar las bases de un sistema político caracterizado por la estabilidad y la continuidad. El régimen político estadounidense, a pesar de constituir una de las naciones más jóvenes del mundo occidental, representa uno de los sistemas políticos más antiguos y que ha estado sometido a menos transformaciones. Esta estabilidad política, sólo interrumpida por la guerra civil entre 1861 y 1865, es producto de un acto casi revolucionario, plasmado en la Declaración de la Independencia de 1776 y en la Constitución promulgada en 1789.
En este primer capítulo estudiaremos el período histórico previo a la formación de la nación estadounidense. Nos detendremos brevemente en los primeros asentamientos de los territorios norteamericanos y en el período que se inicia con la llegada de los primeros pobladores europeos. Éstos configuran un sistema social, político y económico original, pero obviamente arraigado a la cultura del viejo continente. Los nuevos asentamientos, constituidos como colonias dependientes de la metrópoli, lentamente inician un proceso inconsciente de independencia, frente a las potencias europeas. La lejanía de los territorios y la conciencia de la igualdad de derechos, conducen al proceso de emancipación política de los territorios y a la configuración de una futura unión de estados de América. Como veremos en este capítulo, la organización política colonial y las relaciones con la nación inglesa determinaron el devenir histórico-político de los nuevos territorios.
EL PERÍODO PRECOLONIAL
Los primeros pobladores de los territorios del norte del continente americano fueron grupos aborígenes procedentes del hemisferio occidental. Los antropólogos tienden a identificar dos grupos claramente diferenciados con origen en este hemisferio que llegaron a estas tierras: el primer grupo y el más numeroso, se asentó a lo largo de todo el continente americano: norte, centro y sur del continente, formando el grupo étnico que hoy denominamos americanos nativos; y, el segundo grupo, integrado por poblaciones que se asentaron en el Ártico que conocemos como esquimales, Inuits y Aleutes. Aunque ambos grupos parecen encontrar sus orígenes en Asia y han mantenido algunas afinidades físicas con algunas poblaciones asiáticas actuales, el largo aislamiento produjo un grupo humano diferenciado. Aquellos que se asentaron en los actuales territorios de Norteamérica y que formaron grupos humanos cultural y racialmente homogéneos, los conocemos como indios norteamericanos: siux, apaches, iroqués, inuites, etcétera. La distinción entre los asiáticos y los primeros pobladores norteamericanos hoy resulta evidente, sin embargo, en el norte oriental de Siberia y en el noroeste de Alaska, los indígenas poseen afinidades claramente identificativas.
Estos primeros asentamientos humanos en América del norte no se han podido fijar temporalmente con precisión, pero parecen haber tenido lugar hace aproximadamente 60.000 años. Sí parece haber más acuerdo entre la comunidad científica a la hora de indicar el norte como el lugar de entrada en las tierras americanas, como un paso natural de tierra formado como consecuencia del avance de los glaciares y de la bajada de los niveles del mar, que se correspondería en la actualidad con el estrecho de Bering que divide el continente asiático y americano. Una segunda llegada se produce alrededor del año 1000, cuando un grupo de vikingos islandeses bajo el mando de Leif Ericson navegaron la costa oeste de América del norte, hasta a un lugar que llamaron Vinlandia y que se correspondería con la actual provincia canadiense de Terranova. En este territorio se han encontrado vestigios de una pequeña colonia vikinga, que parece ser el primer asentamiento humano exterior en estos territorios, pero es probable que los vikingos también hayan visitado Nueva Escocia y Nueva Inglaterra, donde no lograron o no tuvieron intención de fundar colonias permanentes.
Cuando llegaron los primeros europeos a estos territorios a finales del siglo XV y comienzos del siglo XVI, los descendientes de los primeros grupos de población y las sucesivas olas de inmigración ya se habían extendido sobre el continente americano, desarrollado una gran variedad de culturas adaptadas al medio en el que se asentaron. En el momento de contacto de los europeos con las tierras de América del norte existían en torno a 240 unidades tribales diferenciadas, que se asentaban fundamentalmente en zonas como: el área ártica de Alaska y Canadá, la costa noroeste, la meseta occidental, la gran cubeta occidental, el área de las llanuras, la zona de los bosques orientales, California y el sudeste de la región.
