Se conmemora la redacción de la Carta Magna, que cumple 42 años. La cual ha sido vapuleada y no se ha cumplido ni en espíritu ni en texto. Que le pregunten a los cinco millones y medio de parados, ya que en la misma está reconocido el derecho al trabajo. O a los desahuciados, ya que en a misma está reconocida el derecho a la vivienda digna. O a los que creemos en una España unida, con los ataques feroces de independentistas y secesionístas, y sin una reacción clara del Ejecutivo, cuando en la llamada ley de leyes está bien claro lo que signifíca el Reino de España. Y así con todo su articulado.

Se ha antepuesto la deuda, el déficit y los intereses privados a las necesidades sociales. Así, por ejemplo, el derecho a la salud, que no todos lo tienen, se agrava con el copago, cuando desde la época del Fuero del Trabajo, era gratuita y universal. Han perdido muchos derechos que tenían los trabajadores desde hace medio siglo y hemos llegado cifra histórica de desempleados que se alcanzó el último mes.

Somos campeones europeos en desempleo y corrupción; en administraciones duplicadas y triplicadas, así como en políticos que no sirven para nada; en crear empresas públicas y semipúblicas para colocar a los amiguitos de los políticos de carrera que ejercen su profesión; la mayoría, unas horas a la semana; somos campeones en subvencionar a sindicatos, Ong’s y organizaciones empresariales, maestros en hacer desaparecer el dinero y aparecer en cuentas personales. En fin, una Carta Magna que está acartonada y tiene poca utilidad en la actualidad, para el día a día de los ciudadanos. Eso sí, los delincuentes, inmigrantes ilegales, y toda la gentuza se la conoce a la perfección, para poder exigir sus derechos constitucionales y civiles.

La Constitución tiene que ser modificada en favor de los derechos de nuestros compatriotas y en contra de la casta política que la utiliza a título de inventario.