La indignidad de Pablo Iglesias
Por José Manuel Otero Lastres.- Como seguramente sabrán, Pablo Iglesias viene sosteniendo una campaña mediática en la que para defender a los líderes catalanes secesionistas condenados a presión no duda en desprestigiar a España, de cuyo Gobierno es Vicepresidente. Recordarán, en efecto, que afirmó que si me dicen que los líderes políticos de los dos partidos que gobiernan en Cataluña están uno en la prisión y el otro en Bruselas, “me están describiendo los hechos”. Añadió que estas personas no han puesto bombas, no han disparado contra nadie” Y concluyó que, como vicepresidente del gobierno español tengo que reconocer que por tal razón “no hay una situación de plena normalidad política y democrática en España”.
Sobre estas palabras del vicepresidente del gobierno español ha habido muchas intervenciones, casi todas, como era de esperar, en contra de la opinión del Vicepresidente. Justamente hoy el Club de Opinión “La España que reúne” ha difundido un manifiesto, titulado “Cesar en la infamia: Pablo Iglesias debe ser sustituido”, del que merecen destacarse los siguientes pasajes. Comienza diciendo el manifiesto que España tuvo ministros de todo tipo. Pero lo que no había tenido nunca hasta ahora es un gobernante que no creyera en la dignidad democrática de su país y que se pusiera del lado del crimen.
Agrega el comunicado que ya fue doloroso el ultraje cuando Pablo Iglesias comparó la situación de Carles Puigdemont y su holgada estancia balnearia en Bruselas, fugado de la justicia española tras su fallida agresión al orden constitucional, con la de miles de compatriotas que dieron en el exilio, casi siempre miserable, a menudo atroz, tras la victoria franquista.
Pero lo que resulta de todo punto inadmisible es que el Vicepresidente se permita, en plenas elecciones catalanas, declarar que en España «no hay una situación de normalidad democrática plena», socavando la imagen de nuestro país en un momento en que sus credenciales democráticas se ven oportunistamente puestas en duda por un ministro extranjero. A la injuria –continúa el manifiesto- se suma así la deslealtad, con sus propios compañeros de gobierno , con todas las instituciones del Estado y con una inmensa mayoría de españoles, que seguimos apostando por la democracia nacida en 1978, dispuestos siempre a cambios y reformas que la mejoren, haciéndola más integradora y participativa.
Por todo lo que antecede, los miembros del citado Club de Opinión al que pertenecen demócratas que han dado pruebas incontestables de ello, piden el inmediato cese del Vicepresidente Iglesias, una “una persona cuya única virtud conocida es la demagogia y cuya única vocación es el frentismo”. Las palabras tienen consecuencias. La democracia española no se puede permitir la presencia de un pirómano en el Consejo de Ministros. Ante la historia quedará la responsabilidad de quien lo nombró.
Ha habido también reacciones a favor de las palabras de Iglesias, pero son muy escasas y absolutamente parciales,ya que proceden de la propia formación política que lidera, de las que cabe destacar las dos siguientes. Un vídeo de Unidas Podemos en el que reúne imágenes que, a su juicio, demuestran esa “anormalidad”. Basta ver el montaje videográfico para advertir que en el vídeo faltan las imágenes que revelan la anormalidad como las del secesionismo del 1 de octubre y que sobran otras que pertenecen al pasado y que no pueden servir para medir el nivel democrático actual de nuestro país.
La otra es la intervención de Pablo Echenique que ha dicho que su jefe “debe dar gracias de que el Estado no lo envenene con Polonio”. Seguramente, Echenique no ha caído en la cuenta de que los que envenenan con polonio son los suyos, Putin y compañía. Los demócratas parlamentarios y constitucionalistas no son los que envenenan, lo hacen los que defienden la llamada “democracia popular”. Ejemplos de envenenamiento por polonio de disidentes rusos hay varios. Tal vez al valorar la calidad democrática de España Pablo Iglesias la midió con los parámetros de una “democracia popular”. Y si fuera así tiene razón: aún no hemos alcanzado el nulo nivel de democracia que hay por ejemplo en Rusia, China , Corea del Norte y Venezuela por poner algunos ejemplos, países éstos de cuya normalidad democrática el vicepresidente no dice absolutamente nada. De ser éste el nivel democrático (su ausencia) al que aspirarán los comunistas de Unidas Podemos… ¡¡¡ojalá que no lo alcancemos nunca!!!!
Dignidad este personaje , diga in,in indignidad.
Que efecto de bondad puede la sociedad española esperar de este indebido
que va alabar y honran a criminales de ETA.
Que se puede esperar de este indebido cuando esta a favor de quien quieren
convertir a ESPAÑA EN REINOS DE TARIFAS. Ó REPUBLICANOS DE TARIFAS
BRILLANTE ARTÍCULO, QUE SUSCRIBO TOTALMENTE.
Un gobierno que tiene un vicepresidente, que está en contra del propio gobierno del que formanparte él mismo, como viepresidene y ministro, y su querida, no es propiamente un gobierno, SINO UN DESGOBIERNO O MALGOBIERNO, o, si me apuran un poco, UN GOBIERNO TRAIDOR A ESPAÑA Y A LOS ESPAÑOLES.
Cuyo es el caso que nos ocupa, y nos preocupa, y mucho.