Desde mediados del siglo XV la población y la economía Europea comienzan a recuperarse de las terribles pestes medievales y las largas guerras que habían devastado el occidente europeo durante casi un siglo, especialmente la Guerra de los Cien Años, 1337-1453. Europa entra en un período de transformación que afecta a todos los órdenes de la vida. En el ámbito económico el auge de la burguesía mercantil en las ciudades, hace surgir un incipiente capitalismo que se caracteriza por el aumento de la circulación monetaria, el nacimiento de la banca, el uso de la letra de cambio y la creación de corporaciones de mercaderes y lonjas en las que se centralizan las transacciones comerciales. En el ámbito político la burguesía comienza a dominar la vida local y se convierte en un sector que determina decisivamente la transformación política de los incipientes estados. En lo social el campesinado inicia su liberación de las relaciones de vasallaje feudales, mientras que la nobleza se ve obligada a adaptarse a la nueva situación político-social, derivada de la alianza entre la monarquía y la burguesía.
En este contexto de transformación europea, en el año 1453 el Imperio Turco conquista Constantinopla, lo que provoca la interrupción del comercio del Mediterráneo con Oriente y obliga a las naciones europeas a buscar nuevas rutas marítimas alternativas. Ante esta situación, las monarquías europeas se encuentran con dos alternativas para llegar a Oriente: la practicada por Portugal, que consistió en bordear la costa de África hacia el sur y navegar hacia el este a través del océano Indico y, la segunda, propuesta por Cristóbal Colón consistente en navegar hacia el oeste, basándose en la teoría de que la tierra era redonda. La sorpresa fue que antes de llegar a Asia, el marino genovés se encontró con un continente hasta entonces desconocido e inesperado: América, aunque moriría sin saber que se trataba de un nuevo continente.
Además de la necesidad derivada del dominio turco del mediterráneo son muchas las causas que incidieron en la búsqueda de rutas alternativas. Aunque éstas son complejas, se pueden resumir en las siguientes: la gran demanda de los productos procedentes de Oriente, especialmente las especias; la necesidad de encontrar oro y metales preciosos por parte de las naciones europeas para financiar sus actividades bélicas; los avances técnicos como la brújula y el astrolabio; el progreso en la construcción de navíos más aptos para navegar el Atlántico como la carabela y el perfeccionamiento de los mapas cartográficos; el fin de la Reconquista de la Península Ibérica, que dejó a portugueses y españoles sin tierras que conquistar; y, por último, la existencia de monarquías fuertes con gran tradición marinera en Portugal y España.
Los portugueses fueron los primeros europeos en promover la exploración y la colonización de nuevas tierras y, hacia 1487, ya habían explorado la costa occidental de África con Enrique el Navegante como gran impulsor. En 1497 Vasco de Gama cruzó el Cabo de Buena Esperanza y navegó la costa oriental de África abriendo rutas que más tarde le servirían a Portugal para llegar a la India. Con la llegada de Vasco de Gama a la India en 1498 y hacia el año 1500 de Pedro Álvares Cabral a la actual costa de Brasil en su viaje hacia la India, los portugueses sientan las bases de su Imperio en ultramar.
Aunque inicialmente con retraso respecto a los portugueses en las artes de navegación y en la exploración marítima, los viajes promovidos por la monarquía española rápidamente situaron a esta nación a la cabeza de los países europeos conquistadores. Tras ser rechazada la propuesta marítima de Cristóbal Colón por Juan II de Portugal, los monarcas españoles acceden a las pretensiones del marino genovés, quien entra al servicio de los Reyes Católicos.
Cristóbal Colón llega a Andalucía y, gracias a la ayuda de personas influyentes como los frailes franciscanos del monasterio de La Rábida, consigue firmar en Santa Fe, campamento militar de los Reyes Católicos en las proximidades de Granada, las capitulaciones en virtud de las cuales Cristóbal Colón monopoliza la acción colonizadora en el continente americano entre 1492 y 1498. Con las Capitulaciones de Santa Fe, Cristóbal Colón recibió el título de Almirante de la Mar Océana, Virrey y Gobernador de las tierras que descubriese, junto con la décima parte de las ganancias que su empresa alcanzara.
El marino italiano creyó erróneamente que podría llegar al Lejano Oriente navegando hacia el oeste desde Europa. Pese a los riesgos que entrañaba, el viaje se realizó con gran rapidez. Partieron del puerto de Palos el 3 de agosto y en seis días alcanzaron las Islas Canarias. Surcaron el océano Atlántico empujados por los vientos alisios y en treinta y tres días, el 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón y sus hombres tocaron tierra en la Isla de Guanahaní (San Salvador), descubriendo más tarde Cuba (Juana) y Haití (La Española). Hasta su muerte en 1504 Cristóbal Colón realizó tres viajes más a América, en los que recorrió las pequeñas Antillas, Jamaica, Puerto Rico y la costa de Centroamérica, pero nunca fue consciente de la verdadera importancia de su hallazgo. No supo que gracias a él, un nuevo continente entraba en la Geografía y muchas naciones en la Historia y, de hecho, siempre pensó que había llegado a unas islas situadas en la costa oriental de Asia.
