“El sistema político de los EEUU”, un ensayo elaborado por el abogado de AD, Estanislao de Kostka, imprescindible para conocer la realidad norteamericana (VI): La guerra de la independencia
Alerta Digital reproduce por capítulos el libro escrito por nuestro abogado jefe, Estanislao de Kostka, sobre el sistema político de los Estados Unidos de América, desde antes de sus orígenes hasta los inicios del siglo XXI.
La guerra de la independencia
Estanislao de Kostka.- La mañana del 19 de abril de 1775, encontrándose reunido el Segundo Congreso Continental, seis compañías británicas se dirigían de Boston a Concord en busca de armas y con el objetivo de arrestar a los líderes rebeldes, pero los colonialistas que habían sido advertidos les bloquearon el camino y comenzaron los primeros disparos. La Guerra de la Independencia iniciaba su primera batalla. Aunque la Declaración de la Independencia del 4 de julio de 1776 era un anuncio hacia el mundo, las colonias unidas sólo fueron reconocidas por Francia y por Holanda. Para el resto de naciones, los estados americanos eran todavía británicas reveladas contra el Gobierno de la metrópoli y, de hecho, desde 1776 hasta 1781 las colonias unidas no tuvieron gobierno común, sino que eran trece colonias separadas.
La guerra tuvo desde sus inicios dos escenarios claros: el mar y las tierras norteamericanas. El poder naval resultaba vital, por lo que en octubre de 1775 el Segundo Congreso Continental autorizó la creación de la Armada Continental, cuya dirección quedaba bajo la autoridad del Congreso Continental. Comparativamente las fuerzas navales norteamericanas eran muy inferiores a las británicas. 16 No obstante, el poderío naval británico se vio amenazado con la entrada de Francia en la guerra, lo que permitió compensar el predomino naval británico. Los norteamericanos lucharon esencialmente en tierra con dos tipos de fuerzas: el ejército continental bajo autoridad del Congreso y las milicias estatales lideradas por oficiales electos. 17 Los inicios de la guerra fueron desfavorables para los colonos, pero su curso comenzó a cambiar en octubre de 1777, cuando las tropas británicas bajo el mando del General John Burgoyne se rindieron en Saratoga, en el norte del Estado de Nueva York.
Hasta principios de 1778 la Guerra de la Independencia fue una guerra civil dentro de las fronteras del Imperio británico, pero desde entonces y debido a la incorporación de Francia en 1778, 18 de España en 1779 y de los Países Bajos en 1780, la guerra adquirió una dimensión internacional y equilibró las fuerzas militares en guerra, trasladándose las luchas al sur de los territorios norteamericanos. En 1781, ocho mil soldados británicos al mando del General George Cornwallis fueron sitiados en Yorktown, en el Estado de Virginia, por una flota y por tropas de tierra francesas y por militares coloniales al mando de George.
Los británicos se rendían y poco después el Gobierno británico propuso la firma de la paz. El resultado fue el Tratado de París, firmado en septiembre de 1783, por el que se reconocía la independencia de los Estados Unidos de América y se otorgaba a la nueva nación todo el territorio al norte de Florida, al sur del Canadá y al este del río Misisipi.
La Guerra de la Independencia terminaba dos años después de adoptar los Artículos de la Confederación. La incipiente nación consiguió sobrevivir a la guerra, a pesar de la poca ayuda recibida de su Gobierno central. Los largos años de lucha y el colapso del sistema colonial británico, llevaron a un debilitamiento del espíritu nacional y a una depresión económica, incrementada por la suspensión de la ayuda financiera al Gobierno central por parte de la mayoría de los estados. El Gobierno central carecía de poderes en política exterior, si bien la mayor parte de los problemas a los que se enfrentó bajo los Artículos de la Confederación, fueron consecuencia de la ausencia de poder impositivo sobre los individuos y de autoridad para regular el comercio.
Las dificultades de las relaciones comerciales entre los estados provocaron en las clases adineradas la demanda de la formación de un gobierno nacional fuerte, garante de la seguridad comercial interestatal. La situación económica de los estados tras la guerra no fue fácil, a lo que contribuyó también la independencia económica del Imperio británico y los aranceles que los estados establecían en sus fronteras.
En Massachusetts la imposición de contribuciones estatales tras la depresión de la posguerra, hizo que se sublevaran algunos granjeros acuciados por las deudas, quienes a finales de 1786 emprendieron actos dirigidos a impedir la celebración de subastas judiciales. Las revueltas, conocidas como la Rebelión de Shays, duró hasta 1787, año en el que fueron reducidos por un ejército formado para este fin. Estos incidentes alertaron al resto de los estados y contribuyeron en buena medida a extender la necesidad de crear estructuras políticas más fuertes, más eficaces y que representaran al conjunto de los estados.
La opinión se generalizó entre las cámaras legislativas estatales y finalmente decidieron enviar delegados a una convención, que debía reunirse en Filadelfia, tras una reunión preliminar en Annapolis, con el objetivo definido de revisar los Artículos de la Confederación.
(CONTINUARÁ)