Porque nunca aceptaré ponerme un trapo en mi boca que dañe mínimamente mi salud. Y, ante todo y sobre todo, porque jamás aceptaré una medida destinada en exclusividad a la sumisión psicológica. Y, faltaría más, porque soy mejor que ellos.

Los malos pueden y deben perder

Ellos, ilegítimas autoridades terroristas. Insultando a los que no toleramos su “democrática” tiranía ni las leyes que la legitiman. Carecen de argumentos. Lo saben. Con su comprada prensa lacaya, descalificando, humillando, denigrando. Con el indisimulado objetivo de escarmentar en público a inocentes y de aterrorizar a los disidentes. Y, de paso, volver más pastueña – si ello es posible – a la mayoría de la población. Cual autos de fe.

Ellos, abusando ilegítimamente del discutible monopolio de la fuerza para lograr objetivos (bio)políticos. Agendas de élites ajenas a nuestra patria. Siempre con sus opresores maderos y milicos, atentando y torturando a su propia población. Y deteniendo ilegalmente. Por motivos (bio)políticos. Y todo ello con la entusiasta colaboración, inmensamente mayoritaria, de una inexistente (In)Justicia que sabe a ciencia cierta que todas las decisiones que se están tomando desde marzo devienen flagrantemente ilegales…

…La guerra es y será dura, amarga, cruel. En Pamplona, hace escasos días, absolución de alguien que rechazó ponerse un bozal. Se puede y se debe ganar. En fin.