¿El último Papa?
José Francisco Serrano Oceja.- No se trata aquí ni de la profecía de Nostradamus, ni de las fantasías escatológicas de ayer y de hoy. Les voy a hablar de la pugna entre Nietzsche y Benedicto XVI y de un libro sobre lo que le está pasando en nuestro tiempo. El filósofo de «la muerte de Dios» escribió en «La gaya ciencia»: «Por eso subí a estas montañas, para concederme de nuevo volver a disfrutar de la fiesta, como debe ser para un viejo papa y padre de la Iglesia (porque sepa que soy el último papa)». El viejo y último papa estaba de retiro, porque el Dios al que había servido ya estaba muerto.
Acaba de publicarse esta semana uno de los libros más lúcidos sobre la situación cultural del presente. Se titula «¿El último papa de Occidente?» (Encuentro). Su autor, Giulio Meotti, sostiene la tesis de que Joseph Ratzinger es un coloso derrotado en sus esfuerzos por salvar la civilización occidental. Su pontificado fracasó, el nihilismo parece convertirse en el único destino de Occidente. En esta lucha se le agotaron las fuerzas y esto explica la causa última de su renuncia. Si Occidente colapsa, imagínense en qué manos caeremos.
Vivimos en una Europa que parece caminar a ciegas, asediada, sofocada y amenazada desde dentro. Padecemos una enfermedad de la que es difícil predecir su curso. Nuestras sociedades agonizan por la falta de natalidad, pero también de languidez multicultural. Estamos llegando a una etapa terminal de descristianización. Los datos son alarmantes. La ausencia de coraje es el rasgo más llamativo del agotamiento espiritual. El catolicismo está cansado y esclerotizado, reducido a minoritario pragmatismo humanista. La Iglesia se ha convertido en un reconocido servicio social o un consuelo en los funerales. Ha perdido la memoria del compromiso con una cultura gestionada en el espacio público. Como afirma Remi Brague, «estamos en el lecho de muerte de Europa».
No me extraña que haya quien piense que Ratzinger fue aquel «último papa de Occidente» profetizado por Nietzsche. Sin embargo, el viejo profesor y papa nos ofreció las herramientas para superar esta crisis. Y todavía estamos a tiempo