Aunque Colón jamás alcanzó el Lejano Oriente, sí regresó a Europa con noticias de territorios descubiertos y con oro. Conscientes de la abundancia de metales preciosos que había en esos territorios, los soberanos europeos se apresuraron a reclamar para sí la mayor parte posible del territorio del nuevo mundo, junto con las riquezas que pudieran extraerse de él. Desde entonces y, en el lapso de 40 años, los aventureros españoles conquistaron un enorme imperio en el centro y el sur de los territorios americanos, fundando años más tarde las primeras colonias norteamericanas: San Agustín en Florida en 1565, Santa Fe en Nuevo México en 1609 y San Diego en California en 1769. Los Reyes Católicos se preocuparon enseguida de obtener los derechos de conquista y evangelización sobre las nuevas tierras, que el Papa Alejandro VI les concedió mediante la bula «Inter Caetera», pero que Portugal no llegó a aceptar. Finalmente, por el Tratado de Tordesillas firmado entre Portugal y España en 1494, el mundo se dividió en dos hemisferios: el oriental para Portugal y el occidental para España, estableciendo la línea de demarcación entre ambos hemisferios a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde.
Los primeros españoles que descubrieron las tierras del centro del continente se encontraron con pueblos indígenas muy diversos, algunos de los cuales ya habían alcanzado un notable nivel de organización sociopolítica, con un importante desarrollo urbano en el que se centralizaba el poder político, económico y religioso. Los principales pueblos indígenas organizados eran por entonces los aztecas, los mayas y los incas, que se extendían en dos extensas áreas geográficas: los aztecas en Mesoamérica y los mayas y los incas en la zona de la Cordillera de los Andes. Los primeros habían desarrollado una importante civilización situada principalmente en la península del Yucatán, mientras que los incas habitaban en América del Sur, extendiendo su civilización por los actuales países de Ecuador, Perú, Bolivia y una parte de Argentina. Las dos grandes civilizaciones y potencias políticas y militares de América caerían fácilmente en manos de los conquistadores, lo que se debió fundamentalmente a la superioridad técnica militar de los invasores que disponían de grandes naves, de armas de fuego y de armaduras, pero también a los conflictos internos en las sociedades indígenas.
Francia, acuciada con las guerras en Europa para conservar su propia integridad territorial, no pudo consagrar tanto tiempo y esfuerzo a la expansión como lo hizo España y Portugal. Hacia 1543 los franceses cesaron en sus esfuerzos de colonizar áreas del nordeste del nuevo mundo, fracasando a finales del siglo XVI en el intento de fundar colonias en Florida y Brasil, evidenciando en los albores de ese siglo, que España y Portugal eran las únicas naciones europeas que habían conseguido establecer colonias permanentes en tierras americanas.
Los ingleses, aunque deseosos de alcanzar los éxitos de los españoles y los portugueses, no consiguieron convertirse inicialmente en nación colonizadora. Reclamaban derechos teóricos sobre el continente norteamericano, basados en el viaje de John Cabot en 1497, pero tal demanda no fue defendida de forma efectiva durante el siglo XVI. Gran Bretaña confió su relación con el nuevo mundo a compañías privadas, cuyos intereses eran las relaciones comerciales y no la expansión territorial. Marinos como Francis Drake, que dio la vuelta al mundo en 1577 bordeando la costa occidental de América del Sur, Humphrey Gilbert que buscó una ruta norte a las Américas, o Walter Raleigh que navegó la ruta sur, iniciaron una serie de exploraciones marítimas dirigidas a establecer colonias permanentes en América del norte, aunque ninguno de los dos últimos lo conseguirá. Gilbert por desaparecer junto a sus cinco navíos y Raleigh porque poco después de fundar una colonia en la isla de la Roanoke, apareció destruida misteriosamente.
Durante los años que transcurren entre el fracaso de la colonia de Roanoke en 1587 y el asentamiento inglés en Jamestown en 1607, los ingleses debatieron la posibilidad de establecer nuevos asentamientos, conscientes de los beneficios que ello reportaría. Los argumentos a favor parecían claros: la necesidad de frenar la expansión española, las favorables repercusiones económicas y comerciales, la simple búsqueda de rutas marítimas comerciales alternativas a Oriente o la formación de territorios para la práctica religiosa libre.
Colon era gallego. Sin duda.
Francis Drake ademas de marino era pirata. Y lo venció un español, de Castropo, y acabaria muriendo poco despues
El artículo es magnifico sí, pero en que se fundamenta para afirmar que Colón era italiano y de Génova. No hay ningún documento al respecto y Colón nunca pronunció palabra alguna en italiano.
GOD BLESS AMERICA
Happy Thanksgiving Mr.Trump!!