Al diputado Rubén Manso: “No permitas que Rueda y Sevilla utilicen tu prestigio para lavar su mala imagen”
AD.- La misión del diputado Rubén Manso en este trance que vive Vox Málaga es, sobre todo, representar dignamente a todos sus votantes malagueños y alejarlos de ese designio al que quieren llevar el partido sus peores tutores. Rubén Manso es un economista de prestigio y un hombre admirado y querido por quienes han tenido el privilegio de tratarlo. Su sentido de la lealtad y su bonhomía lo convierten en un buen exponente de lo mejor de la política. En las recientes elecciones catalanas, mientras otras eligieron el camino más próximo a Baqueira Beret, con el pretexto de echar una mano a los compañeros catalanes del partido verde, Rubén Manso decidió que su sitio estaba en Tarragona, en compañía de la mayoría de los militantes de Málaga que se desplazaron a Cataluña. Ese gesto le granjeó la admiración general y también nuestro respeto.
No exagero si apunto que Rubén Manso posee una de las mejores cabezas de todo el partido, y que por ello no tiene que cifrar sus expectativas políticas exhibiendo postureos y declamando banalidades que en la dirección de Vox Málaga son sintomáticos de su profunda degradación política. Más allá de sus sobresalientes cualidades intelectuales, Rubén Manso es una persona entrañable y es por ello que se sienta entrañablemente unido al destino de España. Y si además sabe interpretar los sentimientos de la militancia con elegancia y sobriedad, sin aspavientos ni malos modos, su papel en medio de este desastre causado por la Gestora de Vox Málaga resulta decisivo.
Ocurre sin embargo que ahora se intenta utilizar el prestigio inmaculado y bien ganado de Manso para que sirva de lavado al descrédito que otros atesoran, comenzando por la penosa diputada Patricia Rueda, que es a su compañero de bancada lo que Hannibal Lecter al veganismo.
Para mañana viernes está anunciada la presencia de Manso en la Vega Maestanza para conocer de primera mano las inquietudes de los vecinos afectados por la ubicación de la depuradora Guadalhorce-Málaga norte. Acudirá junto a los parlamentarios andaluces Eugenio Moltó y Ana Gil. La visita ha sido anunciada en redes sociales, a instancias de su responsable, José Rodríguez. Nos ha extrañado que junto a los ilustres parlamentarios se adjunte el nombre de la concejala en Benalmádena Gema Carrillo. Muchos se hacen lenguas acerca de la fascinación que la edil siente por Manso. Fascinación política, se entiende, y que no desaprovecha la ocasión de su cercana presencia, lo entendemos. Pero lo que se entiende menos es que la irrelevante concejala aparezca en el pasquín. Tan ridículo como si en un cartel taurino aparece el nombre del maletilla junto a la de los diestros.
Esto, que no deja de ser una ridícula frivolidad, no es nada en comparación con la anunciada visita de Manso a Marbella, el próximo sábado, para participar en una mesa informativa del partido. Me permita Rubén Manso una amistosa advertencia: quien tiene el prestigio y la adhesión de los militantes de uno y otro bando no puede prestarse al juego de servir de coartada a un personaje tan señalado como Antonio Sevilla, títere de la que tu y yo sabemos que mueve los hilos. Y aunque es mucho más difícil entender a esta Gestora que enardecerse con la visita de la suegra, mi deber es advertirte también que el coordinador zonal Fernando González, denunciado por una presunta estafa, es otro de los que compartirían con ellos mesa informativa. ¿Puede Rubén Manso prestarse a formar parte de este impresentable exhibicionismo expiatorio de Antonio Sevilla y Fernando González?
A los que dicen que Vox Málaga es una viña sin amo, a los que repiten la vaciedad de que los políticos se encubren entre ellos, bastaría con señalarles al diputado que se negó a ceder su dignidad a quienes habían perdido la suya. Reflexiona y actúa en consecuencia, Rubén Manso. De ti depende. De ti y de nadie más.